Director: Ernesto Daranas
Seríamos pocos
sinceros con quienes lean esta crítica, si primero no hacemos un marco
aclaratorio de por qué queremos recomendar esta película. Quienes escribimos
tuvimos la suerte de viajar unos 20 días por Cuba, y casi desde que dimos
nuestros primeros pasos en tierras de guajiros y cañaverales, la recomendación
de ir al cine a ver Conducta se
volvió moneda corriente. Tuvimos a favor demorarnos unos diez días en ir a
verla, tiempo que nos sirvió para mínimamente entender algunas cuestiones
propias de la idiosincrasia de tan glorioso pueblo.
Adentrándonos ya en la
obra, Conducta transcurre en La Habana,
pero bien podría ser parte de una historia filmada en Buenos Aires, San Pablo,
o cualquier otra gran urbe de Nuestramérica.
El relato tiene como protagonistas a Chala y Carmela, un niño de 12 años
y una maestra escolar próxima a jubilarse. Cabe aclarar queen el Sistema
Educativo Cubano, los niños mantienen durante toda la primaria (6 años) a la
misma maestra, por lo cual se desarrolla una relación maestra-estudiante tan
fuerte como la relación madre-hijo. Y
como en toda relación de este tipo, el cariño y los enojos se van entrecruzando
en los caminos.
Chala vive con su
madre drogadicta y el fantasma de un padre al cual no conoce. Para mantenerse,
es Chala quien debe comportarse como un adulto, trabajando como criador de perros
de pelea y cuidando a su madre, mientras que cumple los deberes de todo pibe:
ir al colegio, jugar y enamorarse.
El quiebre de la
historia se da a raíz de un incidente que sufre Carmela, por el cual debe
reposar unos días en su casa. Esto desnuda un montón de situaciones que están
sucediendo hacia el interior del aula, que cuando la figura de Carmela estaba
presente, todo parecía estar en armonía.
A los reiterados conflictos
protagonizados por Chala -Carmela, siempre su fiel defensora hacia fuera,
aunque no escatimaba retos cuando quedaban los dos solos- hay que sumarle la
tensión sobre Yeny, la mejor alumna de la clase, inscripta ilegalmente por la
maestra, ya que ella y su padre eran de Oriente. Los palestinos -forma despectiva de decirles a quienes viven en el
lado más humilde y acogedor de la isla- no pueden residir en otras regiones a
menos que blanqueen su situación laboral. Y este hombre, reciclador urbano, se
fue a La Habana en búsqueda de un poco de oxígeno económico, historia que se repite
en todo nuestro Continente; la falsa federalización y el poder concentrado
capitalino.
Por lo tanto, el
desamparo de los pibes en el aula, el rol de una maestra suplente que no logra
entender el día a día de ese grupo, y una inspectora que ejerce cada vez más
presión para que los “niños que se portan mal” sean derivados a una Escuela de
Conducta, hacen que el hilo se corte por la parte más delgada. Y aquí quien
paga la consecuencia es Chala.
Sus compañeros y su
maestra son su familia. A la falta de amor brindada por los padres ausentes
(uno físico y otra espiritual), se la combatía con el cariño dado en el aula. Al
momento en el cual Carmela intenta regresar a dar clases y se entera que Chala
fue derivado, hacen que lleve adelante una cruzada en busca de la restitución
del pibe a su colegio originario. En el medio de todo, burócratas insensibles y
obsecuentes, que en pos de no enfadar a ninguna autoridad, no permiten que nada
se corra un centímetro de un dogma que está quedando viejo y debe ser renovado.
El ejemplo más claro
de esto es también la parte más fuerte del film: muere el marido de Carmela,
catequista de una Iglesia de la zona, muy querido por muchos de los alumnos.
Yeny, decide dejar en la pizarra del aula una imagen de una Virgen. Carmela la deja
sabiendo que se está jugando su puesto. Los inspectores le ruegan que la quite,
que saben que están completamente prohibidas las imágenes religiosas en las
escuelas. Más allá de lo que podamos pensar nosotros sobre esto, la valentía de Carmela de dejar lugar a la
libre expresión de los estudiantes, es una clara analogía de lo que una gran
porción de la juventud cubana está reclamando.
Resulta innecesario
seguir contando la película, porque las palabras quedarían inútiles para tanto
que sucede. Sí, es nuestra tarea recomendar que la vean, que la critiquen, que
se cuestionen. Internet se utiliza para cosas banales generalmente, pero
también puede hacer que lleguemos a obras como esta. Hace varios años, otra
película cubana logró romper con un tema tabú en la isla, como es la
homosexualidad:“Fresas y Chocolate”, hizo que muchas partes del pueblo se
cuestionaran las prácticas discriminatorias. No quedan dudas que Conducta,
es reflejo del cine polémico y comprometido con el humanismo revolucionario,
que tanto tiene para aportar a la sociedad cubana y latinoamericana.
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