martes, 22 de marzo de 2016

"Ajuste o Hiperinflación. No Hay Alternativa"


"La deuda en su forma actual es una reconquista de África sabiamente organizada, para que su crecimiento y su desarrollo respondan a unos niveles, a unas normas que nos son totalmente extrañas. De manera que cada uno de nosotros se convierta en un esclavo financiero, es decir, simplemente un esclavo de quienes han tenido la oportunidad, la astucia, la trapacería de invertir sus fondos en nuestros países con la obligación de que los reembolsemos. Nos dicen que honoremos la deuda. No se trata de una cuestión moral. No es una cuestión de ese pretendido honor de reembolsar o no reembolsar" – Thomas Sankara (1987)


Hace unos dias, se escuchó decir a Macri en su entrevista con Luis Majul que, en caso de que no se apruebe el acuerdo con los fondos buitre, habrá: “Ajuste o Hiperinflación. No hay alternativa”. Pero no, definitivamente no. Igual entiendo su concepción. En su forma de pensar tiene total lógica. Para lograr el desarrollo, primero hay que pagar. Pagar primero, para seguir pidiendo.

Me sorprende que se hable tan holgadamente de emitir un bono (o varios) por un monto de alrededor de 12.000 millones de dólares para pagarle a los fondos buitre y luego volver a endeudarse para “invertir” en “el país” (nunca se aclaró desde el gobierno cuáles son los sectores estratégicos en los que hay que invertir) y así ¿crecer? No, definitivamente no. Ni en el mejor escenario puede llegar a pensarse que Argentina tenga posibilidades de repagar una deuda de ese monto.

Salvo que, dicha deuda se aplique al servicio de la producción y de los sectores estratégicos del país, y a saldar la deuda del Estado con el pueblo. Pero este no será el caso. La historia argentina nos muestra una y otra vez que cada vez que hubo endeudamiento en dólares, lo único que financió es la fuga de capitales. En términos más corrientes, esos dólares prestados permitieron que tanto las multinacionales como otrxs tantxs argentinxs saquen sus ganancias (en pesos) del país, convirtiendo sus ganancias en billetes verdes y depositándolos en el exterior.

Todo esto, lamentablemente, ya pasó antes y lo sabemos. Y por eso lo necesario de la lucha. Por eso mismo, decir que es la única alternativa para “zafar” del ajuste, es una gran hipocresía. Más bien, una mentira. Primero, porque el ajuste ya empezó. Despidos en el sector público y privado, más tarifazos para muchxs por un lado, mientras que se le da exenciones impositivas a las exportaciones agrícolas, mineras e industriales a unos pocxs. Será obra de la casualidad, pero son en su mayoría sectores económicos concentrados que se beneficiaron con la devaluación.

Entonces, ¿cómo se entienden dichas medidas en un contexto de “ajuste”? La nueva administración no ha sido clara en este punto aún. A la vez, si “no hay alternativa”, qué sucede con la alternativa de avanzar en la integración de cadenas productivas con los vecinos de NuestraAmerica, y prestar especial atención a la situación económica de Brasil, país hermano con el que compartimos un pasado y compartiremos el futuro. Tal vez también quiso decir que la alternativa de la agricultura familiar y el trabajo cooperativo no son una opción para el desarrollo del país. A eso se le puede sumar que gravar la renta financiera y derivados para subsidiar préstamos para las clases populares y las pymes tampoco son un camino a seguir Como tampoco lo será el sueño de un Banco del Sur al servicio de las necesidades del sur del continente y la desdolarización de las transacciones internacionales, al menos, dentro del Mercosur. Y me imagino que un dólar subsidiado para los importadores industriales y gravar con un impuesto la compra de dólar ahorro no estuvo ni cerca de ser una continuar siendo una medida.

El horizonte rápidamente se va despejando. El ajuste lo pagan, en parte, trabajadorxs del sector privado que se encuentra con un gobierno que no le pone frenos a los despidos, mientras que en el sector público se despide a lxs trabajadorxs precarizadxs, cuya situación de vulnerabilidad fue obra de los 90s, política luego continuada por kirchnerismo y aprovechada en la ocasión por el macrismo. Lamentablemente, nunca se propone que “el ajuste” venga del lado de rebajar los sueldos de ministrxs, asesorxs, jueces, funcionarixs y legisladorxs, mucho menos reducir la cantidad de autos oficioales, o almuerzos de recepción, o la venta del helicóptero presidencial.

Y volviendo al tema buitres, si es que existe una oferta para estos fondos, es aquella que los invita a formar parte del 93% que si aceptó la reestructuración de una deuda odiosa y fraudulenta, repagada varias veces ya por todos los gobiernos constitucionales posteriores a la dictadura cívico-militar, y que además, nunca fuera investigada por el gobierno de turno a pesar del fallo del juez Ballesteros en el año 2000. El kirchnerismo no solo dejó pasar una oportunidad histórica, sino que además allanó previamente el camino “negociando” el repago de la deuda con el Club de París y pagando los juicios del Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones del Banco Mundial (CIADI – BM), donde, entre otras, se le pago a Repsol por la expropiación de YPF 5.000 millones de dólares (haciendo caso omiso de los años de vaciamiento que el mismo gobierno kirchnerista denunció y que motivo la expropiación).

De esta forma llegamos a este punto, donde no acatamos el fallo de un juez argentino pero si el fallo de un juez de Nueva York, que además, solicita derogar leyes votadas por el Congreso. ¿Con qué criterio un justicia pesa más que la otra? Ahora, el último impedimento para la vuelta “gloriosa” a los mercados internacionales de deuda sería la votación afirmativa del Senado, donde se sellaría otra entrega de soberanía. Esa sería la vuelta a los mercados, salvo que, la lucha del pueblo sea escuchada y se le ponga fin a la dependencia y al repago de la deuda eterna.

Por Martin Nicolas

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