José Luis Mac Loughlin es un representante social del arte desmitificado. Instrumenta la realidad
a través de la fotografía, cansado de esa concepción abstracta y distante de la
realidad social que impera por los pasillos de Bellas Artes. Socializa su
cámara para retratar los matices de la desigualdad, los rostros de los
olvidados, esos lugares de dónde los políticos se mantienen distantes. Les da
una identidad.
Las fotografías no son más que un ejercicio de la libertad de expresión. Una herramienta para la protesta, sin cacerolas, sin ruidos. Él permite que las fotografías hablen por si solas. Y en esta entrevista habló y nos dejó hablar, nos escuchamos y aprendimos. Y junto con nosotros en la larga noche, además de los vinos y las cenizas desparramadas en la mesa, estuvieron Freud y Lacan, Cortázar y Borges, Bonanza y Chiquito –vecinos de La Bagliardi-. Todos juntos admirando. Todos juntos cuestionándonos. Todos juntos escuchando una imagen.
Las fotografías no son más que un ejercicio de la libertad de expresión. Una herramienta para la protesta, sin cacerolas, sin ruidos. Él permite que las fotografías hablen por si solas. Y en esta entrevista habló y nos dejó hablar, nos escuchamos y aprendimos. Y junto con nosotros en la larga noche, además de los vinos y las cenizas desparramadas en la mesa, estuvieron Freud y Lacan, Cortázar y Borges, Bonanza y Chiquito –vecinos de La Bagliardi-. Todos juntos admirando. Todos juntos cuestionándonos. Todos juntos escuchando una imagen.