martes, 17 de diciembre de 2013

Análisis de las elecciones en la UNLP

¿Ya tenés la Plataforma de este año?

Banderas de palo, bengalas, cantitos, dos grupitos enfrentados, bombos con platillos. No, no es el encuentro entre dos hinchadas en la previa a un clásico. Es la mística de las elecciones universitarias. En este caso, las que  se desarrollaron en la Universidad Nacional de La Plata el 6, 7 y 8 de noviembre (vamos a ahorrar el chiste fácil en esta ocasión).



Esa mística, el folklore electoral  que tanto les gusta a los militantes y que tanto aterroriza al resto del estudiantado, año tras año se viene ensuciando cada vez un poco más. Lamentablemente diversos hechos de violencia se sucedieron en las distintas facultades, logrando únicamente que el estudiantado se separe cada vez más de las agrupaciones, llegando al punto de ni siquiera sentirlas parte del día a día; dándole lugar al ya conocido y nefasto discurso de que “a la facultad se viene a estudiar”.

 Un mea culpa general y sincero debería ser  parte de los balances de cualquier organización, sin distinción ideológica. Eso sí, es necesario aclarar que la agrupación reformista por excelencia, esa que se queda afónica cantando “la democracia es mi principal bandera”, es una de las peores al momento de embarrar el escenario, tanto en los pasillos como en los escrutinios. 

Yendo a los resultados de estas elecciones, la primera mención obligatoria, es indicar que no hubo cambios significativos respecto al 2012. El único Centro que mutó de conducción fue el de la Facultad de Trabajo Social, donde la Agrupación 26 de Junio (que pertenece a la COPA, brazo estudiantil del Frente Popular Darío Santillán – Corriente Nacional), le arrebató la presidencia y la mayoría los consejeros estudiantiles a La Fuerza de Trabajo, frente liderado por la Juventud Guevarista.

En una facultad pequeña, pero significativa por su historia de lucha, esta realidad muestra un nuevo retroceso en la acumulación de fuerzas del campo popular, ya que la izquierda se ha visto (una vez más) fraccionada, primando las diferencias por sobre los grandes puntos de acuerdo. Esta desunión sólo le hace el caldo gordo a la gestión,  y la envalentona para afrontar con más aire la elección de autoridades del próximo año.

El radicalismo en la Universidad (para algún distraído, Franja Morada, la cual ya citamos tácitamente  dos párrafos arriba), logró mantener  las tres facultades que conducía: Económicas, Derecho y Agronomía.  No es casualidad que esta corriente política conduzca en dos de las facultades más conservadoras de la UNLP, y tenga consejeros estudiantiles en Odontología (donde la conducción es el Movimiento Odontológico “Independiente”, claro alfil de la gestión) y Ciencias Astronómicas, facultades por demás despolitizadas.

Siempre al pie del cañón para desmovilizar cualquier situación de asamblea, fomentando el amiguismo y negándole el carácter de órgano gremial al Centro de Estudiantes, Franja Morada sigue siendo esa piedra en la zapatilla que no deja caminar, como se debe, al Movimiento Estudiantil.

En la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales, el Consejo Directivo  sumó una nueva voz  luego de dos años de hegemonía morada.  El frente compuesto por  Movimiento Universitario Sur y Nuevo Derecho (Movimiento Nacional Reformista) hizo una buena elección rozando el 25 por ciento del total de los votos.
Ahora bien, ¿representa esto un cambio en la composición del Consejo? Tanto Franja Morada, como el frente recién citado, forman parte a nivel local, provincial y nacional del armado político “Frente Progresista Cívico y Social”, por lo que es difícil pensar en una independencia de éste al momento de votar cuestiones claves en el Consejo.

En organizaciones claramente verticalistas como las nombradas, la decisión de un referente vale por el todo, callando y convenciendo a los militantes de base de qué ES lo correcto. A muchos de estos pibes con buenas intenciones, les regalaron espejos de colores con la cara del Che de un lado, y la sonrisa Colgate de Prat Gay, del otro.

¿Y el peronismo? ¿Qué pasa con el peronismo? Ahí anda, medio rengo, pero siempre anda. Algunos, orgullosos de su condición de ser peronistas puros, como la Agrupación Rodolfo Walsh en la Facultad de Periodismo y Comunicación Social. Otros esconden su orgullo (si es que lo tienen) en otras banderas, como el Miles, organización que conduce el Centro en Psicología y es segunda fuerza en Humanidades y Bellas Artes, junto a La Cámpora.

El kirchnerismo en sus variantes universitarias, sigue siendo un actor considerable en la UNLP, a diferencia de la UBA donde no conduce ni un solo centro.  A las ya citadas Periodismo y Psicología, hay que sumarles facultades menores como Exactas donde conduce SUMA -una forma heterodoxa del proyecto nacional y popular- e Informática.

El tema kirchnerismo y Universidad da para escribir varias y largas notas. En diez años de gestión, habiendo inaugurado más de una docena de universidades y teniendo como estandarte “el regreso de la juventud a la militancia”, no han podido mostrarse como una opción convincente en el terreno estudiantil.

Incluso tuvieron que crear una Federación Universitaria Argentina paralela (la FUA de los Estudiantes), por no tener ni siquiera la capacidad de disputar contra el radicalismo y la izquierda. Por eso, esa deficiencia de representación a nivel nacional, se ve con claridad en los anclajes locales.

La izquierda, en sus diferentes acepciones, es la fuerza mayoritaria en la UNLP. La retención de los centros de las Facultades de Humanidades por un lado, y el de Arquitectura por el otro, son los dos mejores logros. Principalmente el de Arquitectura, donde el frente integrado por  la Juventud Guevarista y el Partido Obrero, le sacó casi mil votos de diferencia a Franja Morada, antigua conducción del CEAU. Como en ninguna otra Facultad, un grupo de estudiantes no agrupados, militan y forman parte del Centro.

Con todas las limitaciones de la inexperiencia, y peleando contra las ya conocidas características de auto-construcción de las organizaciones de izquierda,  que los estudiantes se sientan parte del Centro, participen en la toma de decisiones y rompan toda su estructura burocrática, debería ser el horizonte de toda organización que se reconozca parte del campo popular.

¿Y ahora qué pasa?

El 2014 no es un año más para el movimiento estudiantil. Es el año de elección de las autoridades en cada Facultad y en el Rectorado de la Universidad.  Ante la alianza notoria entre el radicalismo y el kirchnerismo para que continúe la gestión en cada Facultad, es completamente necesario tener a una FULP unida y de pie.

Que la FULP esté unida, significa que se produzca la apertura a todas las tendencias de la izquierda y deshacerse de aquellas organizaciones políticas que buscan por atrás un guiño de la gestión.

Si tenemos la vocación y voluntad de copar las calles cuando se meten con el presupuesto educativo, cuando desde arriba la CoNEAU busca penetrar en el seno de cada facultad; también la FULP tiene que unirse en políticas claras para enfrentar a un modelo de Universidad que lleva varias décadas en el poder. La necesidad de un Plan de Lucha contra la Ley de Educación Superior debería ser hoy la tarea principal.

Por eso el 2014 representa de nuevo la posibilidad de la unión. Depende de las organizaciones, pero también de la exigencia del estudiantado en su conjunto de exigirles a ellas la lucha unitaria que pueda llevarnos a una victoria.

Una educación al servicio del pueblo, que forme profesionales comprometidos con la realidad, que no transe con empresas privadas para que le suelten un mango más, que avance en la lucha por la democratización de los órganos de cogobierno, son las principales causas que se deben llevar adelante.


La unión para vencer en todos estos reclamos, es difícil. Jamás imposible. Hace casi un siglo, un grupo de pibes en Córdoba, tomó el cielo por asalto y produjo la Reforma Universitaria. Una nueva reforma no sólo es necesaria, sino también obligatoria.

Texto: Nacho Saffarano
Imagen: Trinidad Mele Helguera

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