Seguir resistiendo, para vivir bien

Lejos de los noticieros más mediáticos, lejos de las cámaras y los reflectores, y lejos también de los titulares de los diarios más vendidos del país,el tema de la construcción de una autopista sobre el Parque Pereyra Iraola (PPI), ubicado entre Capital Federal y La Plata, no causó demasiado revuelo en las agendas nacionales, y apenas se lo mencionó en las locales. Desde Otro Viento te contamos de qué se trata.

El Parque Pereyra Iraola(PPI) fue creado en el año 1949, por el presidente Juan Domingo Perón, para, según sus propias palabras,“salvar este tesoro forestal y artístico estratégicamente implantado entre Buenos Aires y La Plata”.Este dato resulta bastante irónico si tenemos en cuenta que la autopista que pasaría sobre dicho parque, llevaría el nombre del ex-presidente.

Actualmente, el parque se extiende sobre 10.246 hectáreas y abarca a los partidos de Florencio Varela, Berazategui, Ensenada y La Plata. Es la zona de mayor biodiversidad de la provincia, y fue reconocida por la UNESCO, que en el año 2008 le otorgó el estatus de “Reserva de biósfera”. Sin embargo, esto poco parece importarles a las autoridades provinciales y nacionales.

El 6 de marzo de 2009 la presidente Cristina Fernández anunció el llamado a licitación de las obras de la Autopista Parque Presidente Perón. Meses más tarde, en julio de ese mismo año, en el salón de actos de la Dirección Nacional de Vialidad, se abrieron los sobres licitatorios para la construcción de la obra. Las firmas mejor ubicadas fueron: IECSA (vinculada a la familia Macri), Cartellone S.A, CPC, y Contreras y Electroingeniería (vinculada al kirchnerismo).

Porsupuesto, los vecinos que viven en zonas aledañas al predio no fueron invitados al acto, y tampoco los tuvo en cuenta Vialidad a la hora de hacer el trazado del cuarto tramo de la autopista. En principio, se barajaron dos posibilidades: 

I- Un trazado que pretendía que la autopista pase por el medio del parque.

II- Un trazado que optaba porque la autopista termine en la calle 403, en Villa Elisa, es decir en uno de los límites del parque.

Resulta obvio decir que cualquiera de las dos opciones perjudicaría al parque y a sus vecinos.Algunas de las consecuencias en caso de concretarse la construcción serían:

I- Degradación y polución del entorno natural.

II- Generación deruido permanente que entorpecería los diversos usos del PPI.

III- Afectación del acuífero Puelche, la mayor reserva de agua de la región, que tiene en su recorrido bajo el parque su recarga natural.

IV- Obstrucción de los planos de escurrimiento pluvial con el consiguiente riesgo de inundación.

V- Restricción grave en las actividades del Instituto Argentino de Radioastronomía, ubicado dentro del parque. Este organismo de investigación y desarrollo científico del más alto nivel, vería afectadas sus antenas por las ondas de equipos de radio del tránsito pesado y por la telefonía móvil.

VI- Destrucción de innumerables quintas de producción frutihortícola.

Ante este panorama, y sin respuestas oficiales, los vecinos se organizaron y formaron la Asamblea del Parque Pereyra. Entre algunas de sus actividades, se puede mencionar las manifestaciones en Camino Centenario, las pintadas de murales en Villa Elisa o también la protesta y volanteada en la Ruta 2, a la altura de la localidad El Pato, realizada a mediados de enero de este año.

Cabe destacar que el mayor logro de la Asamblea fue la presentación de un recurso de amparo, y, tras su aprobación, el cese de las obras. El recurso, además, se corresponde con lo que establece la legislación ambiental más actualizada, que indica que las comunidades que rodean a las Reservas de Biósfera deben desarrollar junto a éstas proyectos de desarrollo local sostenible.Sin embargo, dicho recurso fue desestimado a fines del 2013 por la Corte Suprema, que habilitó a Vialidad a continuar con las construcciones.

Si bien desde ese organismo se aseguró la elaboración de untercer trazado que no perjudicaría al PPI ni a sus vecinos, hasta el momento no hubo ninguna confirmación oficial de que efectivamente sea así. La declaración de la entidad pública, pareciera ser más un intento de apaciguar los reclamos de la Asamblea que una solución definitiva al conflicto.

Los vecinos no se oponen a la construcción de la autopista, sino que resisten a que esa edificación se realice en un lugar que perjudicaría al medio ambiente, a las personas, a la flora y a la fauna. Lugar que, por cierto, ya ha sido en parte privatizado por el Country Abril, que utilizó los terrenos del parque para su emprendimiento inmobiliario.

La magnitud de este hecho, y todas las consecuencias que puede acarrear para las poblaciones linderas, no se relaciona con la relevancia que hasta ahora le han dado las agendas mediáticas locales y nacionales. A pesar de que implica un gravísimo caso de inseguridad social, no resulta redituable para los grandes medios. Siempre va ser mejor que salga en pantalla un pibe de 12 años asaltando el kiosco de Doña Rosa.

Podría pensarse que este es un caso particular y único, que nada tiene que ver con el resto de las políticas de planeamiento. Sin embargo, el desmonte que se está realizando en Berisso para favorecer la construcción de un nuevo puerto y el desalojo de los asentamientos ubicados en esos terrenos, evidencian un claro accionar político: favorecer intereses económicos y privados, en detrimento de la vivienda y la salud pública, entre otras cosas.

Por Paula Calgaro y Sebastián Bertelli