En las siguientes lineas pretendemos compartir algunas sensaciones
cotidianas que como estudiantes nos invitan a reflexionar acerca del rol que
cumplimos dentro del ámbito educativo, como también respecto de la sociedad en general.
Para comenzar es preciso resaltar que los estudiantes llegan a la
universidad luego de un paso previo por diversas instituciones educativas de
menor grado, pero no por ello menos influyentes en la adquisición del
conocimiento. La educación, en manos de los órganos burocráticos de poder, es
un instrumento fundamental para moldear a su gusto la formación de los
estudiantes, de modo que el estado de cosas se mantenga inalterable, sin
cuestionamientos; para ello es necesario minimizar el desarrollo de las capacidades
humanas, inmovilizando el saber a través de métodos autoritarios y verticales
de enseñanza, logrando con esto, entre otras cosas, formar sujetos alienados
que piensen lo justo y necesario para mantener la estabilidad del sistema
imperante, extinguiendo el pensamiento crítico y transformador que caracteriza
a un espíritu joven; "si no existe una vinculación espiritual entre
el que enseña y el que aprende, toda enseñanza es hostil y de consiguiente
infecunda"(1).