García Linera, vicepresidente del
Estado plurinacional de Bolivia, hoy visitó nuestra ciudad en el marco del III
Foro Latinoamericano de Trabajo Social. El estadio Atenas explotaba desde
temprano. Cada unx, fuimos acercándonos con el termo y el mate para buscar un
lugar y poder escucharlo.
Al evento concurrieron diversas
organizaciones sociales y agrupaciones estudiantiles, cánticos de múltiples
colores gritaban por “La Patria Grande de América Latina”. Luego de dos bailes
típicos bolivianos y del protocolo universitario de presentación y
agradecimiento se leyó una carta que Milagros Salas envió al foro, agradecida
por el apoyo y denunciando la injusticia de su arresto junto a 11 compañerxs de
su organización. Minutos después, luego de que se le entregara un obsequio
realizado por un artesano local, García Linera se paró y comenzó a hablarnos.
En esos momentos pareciera que no
alcanzan las manos para poder anotar algunas frases que te querés llevar, que querés
leérselas a otrx compañerx, que querés compartir; algunas de ellas te hacen un
nudo en la panza y te emocionan. Son palabras que te llenan de ganas, de
esperanzas y que afirman el por qué estás donde estás.
Tan claro como su pensamiento,
García Linera comenzó hablando de la desigualdad. La definió como “el índice de injusticia y dolor que tiene
una sociedad”, recordó cifras de las desigualdades en nuestro continente
durante los años neoliberales y mencionó el crecimiento económico y desarrollo
humano que lograron en Bolivia junto a Evo.
Como era de esperar reflexionó
sobre el duro momento que vive América Latina, retrocesos y estancamientos con
la derecha al poder. Frente a ello comenzó diciendo: “pensar que todo lo resuelve el Estado, abandonando la sociedad civil,
puede llevar más temprano que tarde a que la derecha se reconstituya." Además, sostuvo que “ninguna sociedad puede cambiar la dominación sino hay autoconocimiento
social, hay dominación porque se naturaliza la injusticia”.
No faltó su reflexión político marxista, firme y convincente
aseguró: “no puede haber victoria
política si previamente no ha habido una victoria simbólica”, agregando “vivimos en tiempos donde cobra importancia
la lucha cultural, la lucha de las ideas”, y si nada de eso era suficiente
sintetizó “vivimos tiempos gramscianos de
batalla cultural y de ideas. Pero un debate gramsciano sin remate leninista es
un homenaje a la impotencia cultural” además argumentó que "un proceso revolucionario es un
constante ir y venir entre Gramsci y Lenin, Lenin y Gramsci", en ese
momento estallaron los aplausos y se generalizó una inmensa sensación de
esperanza.
Finalizando su discurso nos regaló dos reflexiones que erizaron
la piel de más de unx: “la historia está de nuestro lado, hoy
vivimos un repliegue temporal" para luego exclamar fuerte “peleen,
cáiganse, levántense nuevamente, sigan peleando, peleando hasta que se caiga el
universo”.
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