viernes, 18 de octubre de 2013

¡Acá están, ellxs son: lxs obrerxs de Zanón!


Esta vez, Otro Viento se fue un poquito más al sur, a la ciudad de Neuquén, a la ex cerámica Zanón, actual FaSinPat, un emblema de las fábricas recuperadas en el país pos crisis 2001. Raúl Godoy, obrero y actual diputado del PTS por el FIT de Neuquén y Mariano Pedrero, abogado y compañero de lucha de los trabajadores de Zanón, nos contaron un poco de la historia y de la lucha que mantienen hace 12 años, demostrando que sin patrones se puede, que otra sociedad es posible.

Zanón es una fábrica ubicada en la ciudad de Neuquén que fue fundada por Luigi Zanón, un empresario italiano radicado en Argentina, en el año 1979. De la mano del ex presidente Carlos Saúl Menen y el ex gobernador neuquino Jorge Omar Sobisch, fue aumentando su capital hasta que en pleno inicio de la crisis de 2001, presentó la quiebra dejando a sus obreros/as en la calle. Lejos de ser el final, los/as trabajadores/as de Zanón decidieron tomar  la fábrica y hacer de este el puntapié inicial para una lucha que aún no cesa.



La lucha obrera previa al 2001

“Era un régimen muy duro, estaban prohibidas las agrupaciones, estaba el sindicado y la empresa. El sindicato negociaba condiciones de trabajo, que ellos no hacían, porque no laburaban, pero negociaban las condiciones con las que íbamos a trabajar nosotros. Había  mucho control social y político en la fábrica cuando ibas a quejarte al sindicato no alcanzabas a llegar a la fábrica que ya sabía la empresa, por lo tanto, estabas afuera. Entonces, la forma en la que tuvimos que empezar a organizarnos fue clandestina”. Con esta frase,  Raúl Godoy nos invita a la charla, contándonos acerca de las condiciones en las que los obreros trabajaban durante los ‘90, durante esos años de liberalismo económico.

Bajo la sombra de estos arreglos Síndico-Patronal, se llegó a los primeros despidos de 37 obreros, “una limpieza terrible” afirma Godoy y recuerda además que “ya en el año 98  hubo otra vez despidos y dijimos basta, la gente ya se cansó. Vimos que había más movimiento y entonces ahí surgimos compañeros de cada sector y formamos la lista marrón que fue con la que después recuperamos la interna de la fábrica por primera vez”.

Recuperar la comisión interna fue la primera victoria de este grupo de compañeros/as, que empezaban, de esta forma, a recorrer un largo camino en su lucha por mejor sus condiciones y asegurar su fuente de trabajo. Al tiempo lograron ganar la interna del sindicato, pero ante esta situación la empresa no se quedaría de brazos cruzados. Tal es así, como detalla Godoy: “Siempre tuvieron una política de matarnos, nos descontaban cada hora que salíamos de las máquinas, cobrábamos la mitad de la guita, entonces teníamos que hacer rifas para poder movernos, poníamos todo lo que teníamos pero nos costaba un montón, a veces el recibo de sueldo nuestro era un desastre”.

Fueron estos primeros ataques los que curtieron a los obreros de Zanón y  gracias a ellos, fue que el movimiento empezó a movilizarse y tomar una identidad. Para el año 2000 un hecho sacudió a los obreros, su compañero Daniel Ferrás se descompensó dentro de la fábrica y murió camino al hospital debido las inexistentes medidas de seguridad. Ante esto, por primera vez la protesta salió a la calle consiguiendo algunas reivindicaciones como por ejemplo la permanente estadía de una ambulancia en la fábrica para casos de accidentes, etc. Y es así que a medida que la lucha crecía, surgía la natural necesidad de organizarse. Lo que nos sirvió a nosotros fue la gimnasia previa, los pequeños conflictos previos a nosotros nos dieron un ejercicio de asamblea, de movilización y de militancia en el sentido de que nosotros siempre armamos comisiones de trabajo para militar”, detalla Godoy.

Ya no era solo mantener una fuente de trabajo, ya no era resistir los agites de la empresa, era una forma de resistir a un grupo de políticas que desampararon, no solo a los trabajadores, sino a sus familias y la sociedad de lado: “Fue aguantar esos pares de años, duros, pero eso también nos formateo a nosotros y aparte nos hizo prestar mucha atención a lo social, al tema de la mujer, de la familia, tener una contemplación de la fábrica más allá de sí misma”, explica Godoy.

Zanón es del pueblo

La crisis económica a fines del 2001, no solo generó movilizaciones, paros y  marchas en todo en el país, sino que a la vez arrastró a que varios empresarios  decidieran cerrar sus empresas, con tal de resguardad su capital y despidiendo a todo su personal, situación que tuvieron que vivir todos/as los obreros/as de Zanón, tal como recuerda Godoy: “Cuando nos mandaron los telegramas nosotros nos negamos e hicimos una movilización a casa de gobierno para responderlos, entonces fuimos y los prendimos fuego, prendimos gomas y nos comimos una represión enorme, tuvimos 19 presos ese día”.

Con los despidos en mano, sin respuesta de un gobierno nacional acéfalo, un gobierno provincial cómplice y un modelo económico en plena ruptura, había que tomar la iniciativa, recorrer el barrio y sumar apoyos, ellos sabían que no podían quedarse esperando a que la fábrica abriera por si sola nuevamente sus puertas. Fue así que el trabajo continuó, pero de manera diferente: “Cuando a nosotros nos echaron en el 2001, dijimos ‘miren compañeros nosotros tendríamos que estar trabajando las ocho horas y si bien hoy nos dejan en la calle pongamos de nosotros ocho horas de militancia, en vez de las ocho horas de trabajo que deberíamos estar trabajando pongamos ocho horas de trabajo militante’. Fue ir buscando el aporte de cada uno y organizarlo”, relata Godoy.

Una vez en la fábrica, y con un contexto social y político que estallaba, los/as obreros de Zanón se encontraron con una decisión difícil ¿qué hacer? Sabían, por cómo se venían dando las cosas, que la toma implicaría represión policial, tal como lo expresó Godoy: “Nosotros sabíamos que ese delicado equilibrio de decir ‘ahora está la fábrica ocupada’, de manifestarlo, automáticamente significaba orden de desalojo”. 

Pero, sin embargo, había algo que tenía esta lucha que le daba un tinte diferente: el apoyo popular, hecho por el cual la persecución política, policial y judicial no era tan efectiva, les costaba hacerle frente a miles de personas que apoyaron a los/as obreros/as y su reclamo. “La clave siempre estuvo en ganar la comunidad, por eso cada esfuerzo, el 80 o 90 por ciento de militancia estaba puesto en función de dialogar con la comunidad, de explicarle que lo que defendíamos era el trabajo, que eran muchas familias sin trabajo”, recordó Godoy.

La expresión “Zanón es del pueblo” resume en una frase la historia de una lucha que sintetizó muchas otras, desde el gran apoyo de los pueblos originarios, quienes desde los comienzos pusieron a su disposición sus arcillas y su militancia -hecho por el cual se hizo un modelo mapuche en el logo de Zanón- hasta las distintas agrupaciones y sectores de la sociedad hicieron que exista hoy una fábrica bajo control obrero: “Si no hubiese habido lucha de la Asociación de Trabajadores de la Educación del Neuquén (ATEN), no tendríamos Zanón, si no hubiese habido lucha de estatales, de desocupados, si no hubiesen habido organismos de Derechos Humanos, si no hubiese habido tanto lucha de la juventud, de los movimientos secundarios… si hubiese estado Zanón sólo, hoy no habría Zanón”, revindica Godoy.
En este sentido, el militante recuerda el gesto que tuvieron los internos de tres pabellones de la Unidad 11 que durante tres días dejaron de comer y mandaron sus viandas, para hacer las ollas populares de Zanón, para que siguieran peleando. Y es a partir de ello, que Godoy  reflexiona que: Ahí te das cuenta que estábamos tocando otras fibras, que no era solamente nuestra lucha, que había mucha gente oprimida, explotada que veían en nosotros un punto de referencia, que nos enfrentábamos a la cana,  puteábamos a los políticos,  nos enfrentábamos a los poderosos, entonces los tipos nos apostaban fichas a nosotros, y nosotros pensábamos ‘mierda, ¡hacete cargo ahora!’”.

Punto aparte merece el apoyo que brindó la juventud y la respuesta que tuvo Zanón una vez bajo control obrero, tal como lo cuenta Godoy: “Siempre pensamos en cómo tener un diálogo con la juventud, y como también recibíamos la adhesión de artistas pensamos en combinar eso y devolverle de alguna manera a los pibes que les cuesta juntar la guita para ir a un recital, que cuando vas a un recital la cana no te deja ni vivir, que termina todo en represión. Esa combinación de cosas dio los primero pequeños recitales en Zanón y que después se empezaron a hacer grosos”. La Renga, León Gieco, Ataque 77, Ska-p y hasta Manu Chao son algunos de los artistas que brindaron, y lo siguen haciendo, recitales en las mismas e históricas instalaciones de la fábrica. La lógica que proponen viene en concordancia con su lucha y con su misma militancia día a día: “La onda fue recital sin policías en la fábrica sin patrones”.

Persecución política, policial y judicial

Lejos de apoyar la lucha por recuperar Zanón, las autoridades neuquinas respondieron de dos maneras: con la represión y con la persecución judicial. A Pepe Alvear le pegaron  63 perdigones de balas de goma, lo acribillaron a balazos. Hoy sigue en la fábrica, perdió un ojo y está lleno de cicatrices, no lo mataron de casualidad. La idea era darnos una lección: ‘los vamos a matar’, lo que hicieron después con el gremio docente, con Carlos Fuentealba” recuerda Godoy, entre tantas otras estrategias que impulsaron desde el gobierno de Neuquén y su brazo armado, la policía, para truncar el proceso de lucha. A este accionar se suman amenazas a familiares, patotas fuera de la fábrica, persecuciones, etc.

Más aún, otra de las estrategias para quebrar la unidad de los/as obreros/as fue la persecución judicial: “La represión Estatal o para-estatal a los que luchan es histórica. En los ’90 hubo un pico de represión no sólo física sino también judicial, que ahora vuelve a estar,  que tiene que ver con la apertura de causas penales. En Zanón las vivimos, tuvimos desde la causa por la ocupación, por violar la propiedad privada y después por las manifestaciones” comentó Pedrero mientras que Godoy agregó que llegó un punto, en que el 10 por ciento de los obreros ceramistas tenían causas penales. Nuevamente, aquí también fue crucial el apoyo que le brindó la gente a Zanón, ya que como dice Godoy, a medida que “nosotros fuimos ganando la comunidad después, esas causas empezaron a caer, si no hubiese sido así, estaría preso. Y así muchos compañeros”.  

¡Fábrica sin patrones!

Y una vez que la fábrica quedó en sus manos, los/as obreros/as tuvieron otra difícil tarea, organizarse de manera tal donde la concepción del trabajo era otra. “El cambio es brutal, pero contra la corriente. Nosotros estamos mostrando que sin patrones, sin jefe y sin superiores podemos organizar la producción y llevarla adelante”. Estas palabras que expresa Godoy se referencian en el accionar día a día de la cerámica. Para empezar, en Zanón, la asamblea es el método de organización; no hay jerarquías, lo que hay es delegados por sector que forman una comisión de coordinadores y una especie de consejo obrero.

Otra de las cosas que remarca Godoy como relevante es la jornada que realizan una vez al mes que “es como un congreso, es para toda la fábrica, está todo el mundo, el que compra, el que vende, el que carga el camión, el de la guardia, estamos todos.  Ahí todo el mundo tiene que dar explicaciones y está bueno porque es la forma de mantener una transparencia”.

Es así como tratan, a pesar de los desgastes internos, de tener que luchar para conseguir cada peso, de seguir manteniendo Zanón y todo lo que ello significa, seguir en pie. Porque en Zanón hoy no sólo funciona la cerámica, hay también una biblioteca y una escuela secundaria -CPEM N° 88- que lleva el nombre de Boquita Esparza, y también hay apoyo a otras luchas, para la construcción de escuelas, hospitales, es por ello que motivos sobran para seguir peleando.

La lucha sigue

Zanón se hizo fuerte y es hoy en día un ejemplo de cómo imponer una salida obrera a las cíclicas crisis capitalistas. La gesta de Zanón es reconocida en todo el país, y ha tenido una importante difusión a nivel internacional. Con el tiempo, ese prestigio y esa trascendencia, lejos de disminuir, han crecido. 

Y ahora Zanón funciona, está en pleno movimiento, pero aun así la lucha sigue. Un ejemplo, es el debate que continúa luego del histórico logro de expropiación cuyo decreto se firmó el año pasado, tras 12 años de ocupación y puesta de producción por parte de sus trabajadores. Si bien fue muy importante para la lucha, el debate entre expropiación o estatización no cesó. Es a partir de ello que Pedrero relata: “Una vez que la gestión obrera la llevamos adelante, el Estado la declara de utilidad pública para expropiar. Ahora bien, podés expropiar y transferir a un particular (a nuestra cooperativa en este caso) o expropiar y estatizar. Nosotros buscamos la estatización, siempre”, explica además que esto se debe básicamente a dos razones.

La primera es ideológica, es decir, con la estructura de cooperativa se vuelve a la propiedad privada y, como cuenta Pedrero, nosotros lo que queremos es que sea de propiedad pública y por ende que toda la producción se destine al común de la población, que se destine para hacer escuelas, hospitales, viviendas, etc. De hecho, creemos que todas las ramas centrales productivas deberían ser estatizadas.” Más aún, el abogado critica la ley de cooperativas refiriéndose a la misma como “nefasta” ya que, según comenta, es “una ley que se inventó para Sancor, no en la última dictadura, sino en la anterior. Una herramienta para que las empresas capitalistas se disfracen con el ropaje de una cooperativa.”

Como segunda razón, Pedrero hace hincapié en el problema económico, más específicamente, en la renovación tecnológica, uno de las complicaciones principales que enfrenta hoy en día la fábrica: “Hay ocho líneas de producciones y renovar eso saldría 560 millones de pesos. Se necesita al Estado, cuando sos una fábrica de capital intensivo, es demasiada cantidad de plata para que la financie un privado. Todos los compañeros de Zanón coincidimos que logramos una expropiación con sesión a la cooperativa, y es un triunfo enorme, pero seguimos planteando que la fábrica tiene que ser estatizada.” Sin embargo, en el caso de la estatización, quedaría algo por discutir: la administración. Y es ahí donde el Pedrero cree que es mucho más fácil ganar el debate y a partir de esto nos explica queNosotros decimos que debe ser estatizada, pero ¿Quien administra la fábrica? ¿La Alsogaray o los trabajadores? Bueno, creemos que debe ser estatizada bajo control obrero”.

Precisamente, cuestiones como esta son las que se imponen y es un esfuerzo de parte de la vanguardia obrera y popular para repensar, criticar y superar lo que de corporativo tienen nuestras prácticas en lo político y social, que deriva de la dialéctica entre los costados populares y su todavía rezagado costado político y organizativo de signo socialista revolucionario. Es la parte más difícil de la lucha porque implica ir a contramano de la tendencia espontánea de los explotados. Esto se expresa dentro de las fábricas recuperadas en la tendencia de los trabajadores a aferrarse a la cooperativa como tabla de salvación: Obviamente que la estatización no resuelve todo, pero nos  parece lo más lógico y lo mejor para todos, ayuda mucho porque uno ahora piensa la producción para el mercado capitalista, en cambio si la producción estuviese puesta al servicio de plan de obras públicas nos sacaríamos de encima el problema de la productividad y la fábrica tiene otro sentido que no es ganarle al de al lado, sino resolver los problemas de la gente” finaliza Pedrero.


Hay mucho camino recorrido, y aún queda un largo trecho para seguir. Pero estos trabajadores/as son un ejemplo la lucha popular. Son una reivindicación del trabajo, de que se puede ganarse el pan sin patrones, ni dueños. En un país donde se suele escuchar lo necesarias que son las inversiones extranjeras para avanzar, nos siguen dando el ejemplo de los intereses que hay detrás de esas frases. Y que con la unión y el apoyo del pueblo se pueden alcanzar logros más grandes.

1 comentario:

  1. Argentina: ¡Acá están, ellos son: los obreros de Zanón!
    http://red-latina-sin-fronteras.lacoctelera.net/post/2013/10/27/argentina-aca-estan-ellos-son-obreros-zanon

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