“Porque nosotros, hombres de ciudad,
estamos acostumbrados a un espacio de dieciséis metros cuadrados. A la
oscuridad de los departamentos. Y a todo lo francamente abominable que el
progreso, la tacañería de los propietarios y los digestos municipales han amontonado
sobre nuestras cabezas. En cambio, estos pueblos…”
“Pueblos de los alrededores”, en
Aguafuertes porteñas, 31 de marzo de 1929.