martes, 21 de junio de 2016

La imaginación al poder

Las décadas de 1960 y 1970 se caracterizaron -entre otras cosas- por la irrupción masiva de la juventud en los escenarios políticos, sociales y culturales, tanto a nivel internacional como nacional. La Plata no fue la excepción, y encontró en La Cofradía de la Flor Solar a una de las expresiones más genuinas de esos movimientos juveniles. Conformada por integrantes de diversas disciplinas, éste grupo podría asimilarse a lo que hoy se denomina colectivo cultural, y es quizás el germen de ciertas experiencias actuales en la ciudad.

Por Sebastián Bertelli y Nacho Corzo

Palabras más, palabras menos, la mayor parte de los archivos ubican la gestación de La Cofradía a mediados de la década del ´60, de la mano de un grupo de estudiantes pertenecientes a la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Nacional de La Plata. Lxs mismxs habían logrado ganar el centro de estudiantes de dicha facultad, encabezando a una agrupación independiente de izquierda, de tendencia anarquista.

Sin embargo, poco duró la gestión, ya que el acoso continuo de las autoridades académicas -incentivado además por el golpe de Estado dado por el General Juan Carlos Onganía en 1966- motivaría el abandono de la facultad por parte del grupo, pero no así su disolución como tal. Muy por el contrario, podría afirmarse que aquí comienza la verdadera odisea.

Una vez fuera de la institución, el grupo opta por seguir junto, y por eso deciden irse a vivir en comunidad, y alquilan una vieja casona en 13 y 41. El gesto en sí no parece muy significativo, pero teniendo en cuenta la época y el conservadurismo reinante, irse a vivir hombres y mujeres bajo un mismo techo, suponía una afrenta a todos esos valores que se consideraban necesarios y correctos por aquel entonces.

¿Quiénes formaban La Cofradía? El grupo era por demás heterogéneo. Entre las varias personas que lo conformaban, pueden nombrarse a Isabel Vivanco (escenógrafa), Salvador Kalékin (escritor), Morcy Requena (músico), Marta Pedemonte (artesana), Hugo Pascua (músico-artesano-luthier), Meneka Hikis (periodista), Ana Barreda (fotógrafa-cineasta), Ricardo Cohen (artista plástico), Kubero Díaz (músico) y Raquel Maidana (artesana).

Además, La Cofradía era visitada frecuentemente por artistas amigxs, muchxs de lxs cuales se convirtieron posteriormente en engranajes fundamentales del rock argentino, que por aquellos días empezaba a dar sus primeros pasos. Pasaron por esa vieja casona músicos como Eduardo "Skay" Beilinson, Jorge Pinchevsky, Alejandro Medina, Javier Martínez, Billy Bond, Claudio Gabis, Rodolfo García e incluso el propio Luis Alberto Spinetta.

No resulta extraño entonces que la expresión más tangible de esa experiencia haya sido una banda de rock, que llevaba como nombre -valga la redundancia- La Cofradía de la Flor Solar. Esta banda debutó el 12 de septiembre de 1968 en el auditorio de Bellas Artes en La Plata. Al año siguiente, lanzarían el simple "Sombra fugaz por la ciudad", lo que marcaría su debut discográfico, grabado para el sello VIK, una rama de la multinacional RCA.

En 1970 participaron del "B.A Rock", y compartieron escenario con grandes bandas, como Moris, Manal, Almendra y Vox Dei. Esta participación les abrió las puertas para grabar su primer disco, que sería editado en el año 1971, por la compañía local Microfón, y bajo la supervisión de Billy Bond. Este disco -de nombre homónimo- sería el último registro musical, hasta 1997, cuando algunos de sus miembros volvieron a juntarse para revivir la experiencia. Pero esa ya es otra historia.

Si bien, como se mencionaba más arriba, la banda de rock fue la experiencia artística que más trascendencia tomó dentro de la comunidad, lejos estuvo de ser la única. Ricardo Cohen -mejor conocido como el "Mono" o "Rocambole", y por ser el dibujante de casi todas las tapas de los álbumes de Los Redondos- afirmó en reiteradas ocasiones que lo que buscaban era generar una obra de arte total, que combine diversas ramas del arte, como la música, la danza, la poesía y la pintura, y así interpelar a los sentidos de múltiples formas.

Un ejemplo de ello fue la obra de teatro "La mezcladora de cemento", llevada a cabo en el Instituto Di Tella, que consistía en la adaptación de un cuento de Ray Bradbury. Esta obra planteaba como escenario una invasión de marcianos a la Tierra que terminan siendo captados por el consumismo, y haciéndose adictos a la Coca – Cola y a los helados. Es decir, se vuelven consumidores, y terminan por ser ellos mismos los invadidos.

La obra además era musicalizada en vivo por la banda, al mismo tiempo que se proyectaban imágenes con un proyector de aceite casero que habían construido lxs propixs integrantes de La Cofradía cortando por la mitad dos proyectores de diapositivas comunes, y poniéndoles un motor y un disco en el medio.

Además, para solventar los gastos de la casa y la vida comunitaria, se armó un taller de serigrafía, donde se realizaban afiches y carteles para diversos espectáculos de la ciudad. También se iniciaron talleres de artesanías, y se "inauguraron" las ferias en las plazas. Los músicos hacían su aporte tocando en diferentes bailes populares, o alquilando sus equipos de sonido para fiestas o eventos similares, y organizando conciertos en la vía pública. Incluso se fabricaban sus propios instrumentos. A grandes rasgos, podría decirse que La Cofradía comenzó a poner en práctica lo que hoy se conoce como autogestión.

¿Qué era lo que había detrás de todas estas actividades? ¿Existía algún tipo de sustento ideológico? ¿O se trataba más bien de una serie de improvisaciones realizadas por un grupo de hippies descontentos con la sociedad, y con el sistema en general?

Bueno, evidentemente algo de descontento había, pero afirmar que se trataba de una serie de improvisaciones es otra cuestión. Existía por detrás de todas las acciones una concepción del arte como vehículo transformador de la sociedad. No era la búsqueda de la belleza lo que movía a lxs cofrades, ni ninguno de esos valores enaltecidos por el arte burgués. El motor lo impulsaba la posibilidad de crear un mundo mejor del que les tocaba en suerte. Era la alternativa a la cultura imperante: la contracultura.

Decir que La Cofradía estaba influenciada por ideas dadaístas o surrealistas -esas que terminaron dando origen al Mayo Francés del 68- quizás sea un poco arriesgado. En aquellos años no existían las posibilidades de comunicación actuales, y no era sencillo estar al tanto de lo que sucedía en el resto del mundo. De hecho, muchos de lxs cofrades afirmaron en diferentes oportunidades que no tenían ni idea qué era lo que estaba pasando en el resto del mundo. Sin embargo, sí es verdad que sobrevolaba un espíritu de época, y que este grupo, aún sin saberlo, encarnaba varias ideas que sostenían ese espíritu.

¿Qué proponía el surrealismo? En primer término, como todo movimiento que pretende ir contra lo establecido, proponía la transformación social. Lo que diferenciaba al surrealismo de otro tipo de movimientos contemporáneos a él, fue que desde su perspectiva esa transformación podía ser realizada desde el arte. Dicho de otro modo, se concebía al arte como un modo de lograr la subversión del orden social establecido. Desde cualquier punto de vista, el surrealismo siempre intentó ser una revolución.

Santiago Rial Ungaro, en su libro "Surrealismo para principiantes", deja muy claro que era lo que se pretendía:

"Su finalidad es transformar la vida a través de la liberación de la mente de todas las restricciones tradicionales que la esclavizan. La religión, la moral, la familia y la patria se convierten así en instituciones a revisar. Apelando al poder del subconsciente, el surrealismo se vale de la irracionalidad, de la vida onírica e incluso de la locura para entrever qué pueden deparar los territorios inexplorados del espíritu humano".

Y agrega además:

"El surrealismo intenta (y a su manera consiguió) realizar un quiebre cultural con toda una serie de obras, actitudes y manifiestos en los que su furibundo desprecio hacia la sociedad y la cultura burguesas se expresa de forma lapidaria. A la vez que sabe plantear una posición firme y activa, el surrealismo también se dedica a rescatar, con pasión y entusiasmo, otras ideas, otras voces y otros ámbitos, en los que otros personajes, a menudo oscuros e ignorados, ofrecen desde sus obras nuevas posibilidades para cambiar la vida y transformar el mundo".

Muchas de estas ideas pueden encontrarse en el trayecto biográfico de La Cofradía. Claro que los fines políticos existían, pero los caminos para lograrlos eran otros. Caminos que se alejaban de una militancia más tradicional, asociada a partidos o estructuras políticas, y que se inclinaban hacia una militancia desde el arte y la cultura. Posiblemente este grupo haya logrado sintetizar de la mejor forma esa conjunción -no siempre visible, y muchas veces negada- que se da entre el arte y la política.

¿Qué paso con La Cofradía? Terminó por disolverse en 1972, cuando en una serie de operativos reiterados de la policía terminó por dar el golpe final al grupo. Hubo quienes optaron por viajar hacia el viejo continente, y continuar allí con la experiencia cofrádica. Unxs pocxs migraron hacia otros países de Latinoamérica, y otrxs tantxs se radicaron en diferentes provincias del país, como Mendoza, Neuquén y Entre Ríos.

Sin embargo, no todo lo que se desarma deja de existir. Así como hay fuegos que no se encienden frotando dos palitos, hay otros que resplandecen y dan calor más allá del tiempo. La experiencia que trasciende su época es quizás la única genuina, y es por eso que no puede terminar de perecer. De eso saben bien todas las luchas sociales.

Lo que La Cofradía de la Flor Solar puso en práctica fue una alternativa de vida, donde se priorice lo comunitario y la propiedad colectiva por sobre el individualismo, donde el arte sea un fin en sí mismo, pero que además motorice cambios que lo excedan. La Cofradía sembró una semilla en esas grietas que el sistema no puede llenar. Y lejos de marchitar, esa semilla germinó, y hoy florece alimentada por el sol de nuevas experiencias artísticas contraculturales.


De aquellos polvos, futuros lodos

Así como no puede afirmarse categóricamente que La Cofradía haya crecido al calor de las ideas del dadaísmo y el surrealismo, tampoco sería correcto aseverar que ésta última haya dado pie a las nuevas experiencias contraculturales. Sin embargo, sería ingenuo creer que lxs cofrades no allanaron un poco el camino en esta cuestión de autogestionarse y disputar los sentidos desde otro lado. Son, de algún modo, el embrión de todo eso, y, tal vez, parte de la inspiración del Circo Social Escaramujo, de Arte al Ataque y de Hagamos Lo Imposible. Si bien éste último nació en Quilmes, actualmente tiene un fuerte desarrollo en la ciudad de La Plata.

Lo que sigue a continuación son una serie de entrevistas realizadas a los tres colectivos antes mencionados que trabajan desde el arte y la cultura en la ciudad de La Plata. Los mismos comparten una serie de características comunes: son autogestivos, contraculturales, heterogéneos y realizan sus actividades en la ciudad de las diagonales.


Circo Social Escaramujo

Este circo funciona desde hace ya varios años en el Galpón de Tolosa. Más precisamente, es en el 2008 cuando se realizan los primeros entrenamientos, pero será recién en el 2011 cuando, luego de la llegada de Agustín Cura y María Eugenia, comienza a encausarse definitivamente una propuesta de circo social. A partir de ese momento nace el Circo Social Escaramujo, nombre que se debe a la célebre canción de Silvio Rodríguez.
Las funciones siempre se llevan a cabo con un concepto político de cambio social, y aunque están ancladxs en el barrio de Tolosa, buscan ampliar los límites del circo y llegar a otros lugares de La Plata y la provincia. Lxs artistas del Escaramujo no andan por el centro de la ciudad, se van a la periferia, a los barrios.
Actualmente, la familia del Escaramujo es muy escléctica, pero cuenta con pilares fuertes: Leandro, Nico, Brenda Mauri e Iván. Estos dos últimos nos esperan en la puerta del Galpón, nos reciben con un mate, y empiezan a contarnos de qué se trata esta experiencia.

OV: ¿Cuáles son los objetivos del circo?

Iván: Lo que hacemos es tratar de llevar al circo no sólo como un espectáculo, sino también tratando de arrastrar en la escena un discurso de cambio social, o tratar de llevar la herramienta pedagógica que es para nosotrxs el circo, a partir de nuevas conceptualizaciones de socialización, de respeto, de compañerismo, de cuidado, de atención, de disciplina.

Todos valores que nosotrxs entendemos fundamentales a la hora de formarse como sujeto o agente social desde otro lado, que no va en contra de lo que es la escolaridad, sino que es otra escolaridad la que se propone y que acompañaría esos otros procesos, para poder generar sujetos reflexivos y críticos.

OV: ¿Por qué eligen militar desde el arte?

Iván: Creo que lo que enarbolamos desde el comienzo fue esto de tener objetivos políticos, y esos objetivos políticos cuadraban dentro de un montón de comisiones políticas partidarias, pero lo que desde el circo siempre entendimos es que la independencia política-partidaria permitía un mayor acceso de gente. Al no estar adscriptos a ningún movimiento político puede venir quien quiera y va poder aportar desde su lugar.

OV: ¿Qué actividades están realizando?

Mauricio: Talleres hacemos siempre. Generalmente es gente que se acerca al espacio con alguna propuesta de taller anual, semanal o a veces hasta un solo día intensivo.
Nosotrxs somos bastante de ir a variettés y ese tipo de eventos. Nos ocupamos de conocer gente fuera de La Plata, como para que también se conozca el espacio por fuera de la ciudad. Últimamente se está dando que gente de otras provincias, y hasta de otros países, se enteran de lo que estamos haciendo acá. Para el último encuentro de malabaristas que hicimos acá, vino gente de Uruguay, Paraguay, y de ahí surgen un montón de cosas para hacer.

Iván: También hacemos funciones. A veces nos invitan, personalmente a cada unx, porque ya nos conocen, y otras veces es por boca en boca, alguien que se entera de lo que hacemos y consigue un teléfono, o nos escriben al facebook. Es como un entramado social muy grande que se fue generando que hace que los puntos de encuentro sean mucho más sencillos.

Después también hacemos una varietté por mes. Está la "Varietté escaramuja y amigos del otro lado de la autopista", que la empezamos a hacer con esta idea de traer gente de capital o que viva en capital. También están las "Variettés galponeras" que tienen un formato no tan cirsense, pero que igualmente siempre algo de circo hay.

El año pasado implementamos durante los días lindos una especie de feria, donde la gente traía sus puestos gratis, y nosotros vendíamos comida, hacíamos funciones de circo y también talleres al aire libre. También hubo una FLIA el año pasado, y además se dan seminarios.

Mauri: El año pasado también, a raíz de un contacto de Agustín Cura, que es trabajador social, terminamos en el Pabellón de Madres de la Unidad 33 del Penal de Mujeres, y este año estamos yendo a hacer una función el último viernes de cada mes. Ese espacio lo usamos para festejarle el cumpleaños a lxs nenxs que cumplieron años ese mes. Haber llegado a la cárcel con el circo para mí es increíble.

Iván: Llegar a un barrio y que te digan tu nombre es algo maravilloso. Porque capaz fuiste solamente tres veces a un barrio, y les quedas grabado, porque les generaste algo, y te generaron algo. Y eso es lo trascendental: cuando se puede generar esa relación humana que trasciende el mero espectáculo. Ahí está para mí el éxito.

OV: ¿Cómo se financian esas actividades?

Mauri: Todxs necesitamos comer (risas). Al principio lo hacíamos a la gorra, ahora planteamos una especie de canon de $50 mensuales, pero con esa plata podes participar de todos los talleres semanales.

Iván: Es una especie de bono contribución en realidad, y el que puede lo pone. Esta buenísimo que la conciencia de la construcción sea no sólo venir a participar sino que también se sepa que hay un gasto. Y está bueno que cuando cada unx venga el lugar este limpio, bonito, que huela bien, lo básico. Cuando empieza a generarse esa conciencia es lindo.

Este año recién implementamos el uso de la cuota, y parece mentira, pero siendo muy poca plata al Galpón le vino muy bien porque hay cosas que se resuelven fácil: todos los meses tenes papel y detergente.


OV: ¿Tienen relación con otros colectivos sociales, culturales o artísticos? ¿Realizan actividades en conjunto?

Iván: Tenemos relación con la gente de Resistencia Cultural Barrial, y con el Olga Vázquez. También tenemos buena relación, sobre todo porque chicos que son del circo trabajaron en la herrería que hay ahí. Con la gente de La Gran 7, que eran y algunos son todavía de acá también.
Además tenemos relación con gente de algunos sectores políticos, como por ejemplo el grupo de autoconvocados de Quebracho, porque compartimos el predio y porque si precisamos andamios o cosas así, no tienen problema en prestarnos.

Mauri: En general, tenemos más relación de persona a persona, más que de colectivo a colectivo. Pero la cuestión es que además siempre cambia: los grupos se agrandan o se achican, gente que va, que viene, entonces pasa que el contacto que vos tuviste hace dos años en algún centro ahora ya no está.

Iván: Siempre estuvo la idea de organizar algo en conjunto. Pero cuesta mucho coordinar porque cada centro tiene ya sus actividades.

OV: ¿Que opinión tienen respecto a la gestión cultural del municipio?

Iván: La Plata es una ciudad con una gran apuesta a todo lo cultural. Por más que esté en desacuerdo, y por más que a Bruera lo deteste, en pocos lugares de Argentina tenes tanta libertad para hacer cultura. La gestión está pensada para la familia de clase media, que va a la Universidad, que tiene el auto, que no sufre problemas económicos a fin de mes.

El aspecto cultural no tiene que ser sólo diversión. Tiene que haber diversión, pero tiene que ser accesible para todxs. Si la feria del libro se hace en el Dardo Rocha, para que Bruera o quien carajo sea se saque una foto, se está limitado el acceso a la cultura.

Mauri: Saber que traen Abel Pintos por el cumpleaños de Los Hornos, y saber que se gasta un montón de guita en eso, y también entendernos a nosotros como espacio autogestionado, te genera un montón de cosas. A 20 cuadras está el barrio El Mercadito y nunca entró un espectáculo de circo y nadie del municipio nos ofrece ninguna facilidad para llegar ahí.

OV: ¿Por qué eligen como modo de trabajar y de militar a la autogestión?

Iván: Nosotrxs decidimos decir y hacer por nosotrxs. Lo que elegimos no es una alternativa de vida, sino un modo de vida, y el único que entendemos para poder subsistir en este espacio. La autogestión no es una alternativa, es la única vía. Sino tenes que negociar, y si negociás perdés, así que nosotrxs elegimos no negociar.




Arte al Ataque

El Frente Popular Darío Santillán – Corriente Nacional tiene sus militancias culturales y artísticas, y éstas son encarnadas y puestas en práctica la mayor parte de las veces por Arte al Ataque. Este colectivo se formó hace siete años, a partir de la necesidad de articular todos los trabajos de orden cultural que se venían realizando, y también para sumarle cierta creatividad a las marchas y otros eventos similares. En definitiva, Arte al Ataque surge por la necesidad de armar un espacio de cultura, y empezar a debatir hacia lo interno de la organización las problemáticas culturales de la ciudad.
En este momento son diez personas las que conforman el colectivo. Ocho de ellas se encuentran en La Plata, y las dos restantes están en una brigada en Venezuela, activando una articulación cultural y nuestra americana llamada "América Late". El equipo está integrado por personas formadas en diversas disciplinas como la fotografía, carpitería y escenografía, entre muchas otras.
Llegamos hasta el Centro Social y Cultural Olga Vázquez, donde nos esperaban Jana, Meli y Salvador, para contarnos de qué se trata esta experiencia. Mientras la lluvia arremetía feroz sobre los techos, se encendía el grabador y comenzaba la entrevista.


OV: ¿Ustedes estaban al tanto de otros colectivos que estuvieran interviniendo desde el arte?

Meli: Sí, en esa época se habían empezado a conformar más grupos, como Los Hermanos Tello, Cien Volando, Luli, Chempes... En ese momento ya había mucha movida de colectivos culturales que recién iban apareciendo. Ahí se armaban muchas movidas para activar en conjunto.
Tomamos otras experiencias, pero creo que cada colectivo fue haciendo su propio camino en la práctica, y también con los sujetos que fueron habitando los grupos, porque eso va cambiando con el tiempo, a veces hay más artistas plásticos, otras veces más fotógrafxs, o historiadorxs, o gente de comunicación. Entonces las intervenciones se van pensando en función de las características de las personas que en ese momento integran el colectivo.

OV: ¿Cómo se decide en qué actividades se va a intervernir, y cuál va a ser la forma de esa intervención?

Jana: Siempre las actividades o las intervenciones puntuales en un principio estaban muy ligadas a las fechas, sobre todo las marchas. Lo más fuerte que tenemos es esta cuestión de ocupar el espacio público. Ningunx acá es expertx en ningún tipo de área. Volamos muy alto cuando pensamos ideas de intervención y después vamos bajando a la realidad.

Meli: Depende de lo que vaya saliendo en realidad, y si hay algo que no sabemos hacer, nos damos maña y lo hacemos.También es un desafío el hecho de que nunca tenemos plata, y aunque ya estamos acostumbradxs y la remamos con lo que sea, no deja de ser una limitante.

OV: ¿Sólo intervienen en el espacio público?

Jana: En un principio sí, y por eso era más fácil seguir una agenda también donde estaban las fechas en las que teníamos que salir a la calle: el 24 de Marzo, el Día de la Mujer, La Noche de los Lápices, fechas que además movía el Frente como organización.
Con los debates que se fueron dando al pasar los años en relación a la cultura popular, intentamos generar nuestras propias fechas para intervenir, generalmente en el espacio público, pero apuntando a otro lado.
Por ejemplo hace dos años intervenimos para el día del niño: hicimos una Barbie y la pusimos frente a una juguetería. Apuntamos a la deconstrucción del día del niño en sí, y también a la compra de los juguetes y a los valores que se fomentan con los juguetes sexistas.
Después tenemos intervenciones que van por otro ámbito. Hemos ido a los barrios a hacer talleres y murales, y también hemos estado en mercados populares. Si bien el espacio público es nuestro fuerte, y es lo que más se conoce de nosotrXs, tenemos otro tipo de accionar que por ahí está más invisibilizado, pero que apunta a una deconstrucción en relación a la cultura.

OV: ¿Qué actividades realizan en los barrios?

Meli: Lo más fuerte que hemos tenido en cuanto a la articulación con los barrios fueron los talleres de creación popular que se dieron en el marco de "América Late". Trabajamos siempre en barrios de La Plata, pero fuera del cuadrado, y también en Berisso.
Hay que entender que cuando vamos a un barrio y pintamos un mural es una actividad puntual, y no todo se tiene que traducir necesariamente en eso. La problematización o la deconstrucción de la cultura va por otros lados. No es solamente el arte, sino que atraviesa todas las prácticas sociales en las que nos movemos, y tiene que ver con cómo nos constituimos también.
Esto de ir a un barrio a plantear una discusión y problematizar lo que es el capitalismo o el patriarcado no necesariamente se traduce en un mural o un festival. Hay una concepción bastante amplia de intervención.

OV: ¿Tienen relación con otros colectivos de La Plata? ¿Realizan actividades en conjunto?

Jana: Sí, por ejemplo en el Festival por la Cultura Popular, que generalmente hacemos el 21 de septiembre, como forma de contracultura y respuesta a esos mega shows de Plaza Moreno, siempre generamos articulaciones con otros centros culturales de La Plata.
Este año lo más fuerte que tenemos en cuanto a articulación es la RECA, que es la Ronda de Espacios Culturales Autogestivos, que nació a principio de año. También Desbordes es una buena articulación. Ahora también estamos articulando con gente del Teatro Argentino.
Además formamos parte del ENECA, que es una articulación a nivel nacional de diferentes espacios y centros culturales.

OV: ¿Por qué eligen esta forma de militancia?

Jana: Creo que algo bueno de la militancia cultural es su transversalidad. Si bien nosotros formamos parte de un espacio de cultura y apuntamos más a eso, tenemos incidencia en una amplitud de temas en los que podemos tener acción. Podemos salir a intervenir por los espacios culturales y autogestivos y contra el cierre de ellos, como podemos salir a intervenir por el feminismo, la precarización del laburo y por tierra y vivienda. Creo que eso es lo piola de la militancia cultural.

Meli: Es muy transversal. Podés decontruir desde el lenguaje, desde la comunicación, desde diferentes luchas y sectores, y generar una idea de intervención desde todos esos frentes. Por eso es que decimos que la cultura no es solamente lo que pasa dentro de un museo, sino que está en todos lados.

OV: ¿Que opinión tienen respecto a la gestión de la política cultural por parte del municipio?

Meli: Es un reflejo de la política o la coyuntura a nivel nacional. La municipalidad ve la cultura como el entretenimiento de las masas y gasta una guita desproporcionada en shows, y a los artistas independientes les cuesta un montón encontrar un espacio. Ese es el tipo de concepción que se tiene de la cultura, que va unido a la cultura capitalista del consumo.

Salvador: Hay una imposibilidad también de llegar. El aparato burocrático está dispuesto a bajarte con un caño cada vez que te queres acercar. Siempre se habló de una necesidad de tener una interlocución, pero no hay una figura dentro del municipio que intente resolver eso.
Por suerte, independientemente de todo eso, hay un montón de gente que quiere hacer cosas y que se está juntando.

Meli: Entendemos que no siempre van a ser bien recibidas nuestras intervenciones. Pero de alguna manera intentamos frente a eso poder dar el debate y dialogar, y que lo que hacemos no se entienda como vandalismo, o al menos empezar a cuestionar ese tipo de conceptos que van en contra de las expresiones populares.




Hagamos Lo Imposible

Este colectivo surge hace seis años atrás, en la ciudad bonaerense de Quilmes, de la mano de un grupo de amigxs que querían aportar al cambio social a través de la cultura. En un principio apuntaron hacia un trabajo barrial, y luego fueron sumando artistas: músicxs, escritorxs y pintorxs que fueron encontrando en HLI un espacio para unificar sus luchas y reivindicaciones.
Ya en 2013, junto con una serie de organizaciones y agrupaciones con las que ya venían trabajando en forma articulada y que eran del mismo territorio, pero que tenían otras especificidades -estudiantiles, terciarios y secundarios sobre todo- deciden unificarse y formar el Frente Juvenil Hagamos Lo Imposible.
En febrero de este 2015, HLI apenas contaba con cinco integrantes en La Plata. Hoy, al momento de realizar esta entrevista, ese número se ha quintuplicado: ya son 25 personas.
En el patio del Centro Cultural y Político AwkaChe, mientras la tarde dejaba impacientemente su lugar a una noche de invierno, nos reciben Facundo y Laureano. Desde la pared, los delgados retratos de Julio Cortázar y Raymundo Gleyzer observan el encuentro en el cual los integrantes del Frente Juvenil Hagamos Lo Imposible (HLI), van a contarnos de qué se trata este movimiento. Nos acomodamos y una ronda de mates da inicio a la charla.  

OV: ¿Por qué eligen militar desde el arte?

Laureano: Siempre dijimos que nuestro eje y nuestra especificidad es lo cultural en sentido amplio, es decir, que nosotrxs utilizamos herramientas artísticas, de comunicación y de todo tipo para hacer nuestro laburo, que no es otro que aportar a procesos organizativos.
Va relacionado con las reivindicaciones que nosotrxs empezamos a tener, el primer Centro Cultural, se llama Raymundo Gleyzer, claramente con una postura política del arte. Gleyzer era un cineasta que decía “yo hago cine porque hago política, hago política a través del cine, es mi herramienta, mi arma”. Él se nuclea dentro del FATRAC (Frente de Artistas y Trabajadores de la Cultura) y era militante del PRT, después es desaparecido. Reivindicando su figura, se crea el primer centro cultural.

Facundo: Además, en nuestro vínculo con lxs artistas, comunicadores y trabajadores de la cultura, intentamos y logramos dejar atrás, no sólo las relaciones capitalistas de trabajo sino también las utilitaristas, planteando una relación directa con lxs talleristas y sin que haya una jerarquización del espacio, sino que lo vamos construyendo mano a mano.
En ninguno de los espacios culturales que tenemos como HLI se cobra entrada, partiendo de la base de que no son espacios exclusivos, nosotrxs no dejamos a nadie afuera y aportamos a la construcción de la autogestión del trabajo cultural y los espacios culturales.
A su vez entendemos que hay que sacar el arte y las expresiones artísticas del casco urbano y por eso, sobre todo en Quilmes donde HLI tiene más desarrollo, apostamos a la construcción de centros culturales en los barrios.

OV: ¿Cuáles son los objetivos que se proponen como organización?

Facundo: Nosotrxs vamos en contra de la mercantilización de la cultura, con la idea de aportar a un cambio radical en el mundo, creemos que el sistema capitalista no da para más y que a través de la cultura se puede aportar a los procesos organizativos de la clase trabajadora.

OV: Además de La Plata ¿en qué otros lugares tiene desarrollo HLI?

Laureano: Estamos divididos en regionales, que son los lugares específicos donde laburamos. Además de la regional de La Plata, también tenemos regionales en Quilmes, Capital, Varela, Avellaneda, San Fernando y Lanús. En Quilmes está el espacio más grande, que tiene ya un gran desarrollo, siendo un actor político dentro del municipio.

OV: ¿Qué actividades están realizando?

Laureano: Hay dos proyectos que estamos tratando de llevar a cabo como todo HLI. Uno es la Escuela Popular de Arte, que está en un barrio de Quilmes, es precaria, con paredes de chapa, pero funciona y lo hace dando talleres de teatro, de circo y en una barriada; y a su vez, otro proyecto muy bueno es Cronistas Populares, que es periodismo villero, un poco más amplio que algunos de los proyectos similares que hoy ya existen, porque intenta trascender pero además nuclear juventud sobre todo, entendiendo la comunicación social no sólo como el periodismo, sino como las distintas maneras de expresión, comunicación, producciones audiovisuales e intervenciones artísticas.
También estamos haciendo dos talleres en dos barrios distintos: Altos de San Lorenzo y Tolosa y estamos activando en el Centro Cultural y Político AwkaChe. Estamos encarando además un proyecto de alfabetización y la creación de una biblioteca popular, también en Altos de San Lorenzo.

OV: ¿Tienen relación con otros colectivos culturales, artistas o políticos?

Facundo: Sí, hemos participado y participamos actualmente, de distintos procesos que se fueron dando acá en La Plata, sobre todo en Desbordes en relación al 2 de Abril. Participamos también en los inicios de la conformación de la Red de Espacios y Centros Culturales y ahora estamos tratando de intervenir en la movida contra el enrejado del Teatro Argentino.

Laureano: Hace cuatro años, junto con otras organizaciones hermanas con las que nos encontrábamos día a día, en la calle y en las luchas cotidianas, decidimos que debíamos darnos procesos de unidad, por lo que terminamos creando la Corriente de Organizaciones de Base La Brecha. Somos muchas organizaciones y eso nos da la posibilidad de potenciar nuestro laburo, y activar y poder dar una multi-sectorialidad a las actividades que cada organización lleva a cabo.

OV: ¿Que opinión tienen respecto a la gestión cultural del municipio?

Facundo: Nosotros vemos que la cultura en la ciudad está bastante bastardeada y que encima tiene cada vez más escollos por parte del municipio, con la privatización de los espacios culturales y la persecución de los mismos, eso sucede por ejemplo, en lo que hace poco fue la Feria del Libro, una feria anunciada por la municipalidad con bombos y platillos que excluyó a todas las editoriales independientes de La Plata, a todas absolutamente, editoriales que vienen trabajando hace años y que tienen un renombre en el país.
También los aniversarios de las distintas barriadas con bandas de afuera, pagadas con centenares de miles y dejando de lado a una Ciudad en la que no podes contar cuantas bandas hay, así como nosotrxs, este año, no podíamos contar cuantos centros culturales existen en La Plata.

Laureano: Con relación al Estado, y sin entrar ahora en una caracterización, nosotrxs somos independientes, no recibimos nada del Estado, y si recibimos, es porque lo conseguimos en un proceso de lucha, así organizamos cada cosa que necesitamos. Por eso lo que buscamos es que no termine solamente en una ley, para nosotros no se soluciona con eso, se soluciona con saldos organizativos, la lucha en la calle y la unidad de las organizaciones.


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