lunes, 30 de diciembre de 2013

En un país donde nunca se cierran las heridas

En un país de heridas, donde nunca se las cierra

Ya pasaron casi diez años de “Cromañon”, casi diez años de que 194 personas murieran en un recital de Callejeros. En todo ese tiempo, ¿qué nos dejó “Cromañon”? A los músicos presos, a los principales responsables políticos ocupando cargos representativos y a una sociedad que al pasar el pánico se olvidó del 30 de diciembre. 



Cromañon era un boliche que estaba hacía casi un año en funcionamiento, todos los fines de semana se realizaban recitales. Callejeros tenía previsto 3 fechas para cerrar el año: 28, 29 y 30 de diciembre, una por cada disco.

La noche del 30, en el arranque del show, alguien encendió una bengala que produjo un incendio, debido a que parte del techo estaba cubierto por una “media sombra” y sobre ella había colocada espuma de poliuretano que, en contacto con el fuego, emanó cianuro de hidrógeno y dióxido de carbono.

Esto desató el caos total; sumado a un corte de luz y la desesperación de la gente al intentar salir y darse cuenta que las puertas de emergencia estaban cerradas con candado y alambre, que los matafuegos estaban vacíos y que no se veía absolutamente nada. ¿Quién fue el responsable de esto?

El poder judicial –cuesta llamarlo “justicia”- entendió que los responsables, además de funcionarios públicos, eran los músicos. Sin embargo, Aníbal Ibarra, jefe de gobierno porteño en ese momento, fue el mayor responsable político de Cromañon. El primero de enero, mientras los pibes estaban entre la vida y la muerte, él  prefirió juntarse con la cámara de empresarios bolicheros, para planear cómo salvar su pellejo ante esta situación.

Hoy Aníbal Ibarra es legislador de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, luego de haber sido destituido por juicio político hace 7 años. ¿Pero debería nuevamente estar ocupando un cargo político? Nada se lo prohíbe. Son las desigualdades de este sistema.

Casi justicia social
Desde el 20 de diciembre de 2012 los músicos de Callejeros se encuentran privados inconstitucionalmente de su libertad en el penal de Ezeiza. Inconstitucionalmente, ya que están cumpliendo la pena sin la doble instancia por parte de dos tribunales distintos - el derecho al doble conforme- que corresponde a cualquier procesado.  
Callejeros tuvo una sentencia absolutoria, emitida por el Tribunal Oral Criminal N° 24, en agosto de 2009, y una condena, por la Sala III de Casación, emitida en octubre de 2012, integrada por Riggi, Ledesma y Catucci.
Riggi fue denunciado por el CELS por intento de soborno para favorecer la situación procesal de Pedraza y otros imputados por el asesinato de Mariano Ferreyra. Catucci, por su parte, realizó interpretaciones inconstitucionales en el caso “Carrera” ya que violentó el principio de inocencia al inferir que el silencio del imputado era razón para incriminarlo.
En manos de estos jueces fueron responsabilizados como autores de "incendio culposo seguido de muerte en concurso real con cohecho activo en calidad de partícipes necesarios", Patricio Rogelio Santos Fontanet, y Eduardo Vázquez, cantante y bateriasta respectivamente de la banda Callejeros, condenados a 7 y 6 años.

Los restantes músicos: Christian Eleazar Torrejón, Juan A. Carbone, Maximiliano Djerfy y Elio Delgado fueron condenados a 5 años de prisión. También condenaron al escenógrafo, Daniel Cardell, a 3 años y al ex manager de la banda, Diego Marcelo Argañaraz, a 5 años.
 
Bajo la misma figura penal de Callejeros, fue nuevamente condenado 
Chabán, pero le redujeron la pena (antes se le imputaba incendio doloso seguido de muerte con una condenado a 20 años de prisión), y deberá cumplir 10 años y 9 meses de prisión.

En cuanto a los responsables por parte del Estado sólo fueron condenados: el ex subcomisario Carlos Rubén Díaz, a la pena de 8 años de prisión e inhabilitación especial perpetua, por los delitos de incendio culposo seguido de muerte y cohecho.
Por otra parte, a los funcionarios públicos, se los condenó por el delito de "omisión de deberes de funcionario público en concurso ideal con incendio culposo seguido de muerte". Éstos son Fabiana Fiszbin, ex Subsecretaria de Control Comunal del G.C.B.A., a la pena de 4 años de prisión; Gustavo Juan Torres, ex Director General de Fiscalización y Control, a la pena de 3 años y 9 meses de prisión; Ana M. Fernández, ex Directora General Adjunta de la Dirección General de Fiscalización y Control, a la pena 3 años y 6 meses de prisión.
La situación particular de Diego Argañaraz, en términos judiciales, difiere de la del resto de los músicos, ya que él sí fue condenado en las dos instancias. Otro de los casos excepcionales, es el de Daniel Cardell, escenógrafo de la banda, a quien también le cabía el derecho al doble conforme, pero ya cumplió el mínimo de su condena – 8 meses- y se encuentra en libertad condicional. Lamentablemente, los tiempos injustos de la justicia hicieron que cumpliese, de manera inconstitucional, la pena impuesta, como culpable.
Actualmente los integrantes de Callejeros, esperan en prisión que la Corte Suprema de la Nación -sobre el dictamen de fondo- ordene a otro tribunal rever el caso, y esperar una nueva instancia, como corresponde, en libertad.

Cinco de ellos alojados en distintos módulos de pabellones comunes, y uno, Patricio Fontanet, alojado en el programa PRISMA, -Programa Interministerial de Salud Mental, dependiente del Ministerio de Justicia de la Nación- también en Ezeiza, pero cumpliendo con un tratamiento psiquiátrico, a raíz de las secuelas y el estrés post traumático de la tragedia.

De todas formas, entendemos que tanto a la banda, como a su equipo de trabajo, no le cabría ninguna responsabilidad sobre la habilitación de Cromañon, ni tenían capacidad de determinar las condiciones de seguridad del local, el cual debería haber estado clausurado por el gobierno de la ciudad de Buenos Aires. Tanto ellos como el público, concurrieron al lugar con la presunción de que si estaba abierto, estaba en regla.

En Cromañón hubo un crimen. Hubo muertos y no por casualidad. Es una consecuencia más del funcionamiento de la sociedad capitalista donde reina la desigualdad. Por esa razón, Cromañón es un crimen social.

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Uno que nos devuelva la voz 

Un grupo de sobrevivientes de Cromañon decidió organizarse y alzar su voz frente a la sociedad engañada por  los medios masivos de comunicación. Los cuales han dado la espalda durante mucho tiempo, vendiendo otra realidad.

Bajo el nombre “No Nos Cuenten Cromañon” intentan que la sociedad, la que parece no asumir a Cromañon como algo que nos pasó a todos, entienda que esos 7 que están adentro tienen que estar afuera y los que están afuera tienen que estar adentro.

El 30 de diciembre del 2004 tuvieron que crecer de golpe, enfrentar a la muerte, a la tristeza. Mediante actividades, marchas, concentraciones, este grupo de pibes intenta sacar a la luz la verdad de lo que sucedió esa noche.  


Y es así como, utilizando nada más ni nada menos que letras de canciones de Callejeros sintetizan su lucha: “Nos negamos esa noche a olvidar. Por los sueños que se hundieron allá, y sobre todo por los sueños que vendrán. Que no se repita no es una opción, es una obligación. De todos. Porque, aunque cueste entenderlo, o sea más cómodo hacerse el boludo, sobrevivientes de Cromañon somos todos”.

TEXTO: Micaela Gómez Salvi


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