miércoles, 7 de diciembre de 2016

“Los privilegios por ser varones se pueden utilizar políticamente para ayudar y cooperar para derribar el estigma del trabajo sexual”

Georgina Orellano, referente de Ammar CABA; Leonor Silvestri, escritora; Bruno Disalvo; Estela Carrizo, presidenta de La Red de Personas Viviendo con VIH y Malu López, referente de Ammar Mar Del Plata y sus hijos.


          Desde el Colectivo Cultural Otro Viento tuvimos la oportunidad de entrevistar a Bruno Disalvo de 22 años, para hablar sobre una temática como lo es el trabajo sexual autónomo, muchas veces invisibilizada por los medios masivos, en las charlas de quincho y en ámbitos de militancia, al punto que este fue el primer año que tuvo lugar el taller de “Trabajo sexual”, en el marco del 31° Encuentro Nacional de Mujeres

          Bruno participa en el Frente de Unidad Emancipatorio por el Reconocimiento de los Derechos de Trabajadorxs Sexuales en Argentina (FUERTSA), una alianza entre organizaciones sociales, políticas, culturales; activistas, académicxs, artistas, políticxs, que el año 2013 presentaron un proyecto de ley que busca el reconocimiento de los derechos laborales de quienes ejercen el trabajo sexual.

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Queríamos empezar preguntándote acerca del trabajo y tu elección. ¿Hace cuánto lo ejerces? ¿Por qué y cómo lo elegiste?
Hace cuatro años desde la primera vez que cobre por sexo y hace dos años que es digamos mi oficio, mi principal entrada de dinero. Desde muy chico cuando supe que existía la prostitución fantaseé con la idea de hacerlo, me despertaba mucha curiosidad. Me acuerdo de mirar Disputas por televisión, ¿te acordás de esa serie? (risas) y pensaba que estaría buenísimo, pero creía que era un trabajo que realizaban sólo mujeres o personas muy muy lindas.
A los 16 cuando me abrí el Facebook empecé a recibir mensajes de tipos ofreciéndome plata y fueron ellos los que me hicieron dar cuenta que yo podía cobrar por sexo, pero yo era muy chico y nunca concretaba nada. Luego a los 17 años conocí a mi ex y tuvimos una relación de 4 años y yo deje el tema de lado. Estuvimos 4 años, en el último tiempo yo ya no quería saber nada y solo quería prostituirme. Cortamos y empecé a hacerlo y me encantó, me encontré con un trabajo en donde yo decido todo, con libertades que no me había dado ningún otro trabajo, poder elegir con quien, donde, cuando.
Porque muchos piensan que los trabajadores sexuales somos como muñecos inflables a los que se les puede hacer lo que sea, pero nosotros elegimos las maneras, las prácticas...todo se pacta antes, el cliente sabe los sí y los no.

¿Podrías comentarnos del trabajo en sí mismo? Tenemos entendido que no consiste meramente en el acto sexual...
No, para nada, creo que nuestro trabajo viene de la mano de la asistencia social y se le parece bastante a la asistencia terapéutica. Muchas veces el sexo queda en un segundo o tercer plano y surgen charlas muy interesantes, hay mucha psicología involucrada. Los clientes a veces buscan eso, alguien que los escuche, que los aconseje, a veces disfrutar del cuerpo del otro, tocarse, acariciarse, mirar una película. Tengo un cliente, que también podría llamarle amigo, que es viajante y viene una vez por mes y cocinamos, hablamos mucho, vemos tele y dormimos. Y a veces es mucho más erotizante eso que alguna práctica sexual. A mí me gusta eso, conocer personas, sus historias, sus intimidades, experimentar mi sexualidad, descubrirme, conocer prácticas nuevas, viajar, conocer lugares.

En general, ¿quiénes son tus clientes? ¿Cómo pactas los encuentros y en dónde? ¿Trabajás varias horas por día o como soles repartirte? Y con respecto a esto último de las maneras, las prácticas ¿te has encontrado con prácticas violentas, como manejas esos casos?
Los clientes son personas muy diferentes entre sí, pero si hay que generalizar por un lado tenés a los gays, que tienen su sexualidad asumida y por el otro lado los heterosexuales... bah… con una subjetividad heterosexual, personas que gozan de los beneficios sociales de ser percibidos como heterosexuales, a pesar de eso son personas amables, sin rollos, algunos tímidos... hay como un imaginario social de que los clientes son personas violentas, drogadictos, creo que eso surge del desconocimiento, desde la ignorancia, de las películas de Hollywood, no sé, jamás tuve un problema, jamás un cliente me obligó a hacer nada que yo no quisiera.
Creo que eso también se debe a que me encuentro empoderado y ellos me perciben de esa formay también me aseguro de que me manden alguna foto, de que me llamen por teléfono así queda grabado su número.
Con respecto a cómo pacto los encuentros todo lo hago desde Facebook y redes sociales y vamos a telos. Con los que ya tengo confianza a veces voy a su casa, algunos piensan que es peligroso, pero yo he conocido a chicos en boliches y me he ido a su casa, todos hemos hecho eso. Cuando nos subimos a un taxi tampoco conocemos al chofer, todos estamos expuestos de alguna forma. Yo no niego que la prostitución callejera sea un ambiente violento, pero no es por lo que pasa dentro del servicio sexual sino por todo lo que lo rodea, violencia institucional, coimas, delincuencia, y eso se da porque estamos sin derechos y sin leyes que nos protejan, entonces, quienes trabajan en la calle se ven arrojados a una marginalidad y una vulnerabilidad que es proliferada desde el Estado.

Dado que llevas el trabajo de esta forma, ¿pactas más de un encuentro por día? ¿Cuántas dura cada encuentro? ¿Cómo manejas el tema de la estimulación (si es que es necesario)? ¿Tenés ofertas/propuestas de mujeres?
Me gusta atender un cliente por día, a lo sumo dos, pero no más, porque no quiero ser una máquina de coger, yo disfruto de cada encuentro, no tengo problemas en estimularme, me excito y acabo en todos los encuentros. Yo estoy en contra del concepto de trabajar  y no me gusta matarme tratando de generar más riqueza, por eso me gusta mi trabajo también, porque son una o dos horas por día y luego tengo el resto para hacer lo que realmente me gusta. Todo lo que la gente cree de la prostitución, que es denigrante, esclavizante, indigno, lo creo yo de los trabajos digamos habituales, hay algo muy esclavizante en levantarte todos los días a la misma hora, ir al mismo lugar, hacer las mismas cosas. Eso para mí es funcionar como una máquina.
Propuestas de mujeres no tuve hasta ahora, yo soy una maricona bastante afeminada y supongo que las mujeres buscan otra cosa, pero no me cierro a trabajar con personas de cualquier identidad de género.

          Lxs trabajadorxs sexuales se reconocen como tales y reclaman los derechos de lxs que gozan cualquier otrx trabajador, nada más ni nada menos. Además de tener que enfrentarse a estas delimitaciones, luchan principalmente contra la moral (religiosa mayormente) del uso de sus genitales como herramienta de trabajo, una lucha en términos culturales intrincada, y a lo que la invisibilidad de su situación solo promueve la inexistencia de sus derechos (y lo peor, su criminalización).

          El caso de Bruno pareciera excepcional ya que trabaja de manera autónoma y privada. Comenta además que es muy bien remunerado, lo que no quita que también posea un negocio familiar donde tiene otros ingresos. El tema de no poseer obra social, para él no es un impedimento para acceder a la salud, ya que asiste a la salita de su barrio, donde espera el turno como cualquier otrx paciente para ser atendido ante cualquier problema.

Fotografía de Olivia de la Vega
¿Qué compartís y qué diferencias encontrás con las trabajadoras mujeres y trans, debido a tu condición de varón, que te permite pararte desde otro lugar? Tenemos conocimiento de las vulnerabilidades que sufren las trabajadoras en la calle, y queríamos saber qué sucede con los varones trabajadores.
Entiendo, es cierto que la prostitución masculina goza de cierta "distensión" y no tan estigmatizada como la de las mujeres cis[1]y trans ya que lamentablemente, existimos dentro un sistema patriarcal que nos beneficia y nos juega a favor, pero también aprendí que los privilegios por ser varones se pueden utilizar políticamente para ayudar y cooperar para derribar el estigma del trabajo sexual; leer es un privilegio, usar zapatillas es un privilegio y nadie quiere dejar de tenerlos.
Las chicas trans se ven obligadas a ejercer la prostitución porque no se les brinda otra alternativa, es lamentable y hay que ofrecerles alternativas laborales. Ellas son personas en situación de prostitución, a mí me interesa marcar esa diferencia con el trabajo sexual autónomo. Ambas políticas pueden ir juntas, alternativas para quienes no quieren ejercer y derechos laborales para quienes sí.

Nos gustaría saber cómo vivís tu trabajo en el día a día, digamos, con respecto al tabú, teniendo en cuenta que la sexualidad en sí misma es un tema del que se habla poco y ni hablar del trabajo sexual. Por eso queríamos saber cómo manejás el tema del trabajo con tu familia, amigues, etc.
Tengo la suerte de tener una familia súper abierta, para mí, mi familia son mi mamá y mis hermanos. A mi vieja le costó un poco más entenderlo, no por una cuestión moralista sino de cuidado hacia mí y fue un trabajo de empoderarla también a ella y hacerle entender que era una práctica más, de hacerle ver que el sexo no tiene por qué estar ubicado en ese lugar sagrado de amor y de familia. Lo entendió enseguida y ahora está en twitter peleándose con las abolicionistas y defendiendo a las putas jaja. Mis amistades ningún drama, no hubiera llegado a ser mi amigo alguien que moraliza el trabajo sexual.

¿Te parece que tu trabajo es un impedimento para tener pareja?
No me parece que lxs trabajadorxs sexuales enfrenten un impedimento para tener una pareja. No sé si es que yo me encierro en mi nube progre pero creo que la gente está con otra cabeza e incluso puede ser que colabore para atraer la atención y hacer que se acerquen a conocerte. Yo en lo personal tuve una larga inyección de monogamia y no quiero saber más nada, creo que la pareja te aísla, te aísla de la sociedad, de tus amigos, de tu familia... hablo del amor romántico, me parece que no hay nada menos revolucionario que tener una pareja, sea hetero, gay, lesbo, queer o lo que sea.

Una lucha feminista

          Frecuentemente, a la hora de hablar sobre trabajo sexual, hay una diferenciación entre si la actividad se promociona desde el ámbito público o el privado. El trabajo público es aquel donde lxs trabajadorxs ofrecen su servicio en la vía pública, lugar donde se sufren las mayores vulnerabilidades, a diferencia de Bruno, que tiene la posibilidad de trabajar desde un ámbito privado. ¿De qué clase de vulnerabilidades hablamos? Incluyendo la cuestión de clase, acerca de que quienes trabajan en la calle pertenecen a los estrato sociales bajos en términos de ingresos (con lo que ello implica en términos de acceso a servicios básicos de alimentación, salud y educación), a lo que se suma que al estar literalmente en la calle, se vean hostigadas por las fuerzas policiales, proxenetas, trata de personas, a veces hasta los mismos clientes e incluso lxs vecinxs.  

          Frente a estas vulnerabilidades, es que cobra mayor relevancia la lucha actual por el “Cupo Laboral Trans”, conocida también como “Ley Diana Sacayán Nº14.738”, en honor a la activista que falleció en manos de travesticidas en octubre del año pasado. La ley ya fue sancionada en la Provincia de Buenos Aires (y se invitó a los municipios a adherir a ella) y la misma asegura que el 1% de los puestos de trabajo estatales sean cubiertos por personas travestis, transexuales y transgénero. El objeto de la ley es garantizar el acceso a trabajos que no padezcan las vulnerabilidades que se presentan en la vía pública a quienes encuentran como casi única salida laboral el estar ofreciendo sus servicios en la calle.

¿Cómo te acercaste al feminismo?
El concepto de liberación de la mujer siempre me atrajo pero era de esas personas ignorantes que decían "creo en el igualitarismo, no en el feminismo", esas cosas que la gente opina sin tener una mínima idea. En 2013 me unieron a un grupo feminista llamado 'putxs bizarrxs' y empecé a leer y a informarme sobre lo que era y lo que no era el feminismo y mi visión del mundo cambió por completo, una vez que ves no podés borrártelo, descubrís el micro-machismo en todo tu entorno e incluso en vos mismx, a partir de ahí es desconfigurarte, repensar e instruirte.

¿Qué es lo que te llevó a organizarte,  acercarte a FUERTSA?
Hace un par de años que el feminismo me sedujo y empecé a convivir dentro de esos espacios. Descubrí a AMMAR, la Asociación de Mujeres Meretrices de Argentina y su militancia me ayudó a resignificar mi trabajo y a tomarlo desde un lugar empoderante. Empecé a sentirme interpelado porque yo realizaba mi trabajo encubierto, desde un lugar oculto y me sentía un hipócrita en ser feminista y por otro lado esconder lo que hacía para no perder el buen visto social, como te decía, si cuento con un privilegio vamos a usarlo para que contribuya al empoderamiento de otra gente, de la misma manera que me ayudaron a mi desde AMMAR. Me sentía en parte responsable de que el trabajo sexual siga existiendo dentro de ese lugar oculto y marginado y me sentí con la obligación de contarlo públicamente, y en junio lo hice público mediante una publicación en face y todavía me llegan notificaciones.

Y en relación de AMMAR y FUERTSA ¿cómo es tu participación ahí? ¿Participás orgánicamente? ¿Qué nos podes contar sobre los talleres de capacitación?
Yo soy activista en FUERSTA, tenemos reuniones y pensamos en ideas, proyectos para fomentar la promoción de los derechos humanos de las personas que ofrecen servicios sexuales y luchamos por su reconocimiento como un trabajo dentro del marco de la ley.
Sí, AMMAR  ya ofrece talleres de capacitación y empoderamiento para trabajadoras sexuales. Les hacen conocer cuáles son los -pocos- derechos que las amparan y las preparan para enfrentar la estigmatización, cómo acceder a los servicios de salud y mejorar su calidad de vida.

¿Querés comentarnos los puntos principales del proyecto de ley?
En 2013 AMMAR presentó un proyecto de ley que busca reglamentar el trabajo sexual autónomo. Se propone crear un registro único de trabajadorxs sexuales que dependa del Ministerio de Trabajo, de esa forma seria muy fácil controlar quien está ejerciendo voluntariamente.
También reclamamos los derechos humanos básicos de cualquier trabajador, como una obra social, ART, poder jubilarnos, tener la representación de un sindicato, acceso a una salud integral, a la seguridad, derecho a la circulación porque en 18 provincias del país todavía están vigentes artículos contravensionales que penalizan nuestro trabajo y algunas compañeras pasan hasta 30 días encarceladas por ejercer en la vía pública. Y el proyecto también propone reinserción laboral para las personas que quieran dejar de ejercer.

¿Qué sucede con el proxenetismo en el trabajo sexual?
Yo considero el proxenetismo cuando se obtiene un beneficio económico de la explotación de una persona en contra de su voluntad, y bajo el control del proxeneta o tratante. Pero creo la mezcla de los discursos de trata de personas y trabajo sexual autónomo entorpece el debate, impide el ejercicio de nuestro trabajo e incrementa los controles por parte de la policía, el Estado. La trata no solo puede ser asociada al sector sexual, sino también a la industria textil y también de la construcción.
Me parece increíble que se nos pida a lxs trabajadores sexuales que seamos autónomos cuando realmente ningún trabajo lo es, todos trabajan para alguien, todos producen para un jefe, no me parece mal que una trabajadora que se encuentra expuesta y sin derechos decida trabajar para alguien más y así obtener protección. A las putas también se nos exige que elijamos nuestro trabajo cuando elegir es un privilegio de algunos pocos, todos trabajamos por necesidad y no por elección, yo si pudiera elegir me quedaría en mi casa bailando y escuchando música en vez de ir a laburar.

          En parte por todo lo antedicho por Bruno, es que reivindicar y plantear como solución el abolicionismo para terminar con el trabajo sexual, es intentar ocultar una realidad que atraviesan miles de personas, y trasladarlo a un ámbito de mayor marginalidad, donde los derechos que antes les eran difíciles de alcanzar, ahora sean imposibles. ¿Cuándo la prohibición trajo aparejado un cambio cultural acerca de dicha prohibición? El pedido de la creación de leyes y penas para aquellas personas que eligen ser trabajadoras sexuales o cuando no tienen otra alternativa en este contexto social, político y cultural, es colocarlas en un lugar de extrema vulnerabilidad dentro de un sistema sexista y patriarcal, que no hace más que brindarle las herramientas necesarias a las instituciones del Estado para que persigan, hostiguen y criminalicen a lxs compañerxs trabajadorxs. El cambio es gradual y cultural y la militancia es en contra del machismo y el patriarcado.

¿Querés comentar de la situación de las compañeras trabajadoras de la calle en Mar del Plata, teniendo en cuenta el contexto represivo?
En Mar del Plata han clausurado todas las whiskerías y las casas de cita amparándose en las leyes anti trata y eso arrojó a muchísimas mujeres a ejercer en la vía pública, a convivir con toda esa violencia, sobe todo institucional. Este año se aprobó una ordenanza que multa a las imprentas que imprimen folletos de oferta sexual, esos que se ven en la vía pública. Es decir, van haciendo cada vez más difícil el ejercicio de nuestro trabajo y eso nos arroja a una mayor marginalidad. Por ejemplo, se clausuro Madaho's que era la whiskería más famosa, y en los diarios salió "40 chicas rescatadas de la trata" ¡y es mentira! Yo las conozco, son mujeres que eligen trabajar de esto. Eso es lo único que logran las leyes anti trata y les da todo el poder a la policía y a los inspectores de la municipalidad para que hagan su kiosquito en torno a nuestro sufrimiento.

¿Te gustaría agregar algo, o si quedó pendiente alguna cuestión que no abordamos?
Que todas las desigualdades que se le atribuyen al trabajo sexual ocurren en todos los trabajos porque existen dentro el sistema capitalista, la explotación es inseparable de la organización del trabajo asalariado, si algo hay que abolir no es la prostitución sino el régimen capitalista, pero mientras luchamos debemos contar con los mismos derechos que cualquier trabajador y que el problema nunca es el cliente, el problema es la policía.

          El trabajo sexual además del peso moral que posee y al no estar amparadxs sus trabajadorxs por un marco legal, se ven también afectadxs por las políticas que se implementan para combatir la trata. No se realiza una diferenciación entre la elección y ejercicio del trabajo sexual y la explotación sexual. Esto perjudica directamente los ingresos económicos como así también una persecución de lxs compañerxs. “Sin clientes no hay trata” es la consigna que solemos leer y escuchar, haciendo foco en que el principal responsable de la trata es quien consume. Lxs trabajadorxs sexuales manifiestan que sin cliente no tienen ingresos económicos, y culpabilizarlo es tapar todo el entramado y complicidad de instituciones que posibilitan que la trata de personas tenga la magnitud que posee. Sin la complicidad de la policía, el Estado y  la Justicia no hay más trata ni proxenetismo.
          
          Sin embargo deberíamos también problematizar ¿quién es el que paga por sexo, en su mayoría? ¿Cómo se inician los varones y las mujeres en lo sexual? ¿Qué expectativas sociales están puestas en unx y otrx? A 10 años de la sanción de la Ley de Educación Sexual Integral es que hay que rever también hacia dónde apuntan las políticas públicas, entendiendo que la educación sexual es un derecho del cual deberíamos gozar todxs, mientras que, por el contrario, continúa siendo un tema tabú en las escuelas, en las casas, y otros espacios. Abordarla desde una mirada amplia, biológica, psicológica, afectiva y social, en todos los ámbitos y desde la infancia permitiría no sólo quitar lo sexual de ese lugar oculto en el cual se encuentra, sino también re- pensar cómo nos relacionamos con otros cuerpos, en las distintas sexualidades y la construcción de nuevas masculinidades. Mientras que el trabajo sexual continúe ejerciéndose en la clandestinidad y marginalidad y lo sexual siga siendo un tema del cual no se hable, el patriarcado seguirá operando en las calles, en las casas y en nuestras camas.






[1] Cisgénero (frecuentemente abreviado como cis), en el campo de los estudios de género, es un término que se utiliza para describir a personas cuya identidad de género y género asignado al nacer son concordantes al comportamiento que a este le fue socialmente asignado. 

1 comentario:

  1. Hola,
    Invito a leer el ejemplar N°4 de la Revista TEORÍA Y PRAXIS, que se puede leer o descargar en http://www.debates.teoriaypraxis.org/index.php/es/.
    Este ejemplar incluye un interesante espacio de debate sobre “Ni Una Menos”, basado en cartas de lectores.
    Hay una sesión de POLEMICA, donde se puede contribuir con el debate.
    Y una nueva sección...Humor Político!
    Buena Lectura!

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