Hablar
de desigualdad es fácil. Sobre todo cuando el que sufre la desigualdad es otro.
El pasado lunes 3 de diciembre se celebró el Día Internacional de las Personas
con Discapacidad, ¿no te enteraste? Claro, los medios no se hicieron eco de la
cuestión, y como toda noticia que no vende, este tema paso desapercibido. La
siguiente nota está escrita por Juan María Nimo, una de esas personas que habla
de desigualdad, pero porque la sufre.
Mi nombre es Juan Maria Nimo y nací un 8 de
enero de 1988. Desde chico incursione en el mundo del deporte motor. Con apenas
4 años comencé a tener una pasión, primeramente subido a un kart y luego
rápidamente arriba de una moto iniciando mis primeros pasos en la disciplina
del MotoCross.
Desde ahí me divertí, y crecí entrenándome
con el sueño de llegar a lo más alto e ir cumpliendo y ganando cada paso que
requería para llegar hasta ahí.
En mi adolescencia pude convertirme en piloto profesional,
salteando innumerables obstáculos hasta llegar a los apoyos de terminales que
pudieran tenerme como piloto para representar cada marca.
A lo largo de mi carrera, en las diferentes
categorías que tiene este deporte motor, tuve la posibilidad de salir campeón,
sub-campeón y pelear los mejores torneos de todo el país, resultando ganador a
nivel regional, nacional e internacional.
Corriendo el mejor momento de mi vida,
convencido de que las cosas se iban dando como estaban soñadas, corriendo en
Chile para el equipo Suzuki, un mal despegue de un salto a rápida velocidad me
produce una caída dejándome como consecuencia la rotura de varias vértebras de
mi columna, estallándose algunas otras, fisurándose hacia adentro, pellizcando
la medula. Esto me dejó como consecuencia un aplastamiento de la médula nivel
dorsal, torácico y alto casi cervical.
Luego de superar los tratamientos que
requiere éste tipo de lesión, y luego de los cuidados intensivos, pude
finalmente comenzar mi rehabilitación en diferentes centros.
La rehabilitación es lenta, pasiva y lleva
su tiempo. Nada es fácil y seguramente quien haya pasado algo similar sabrá de
qué se trata. Hay que mirar para atrás luego de algún tiempo para saber el
avance que uno tuvo para poder evaluar como viene transcurriendo su
rehabilitación.
Las mesetas que se crean y aguantar el no
poder moverse e intentar e intentar se
hace rutinario, por eso decidí enfocarme en seguir realizando aquellos sueños
que siempre tuve. Así es que fui por mi licencia para seguir siendo piloto pero
esta vez en auto, con todo al volante.
Para conseguir mi licencia tuve que luchar
incansablemente y someterme a diferentes pruebas, retos y superaciones. Pude
lograr cada una de ellas. Decidí entonces amoldar cada deporte a mi capacidad,
por eso realice kart, moto, cuatri, ski nieve, ski agua, vuelo, súper moto,
vuelo acrobático, danzas aéreas y muchas otras cosas mas.
Hacer cada cosa costó, y costó mucho.
Sumado al día a día, que de por sí es lo mas difícil de llevar, tuve que
encontrarme también con los “no” rotundos y las negaciones por parte de muchas
personas a la hora de querer emprender algo. Por eso decidí armar un plan. Que
hoy, a 6 años de mi cambio de vida, lo llame la revolución.
La
revolución consiste en mostrar que podes hacer lo
que tengas ganas de hacer. Solo hay que hacerlo. Entrenarse si eso lo requiere
y acomodar todo a la capacidad de uno. Decidí armar cada cosa, deporte,
disciplina o lo que se me ocurrió a mi capacidad para llevarlo adelante. He
realizado muchísimas actividades superando cada reto al cual me sometí. Lo
fundamental es estar bien anímicamente como cualquier persona que necesita
tener un bienestar emocional para emprender su día a día, factor fundamental en
esto, ya que la silla o las capacidades
diferentes arrastran un montón de factores en el que quizás no mover las
piernas termina siendo una cuestión diminuta.
Lo que quiero y propongo, o mejor dicho de
lo que se trata la revolución es que
hagamos, hagamos y no dejemos de hacer.
Uno puede hacer lo que tenga ganas de hacer, que eliminemos los miedos a
una capacidad diferente, que eliminemos esa cuestión de visión hospitalaria,
que saquemos la morbosidad, que quitemos la lástima a la hora de ver. De hecho,
suelen identificarnos con una palabra con tan poco valor como inválido.
Creo
que eso no existe. Todos somos válidos a la hora de hacer, podes hacerlo mejor
o peor, de alguna u otra forma, pero si querés podes hacerlo.
Si sabemos de los índices de accidentes con
consecuencias creo que nadie haría mas nada, si sabemos lo frágil y expuesto
que esta nuestro cuerpo no emprenderíamos mas nada.
Entonces
creo que enfocar, mostrar y romper con los miedos es una revolución como
encontrar la recuperación a una lesión medular o a tantos otros malestares que
hacen que el resto te vea diferente. Si sos igual, pero te ven diferente, no
dejes de hacer y mostrar que en realidad ellos son los iguales.
Siempre digo que obviamente quisiera estar
recuperado, pero me gustaría antes lograr cada objetivo que emprendo, superar
cada reto subiendo cada escalón que me proponga. No quiero que halla
privilegios ni que me regalen nada. Solo quiero la oportunidad de que me dejen
hacer.
Mostremos que se puede, mostremos que hay
vida y que podes vivir de la misma forma, que no hay que tener miedo a pasar
por algo similar, por que vivís un mundo hoy oculto pero lindo con cosas
copadas con cosas que suman con una experiencia única. Aprendes muchas cosas,
aprendes lo mismo que todos, pero con un plus, y ese plus se disfruta y si se
disfruta oculto.
Imaginemos cuando no estemos ocultos,
cuando hagamos lo que queramos sin estar a la espera de que te dejen, solo ser
uno mas. Hagamos la igualdad, no hablemos de discriminación por que es un hilo
muy fino que quizás es mejor no enfocarlo.
El día a día es complicado de llevarlo:
cuando uno quiere hacer y no te dejan, cuando uno quiere ingresar y te echan,
cuando uno quiere sumar y te restan, cuando uno quiere convivir y te olvidan.
Todo suma a que tu cabeza día a día se agote, cuando se agota te lleva a un
abandono el abandono personal te lastima, te arruina y seguramente te
lleva a lo peor.
Hagamos la inclusión. Yo no quiero correr en auto, en moto, o lo
que sea en una categoría especial. Solo quiero mostrar que podemos de igual a
igual. No quiero ir a un baño para mí, quiero ir a un baño al que vayamos
todos. No separemos, igualemos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario