Todo indica que la muerte del joven de 25 años detenido ayer por la Policía Bonaerense en 2 entre 66 y 67, es un caso más de gatillo fácil.
Luego del robo a una mujer mientras sacaba su auto de su casa, la Bonaerense logró capturar al joven y frente a varios testigos lo subió esposado al patrullero. Pero en vez de dirigirse a la comisaría, el detenido fue llevado al Hospital San Martín, con un orificio de bala en la cabeza, y murió allí a los pocos minutos. Roberto Cipriano, integrante de la Comisión Provincial por la Memoria, dijo que aún se están haciendo las pericias y no hay nada concreto en la causa. “Nosotros siempre nos aseguramos de que las pericias no las haga la propia Bonaerense y, en este caso, las está haciendo Gendarmería”.
El cuerpo aún no fue identificado pero se está haciendo la autopsia y los peritajes. Además, el juez impuso secreto de sumario en el caso para no entorpecer la investigación.
Con respecto a las declaraciones de la Policía Bonaerense, según Roberto Cipriano, “manejan dos hipótesis: una es que el pibe tenía un arma y la sacó; y la otra que hubo un forcejeo y se disparó accidentalmente”, contó a Otro Viento.
Si bien la fiscal pidió a los medios de comunicación prudencia para poder continuar con la investigación, dijo que hasta el momento, la pruebas indican que es un caso de gatillo fácil.
No resulta extraño que la Policía Bonaerense haya asesinado a otro joven, abusando de su poder. La impunidad entre las fuerzas de seguridad sigue presente como cuando en enero de 2007 Darián Barzábal, de 17 años, fue fusilado esposado dentro de un móvil de la Comisaría 3ra de Los Hornos, aunque las maneras policiales de asesinar jóvenes son variadas y ya se robaron varias vidas más como la de Rodrigo Simonetti (11 años), Maximiliano De León (14 años), Franco Quintana (16 años), Axel Lucero (16 años), Omar Cigarán (17 años) y Bladimir Garay (16 años).
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