“Si estás más solo que la luna,
déjate convencer,
brindando a mi salud, con una
que yo me sé.
Y, cuando suban las bebidas,
el doble de lo que te pida
dale por sus favores,
que, en casa de María de Magdala,
las malas compañías son las mejores.
Entre dos curvas redentoras
la más prohibida de las frutas
te espera hasta la aurora,
la más señora de todas las putas,
la más puta de todas las señoras. “
Para debatir acerca del fenómeno de la prostitución es necesario comprender que la misma se inscribe en el marco de las relaciones de opresión patriarcales, donde los valores masculinos hegemonizan dichos lazos, donde la heteronormatividad obligatoria y el cuerpo de mujeres y niñas se visualiza como un significativo capital.:
Me interesa poder abrir el debate en torno a como se visualiza el fenómeno de la prostitución actualmente. Existen varias posturas que se sostienen alrededor de la temática,principalmente abordadas desde un enfoque jurídico, atendiendo a las leyes y las políticas del Estado: el prohibicionismo ,en el cual se plantea la sanción y aplicación de un castigo,tanto para quienes acepten un pago a cambio de sexo, como para quienes lo demanden.En este planteo ,en teoría se penaliza a la totalidad del sistema,pero la realidad nos objeta algo antagónico. Es a la mujer en situación de prostitución a la que se penaliza, en tanto se absuelve en la mayoría de los casos a los clientes. El abolicionismo sostiene que cualquier tipo de prostituciòn se configura como la explotación en el cuerpo de otrx, y por ende como un atentado grave contra la dignidad de las mujeres(siendo este colectivo el mayormente sometido a esta pràctica). Es este posicionamiento ideologico, ètico y político el que se postula a favor de la desaparición de la prostitución, y que ha tenido fuerte recepción dentro de los movimientos feministas. Parte de sostener que las mujeres en situación de prostitución son víctimas. No reconoce diferencias entre una prostitución libre o forzada, porque la prostitución no se da nunca en el marco de la libertad. Las mujeres son consideradas en estas situaciones como útil mercancía. Bajo el marco jurídico de la reglamentación se plantea que al Estado le correspondería intervenir para legalizar el ejercicio de la prostitución, ya sea reglamentando la instalación de prostíbulos, censar y registrar a todas las prostituìdas,controlar sus enfermedades de transmisión sexual e incluso establecer los impuestos a ser cobrados a quienes se dedican a este “negocio”.
Hecha esta introducción,cabe preguntarnos:si las personas son vistas como mercancìa, si son reducidas a simples objetos que se compran y venden en el mercado, ¿què marco de elección tienen en su vida? Mujeres y varones somos social, política y económicamente desiguales. El capitalismo, basado en la explotación de clases, consolida también las desigualdades de gènero plasmadas en el sistema patriarcal en el que se desarrollan nuestras relaciones sociales. Es por eso que cabe definir a la prostitución como una relación de dominación, subordinación, y explotación sexual de las mujeres, legitimada e institucionalizada en el patriarcado. En este sistema se ha fomentado una cultura del consumo sexual, que se ha valido de numerosos recursos comunicacionales para difundirse, entre ellos, la televisión, la publicidad, periódicos, revistas, páginas de internet, etc, como soportes donde se expone a los cuerpos de las mujeres como mercancías, impulsando la idea de la prostitución como algo deseable, y económicamente rentable para quienes la ejercen. La promoción de esta imagen de las mujeres genera un incremento del consumo de la prostitución, a su vez que tiende a reproducir (entre varones y mujeres) la naturalización de dichas representaciones, relaciones y sentimientos en torno a la cosificación de la mujer, donde la intimidad se exhibe como producto y la sexualidad se mercantiliza.
Es fundamental encausar el planteo de esta problemática, tendiendo a concientizar de las consecuencias del fenómeno, es necesario romper con los discursos hegemónicos que naturalizan y legitiman esta situación de opresión sobre los cuerpos-sexuados. Es necesario discutir el carácter de violencia y atentado sobre la dignidad de las mujeres que tiene la prostitución. No es posible considerarla como un trabajo en tanto no existe un marco de libertad que no este condicionado por las relaciones que el sistema capitalista ordena. Las victimas de prostitución y otras formas de explotación sexual o abuso (como en cualquier delito contra la integridad sexual) no son tales por sus conductas individuales sino que son los resultados de la política sexual patriarcal y el ordenamiento social resultante de la aceptación de la prostitución y de que los consumidores-clientes pueden disponer del cuerpo de las mujeres porque tienen mayor poder y dinero. Es en este sector, el de los prostituyente, sobre el cual recaen las políticas de Estado, en tanto las mismas se direccionan a velar por la salud del consumidor, sin atender, ni cuestionar la situación en la cual se halla esa mujer prostituida.
Es en pos de la deconstrucción de las lógicas imperantes en los discursos patriarcales, que debemos orientar nuestras luchas cotidianas, para romper con las complejas relaciones de poder que nos rodean, que nos condicionan. Es este el camino que transitamos, uno orientado a la construcción de una sociedad sin opresorxs ni oprimidxs,sin explotadorxs ni explotadxs.
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Florencia Montiel
(Militante del MIU-Cob La Brecha- Campaña Nacional Contra las Violencias Hacias las Mujeres)
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