Ya durante el verano fuertes oleajes punitivos
iban deambulando el circuito mediático, con escasas excepciones. La alarma
social, manipulada por la clase política dominante, estuvo encendida durante
todo el 2014 mezclándose desde emergencias securitarias y justificaciones de linchamientos;
hasta cuestionamientos virulentos e infundados a un Anteproyecto, propuestas
retrógradas y regresivas como el servicio militar obligatorio, y la
reutilización de las comisarías como prisiones.
Ilustración: Simón Jatip
Scioli, Granados, Casal y Berni, desde el
atril oficial; Massa, Macri, y otrxs provocadorxs de la miseria de la dirigencia
política, desde la oposición ¿Antagonismos? Grises cada vez más oscuros. El
trofeo de la demagogia punitiva era el objetivo semanal y el cultivo del miedo
al delito su herramienta.
CFK apareció menos, pero cuando lo hacía
era funcional a la opinión pública indignada por las falsas puertas giratorias
y peligrosidades, presentando al garantismo como subversión. Elude que las
prisiones federales han alcanzado un nuevo máximo histórico: 10.543 detenidxs.
Pero la consolidación y el
fortalecimiento del aparato represivo estatal fueron solo algunas de las tantas
notas características de este 2014.
Las políticas de seguridad estuvieron en
el centro del escenario mediático: el aumento de la tasa de encarcelamiento y
el gatillo fácil; la sobrepoblación policial en los barrios de la periferia y
la consiguiente persecución y hostilización a lxs pibxs; la expansión de la
videovigilancia funcional a la propiedad privada e inoperante para la
responsabilización de gatilladores seriales uniformados; y no olvidemos las
escaladas represivas ante las protestas de lxs trabajadorxs. Todas situaciones
que pasaron a un segundo plano para la gran mayoría de la opinión pública.
Los beneficiados por la siembra directa
de temor son varios. En primer lugar, los titulares de los mercados delictivos
cuya caja permanece intacta y en pleno crecimiento. La trata, el narcotráfico y
el mercado de armas ilegal continúan su expansión con el gerenciamiento
policial bajo subordinación política, que aún virgen de cualquier intento de transformación
pese a cualquier retórica revolucionaria.
En segundo lugar, los intendentes de los
municipios más poblados del terreno bonaerense ya tienen su propia fuerza de
choque legalizada y las manos preparadas para un acceso institucionalizado a la
caja ilícita de las “nuevas” policías comunales.
Por otro lado, se ubican las
corporaciones económicas securitarias. Mario Montoto, es ya un consolidado
empresario armamentístico vinculado a Estados Unidos e Israel, cuya tasa de
ganancia ha sido constante y con un futuro más que auspicioso para sus
bolsillos.
Massa quiere una cámara cada mil
habitantes y las empresas amigas se relamen. Cuatro empresas de seguridad privada se
reparten el negocio de custodiar dependencias estatales porteñas por no menos
de 600 millones de pesos. Además, el Gobierno del PRO aún debe explicar porqué
ingresan militares en forma ilegal en su Policía Metropolitana.
En las cárceles, en los manicomios, en
los márgenes de las urbes, en las instituciones de niñez parecerían no haber
humanxs para ejercer sus derechos. El presupuesto bonaerense de 2015 prevé un
incremento del 63,9 % para Seguridad y el Sistema Penitenciario.
La exacerbada violencia estatal del
gobierno de Scioli y sus soldados Casal y Granados se dirige exclusivamente a
lxs pibxs de los barrios pobres, a lxs encerradxs, a lxs abandonadxs por la
gestión del exmotonauta. Los campos de concentración de Scioli no se quedaron
atrás y han alcanzado también un récord histórico de personas privadas de la
libertad: 33.229 personas alojadas.
La gestión securitaria, ya sea naranja,
celeste y blanca, amarilla o negra y roja, va a teñir de azul las calles, pidiendo
más y más dosis de orden capitalista. La triple alianza entre el Estado, los
medios de comunicación hegemónicos y gran parte de la oposición ya produjeron
una metástasis punitiva para el control social y construyeron el escenario para
que el sistema penal ejecute las migraciones de la marginalidad a las sobrepobladas
cárceles.
“La
seguridad fue, es y será mi prioridad hasta el último día de mi mandato", aseguró cuando finalizaba noviembre, el surfista de la ola
naranja al encabezar el acto de egreso de 10 mil efectivos de la
Policía bonaerense realizado en la escuela Juan Vucetich, en Berazategui.
Cuando pensamos en seguridad, nos
acordamos que el pasado 17 de octubre
apareció el cuerpo de un pibe desaparecido por la Bonaerense hace casi 6 años
en Lomas del Mirador, por enfrentarse a este modelo securitario. Él como tantxs
miles nunca fueron, ni serán prioridad para quien mejor mide en las encuestas
presidenciales.
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