Es sabido que hace un poco más de una década se dieron en nuestro continente distinto tipos de gobiernos dispuestos dar batalla al imperialismo y transformar sus realidades, nos hemos hermanado, entendiendo que la lucha y organización hay que disputarla junto a los pueblos vecinos marcados por una misma historia de explotación, dictaduras, sangre y dolor.
Cada región con sus particularidades políticas e históricas, algunos más reformistas que otros, intentaron gambetearle a este sistema capitalista, en más de una ocasión. Y si para muchxs de nosotrxs no alcanzaba con esa “gambeta”, si más de unx soñamos con poder dar el batacazo final y levantar otro tipo de proyecto político, de relaciones sociales, de humanidad, lxs gorilas vuelven aparecer. Pero ahora las puertas de las jaulas se abrieron de otro modo. No necesitan de “golpes duros”, su socios son los medios de comunicación, la batalla cultural mediática y hasta la posibilidad de presentarse a elecciones y ganar con el “voto popular” respaldados por la bendita “democracia”.
Hoy Argentina vive la “revolución de alegría” maquillada con globos amarillos que intentan tapar los más de 100 mil trabajadorxs despedidxs, el arreglo con los fondos buitres -con ayuda de varias fuerzas políticas que antes “representaban” al pueblo- condenándonos a una deuda que se ha de pagar con nuestro sudor, así como tarifazos y, por las dudas, un protocolo anti piquete que se ataja de poder cagarte a palos cada vez que salgamos a luchar por lo que es nuestro.
Por Juliana Arias - Fotos Paula Rivas.
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