miércoles, 18 de diciembre de 2013

Los espejitos de colores de Bruera



La ciudad de La Plata no es la misma que hace un tiempo atrás. Desde que comenzó la  gestión de Bruera, los dispositivos de seguridad han aumentado considerablemente. Desde la colocación de luminarias, pasando por los botones anti pánico y las cámaras de vigilancia, hasta llegar a las patrullas municipales; sí, esos coches verdes que, cada vez con mayor frecuencia, patrullan la ciudad.

Es así que, a mitad de año, el bruerismo lanzó e implementó el denominado Sistema Municipal de Prevención y Protección, bajo el lema “Para una Ciudad más Segura”, que comprende varios dispositivos. Entre ellos sobresalen los “Corredores Seguros”, que consisten en aplicar la inmensa batería de mecanismos previamente mencionados a una delimitada zona de la ciudad.

Basta con observar los sitios donde actualmente funcionan éstos (calle 8 entre 44 y 51, avenida 13 entre 32 y Plaza Paso, etc.), para inferir que la presunta política pública está sesgada por el marketing, ya que por esas zonas comerciales circulan, habitualmente, los sectores medios y altos.         



Vigilar para la impunidad
Bombos, platillos, fuegos artificiales, presencia de medios de comunicación amigos y muchos aplausos. No, no van a inaugurar un plan de obras públicas en Villa Elvira: Bruera y sus amigos presentan algunas cámaras de seguridad en City Bell. Seguramente, pasaron por alto que varios países occidentales apostaron e invirtieron millones en las cámaras de seguridad para reducir la criminalidad y fracasaron permanentemente.
Las cámaras de seguridad son presentadas como la solución mágica de todos los males, y son un eslabón más de la estructura burocrática de impunidad y de la industria del miedo, consolidando la estigmatización, vigilancia y control de los marginales de nuestra ciudad como enemigos internos y funcionando tan selectivamente como cualquier componente del sistema penal.

La sofisticación de dispositivos de control social intensifica la alarma social e impide abordar la problemática de la “criminalidad” en perspectiva interdisciplinaria. Es así como protege a algunos sectores e incrimina a otros, profundizando la polarización social e invisibilizando las verdaderas problemáticas que debe afrontar el Estado.
Para esclarecer los asesinatos de Franco Quintana y Axel Lucero (entre otros casos posibles de gatillo fácil encubierto, es decir, de pibes asesinados por la policía en dudosas circunstancias) las cámaras no van a funcionar; sí funcionarán para encerrar a los elegidos de siempre.

En el modelo de seguridad de Tigre que la administración platense pretende imitar, sólo sonríen los oriundos de Nordelta y su intendente burgués de la UCeDé, previa celebración de las corporaciones mediáticas de siempre. 

Bruera pretende demostrar que el Estado ya no sabe qué hacer y que ha atravesado todos los caminos, cuando en realidad recurre a las mismas recetas sistemáticamente ¿Por qué Pablito quiso instalar cámaras de seguridad en las escuelas? ¿Por qué junto con Scioli no se comprometen en la aplicación e implementación de la Ley 13.298 de Promoción y Protección de los derechos del niño?

Del Presupuesto Municipal propuesto por Bruera para 2014 surge cómo la administración platense pretende reforzar la mano derecha del Estado en desmedro de la izquierda: el proyecto presentado  procura destinar $67 millones a la Secretaría de Seguridad (encargada del Sistema Municipal de Prevención y Protección  “Por una Ciudad más Segura”) en tanto que disminuirá en casi un 6 por ciento, lo destinado a Desarrollo Social (reduciéndose también montos destinados a Salud).

Más seguridad, menos libertad.

Es tan clara la política dirigida a combatir la inseguridad que, sin duda, constituye un eje central de la administración municipal. Es un modelo de gestión que responde a  los intereses de las capas medias y altas de la sociedad que, atosigadas por el discurso  mediático, observan en el incremento del aparato represivo la salida rápida y eficaz al asunto.

En este marco, se olvidan que la problemática de la inseguridad forma parte de un  entramado más complejo, donde la salida artificial propuesta, no soluciona el asunto  sino que, por el contrario, lo agrava y redefine. No se intentan promover políticas públicas destinadas a remover las causas que impulsan a determinadas personas a transgredir la ley penal.

Es preciso decir que los mecanismos de seguridad están dirigidos a paliar los delitos  que se cometen contra la propiedad: hurtos y robos en sus diferentes modalidades.  Dejando de lado, los delitos cometidos por personas  pertenecientes a sectores con poder económico y/o político, tales como: fraudes, estafas,  enriquecimiento ilícito. Estos delitos no salen en los periódicos matutinos tradicionales y esta omisión no es casual, obedece a los intereses que defienden, al conjunto de ideas que los condiciona, determinando el contenido de sus páginas y formando opinión a grandes escalas.

La vía represiva limita, principalmente, los derechos y garantías de las personas que son “etiquetadas” por el sistema penal, sobre quienes recae el peso de la reacción social. Asimismo, la presencia de patrullas en forma constante también acota las libertades de  los otros sectores “no etiquetados”, ya que por medio de las cámaras de seguridad fijas  -colocadas en las principales arterias de la ciudad- y móviles -patrullas municipales- el clima es de constante vigilancia. Si te tiras un pedo, un “azul” -ahora “verde” también-  te susurra qué comiste.

¡Arriba las manos! Llegó el pistolero Granados…

Con la designación del Ministro de Seguridad, Alejandro Granados -ex intendente de Ezeiza, y conocido popularmente como “el pistolero”-, tanto el gobierno nacional como  el provincial reconocieron públicamente la mediatizada “inseguridad”. Sin duda que esto se debió al revés electoral sufrido, sobre todo, en la provincia de Buenos Aires, donde Sergio Massa, con un discurso focalizado en la inseguridad absorbió un caudal importante de votos, posicionándose como candidato presidenciable para 2015.

Es así que, a modo de dar una respuesta a la tribuna y apaciguar la situación, se impulsaron  una artillería de medidas. Hoy, la más importante está constituida por el proyecto de ley, presentado en la legislatura provincial, referido a la creación de las policías municipales. En palabras del Ministro: “Necesitamos que la Ley de la creación de la Policía Municipal avance rápidamente para poder seguir combatiendo este problema que nos afecta a todos. Tenemos una meta: en el 2015 queremos tener 100 mil hombres abocados a la seguridad”

Es notable como cobra vigencia (y van pasando los años desde el efecto Blumberg) nuevamente esa fiebre contaminante y atractiva para la dirigencia política: el populismo penal. La traducción de más violencia estatal en nombre de la presunta voluntad mayoritaria.

La respuesta represiva, es la única que aparece como válida en las brillantes mentes  de los encargados de la seguridad. Su concepción ignota de la seguridad es sinónimo de más policía. Claro, quizá utilizan la lógica, mejor dicho, su lógica: si hay más policías hay menos ladrones, por ende, menos delitos, y consecuentemente más seguridad.

¿Quién mató, acaso, a Soledad Bowers mientras hacía la fila para entrar a un recital?  ¿La ceguera no les permite ver la realidad o prefieren que una venda -intencionalmente- cubra sus ojos? ¿No saben que la policía es la principal gerenciadora del delito? Olvidan claro, que a Luciano Arruga lo desaparecieron por no querer robar para  ellos en Lomas del Mirador. Olvidan que Ezequiel “Kiki” Lescano recibió varios balazos a sangre fría por un policía de la comisaría 52 del barrio Villa Lugano.


Olvidan… ¿Olvidan? No, no olvidan, saben bien qué es lo que generan con más chapa y pistola en la calle pero, sin embargo ejecutan; no les interesa atacar las causas de la problemática, les seduce reprimir, porque de esa forma garantizan su dominio de clase a través de la mentira y la violencia. 

IMAGEN: Trinidad Mele Helguera
TEXTO: Aramis Lascano - Anton Morosi

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