Sara
Hebe Merino habla pausado con sus enormes ojos verdes perdidos entre los autos
de la avenida Rivadavia, en pleno barrio Caballito. Ella dice que nada tiene de
diferente con la Sara rapera, la que se sube a los escenarios a denunciar desalojos,
corrupción y violencia policial, pero la timidez la invade cuando se prende el
grabador.
Nació
en Trelew, estudió derecho a la par que hacía teatro con Norman Brisky y
bailaba hip hop y dancehall. Luego de escribir varias letras decidió grabar un
disco (que terminó siendo La hija del
loco). El perfil de rapera le sentó mejor que el de abogada y ahora va por
su tercer disco que lanzará en diciembre.
OV: ¿Cómo
llegaste a dedicarte al rap?
SARA: Bailando. Bailaba hip hop y
dancehall. Escuché rap desde chica en Trelew, de donde soy. También bailaba,
pero recién cuando me vine acá a estudiar empecé teatro y también bailé mucho,
hasta que se mezclaron las dos cosas y me dieron ganas de arrancar a rapear.
Estaba haciendo una obra con un grupo de teatro popular en el teatro de Norman
Brisky. Era una obra de teatro colectivo que contaba la historia de la toma de la Gráfica Patricios, que es una fábrica
recuperada de La Boca. Al final, tenía una canción divina que era sobre la toma
y la música era muy melódica, entonces yo bajé una base de internet y la misma
letra la hice en rap. Quedó buenísima y me dije bueno, puedo rapear. No hicimos
la canción para la obra, pero ahí yo empecé a escribir con bases de internet.
OV: ¿Qué
significa la autogestión para vos?
S: Hacer uno lo máximo que pueda. De todas
maneras yo mando el disco a imprimir a una fábrica. La autogestión es hacerlo
uno sin pedir nada a nadie, sin transar pero por ejemplo en el rap hay pibes
que son mucho más autogestivos que yo. Hoy hay una moda o una tendencia a
hacerte un re estandarte, a decir soy independiente, soy autogestivo y no se es
tanto, a veces.
OV: ¿Cómo
grabás?
S: Con Ramiro Jota, mi compañero, con quien
estamos terminando el tercer disco y con él grabamos en su casa que es un Home
Studio, no tenemos ninguna discográfica que nos avala. Esa es la autogestión.
OV: ¿Vos
crees que se puede vivir de la música sin insertarse en el mercado de las discográficas?
S: Un poco ya se cayó el mercado de las discográficas,
porque los artistas ya nos avivamos, ya se desenmascaró ese mercado. Con lo que
más ganás es con tocar en vivo, no tanto con vender el disco. Nosotros hacemos
mil discos y venderlo es recuperar la guita, no es ganar.
Igual hay sellos chicos, nuevos, que ya
tienen otra cabeza, otras formas, y está bueno también. Yo los discos que hice,
los hice con la UMI, que es la Unión de Músicos Independientes. Ahora
probablemente saquemos el disco con un sello pequeño, nuevo, que no es una discográfica
ni una industria, es un sello de algunas bandas de rock. Lo que pasa es que el
sello lo que nos facilita es que yo le doy el disco terminado con la gráfica,
me hace mil quinientos discos, los paga él y no tengo que pagar esa cifra que
no sé cuánto estará, ¡ni quiero saber!
Volviendo a la pregunta... Sí, se puede,
pero cuesta muchísimo, sobretodo en el ámbito del rap. Yo creo que nos fuimos
de ahí, hacemos más rock, experimentamos con la cumbia, entonces se abrió un
poco la gente.
OV: ¿Vos
considerás que hay un transgénero?
S: Sí, transestilo. Nosotros no somos
hiphoperos, todo bien igual yo hago rap, es con lo que más me identifico. Pero
he hecho otras cosas y en este disco va a haber también otras cosas.
OV: ¿Cómo
son tus procesos creativos a la hora de componer?
S: Soy medio vaga, me cuesta sentarme a
escribir. Por lo general Ramiro me pasa bases que voy escuchando y voy
sobretodo anotando frases. Soy un desastre porque a veces salgo sin nada y voy
anotando en el celu frases que se me ocurren o que escucho. Después me siento con
la base y espero a ver qué me hace sentir, qué quiero decir, qué pensé, qué me
dio rabia, qué me inspira... y luego voy a ver qué tengo y hago un collage.
Tengo libretitas llenas de frases, boludeces, o hasta temas enteros que son una
garcha. Pero bueno, me gusta estar sola, en la compu y escuchando.
OV: ¿Hay
alguien que te inspire?
S: Mala Rodríguez, la amo. Mala rodríguez
me encanta, su poesía, las bases... Hay muchos raperos inspiradores como Keny
Arkana, Actitud Maria Marta, Asterisco -un rapero de acá que hay que escuchar-
y Anita Tijoux. Justo el otro día escuchaba una entrevista de Anita que decía
que por ahí algunas raperas quieren ser como las que se ponen de moda y cada
uno es como es, pero hay que encontrarlo a eso.
Pero más vale que a mí me gusta Mala
Rodríguez, Cristian Álvarez, Charly García, el teatro de Brisky, son todas
cosas que te van influenciando. Diferente ser un chorro y robar. Tiene que
servir para encontrar la propia identidad.
OV: ¿Cómo
es la relación con Ramiro y con Liyah?
S: Mis dos primeros discos son como
solista. Yo empecé sola, dije bueno, voy a hacer un disco. Luego lo conocí a Ramiro
por medio de un amigo y me mandó dos bases de las cuales salieron “Historika” y
“Desesperada”. Las grabé en su casa donde tiene un pequeño Home Studio. Ahí nos
conocimos y surgió la relación rapero-rapera-productor, que es mucho para el
rap, por lo general se conoce sólo el/la rapera/o. El segundo disco lo hice
todo en el estudio de Ramiro. La mayoría de los instrumentales los hizo él y lo
mezclo él. Hay algunas otras colaboraciones instrumentales de amigos, pero el
disco lo produje todo yo y también lo pagué, era mi proyecto, nos estábamos
conociendo. Después de Puentera salido, él se sumó a tocar en vivo. Y ahora
está Liyah que es corista. Aquí ella me acompaña en la voz pero también es
protagonista.
Es como que yo hice el camino inverso a una
banda: empecé sola y después ellos se sumaron. Entonces ahora con Ramiro ya
este tercer disco lo producimos enteramente entre los dos y tocamos juntos sí o
sí, y con Liyah, entonces es un híbrido entre... no somos una banda, o sea sí
somos una banda pero no tenemos nombre de agrupación y eso me gusta.
OV: ¿A
qué te referís cuando decís que representás a las minorías? ¿A qué público te dirigís?
S: Al que quiera escuchar. A veces
acompañamos luchas que están pidiendo justicia y es nuestro deber poder dar una
mano ahí, como lo de Gascón que si bien yo soy medio pesimista y pienso que no
cambia nada, estás ahí apoyando, tratando de hablar de lo que está pasando. Minorías
son los desalojados, la gente de los barrios que los quieren pasar por encima
para construir edificios. Minorías siguen siendo la comunidad homosexual, que
si bien se avanzó mucho sigue habiendo mucha discriminación y mucha violencia.
OV:
¿En qué lugares elegís tocar?
S: Elijo no tocar en lugares que tienen que
ver, por ejemplo, con el gobierno de la ciudad, con Macri. Eso sí es una lucha
para mí, hay que estar de un lado o del otro. He tocado en la ex Esma, en
algunas movidas de cultura de Nación. No me parece tan terrible ni tampoco he
tocado en tantas. Había una movida ahora que era también de la Ciudad, sobre
deportes y auspiciaban canales de deportes y marcas de ropa. ¡Ni en pedo!
Hay que ocupar espacios, porque si yo voy a tocar en alguna movida del gobierno de la ciudad estoy dando mi mensaje y un montón de gente me escucha, pero para mí no es así, porque hay que estar de un lado o del otro, ser un poco más radical. Tengo amigas que están en la militancia y dicen: “Tenemos que tocar, hay que ir porque hay que ocupar espacios para que te vean.” A mí me daría alergia tocar ahí. Y me parece que no sirve él: “Che, acá hay desalojos” con el cartel de Macri atrás. Me parece una truchada.
Hay que ocupar espacios, porque si yo voy a tocar en alguna movida del gobierno de la ciudad estoy dando mi mensaje y un montón de gente me escucha, pero para mí no es así, porque hay que estar de un lado o del otro, ser un poco más radical. Tengo amigas que están en la militancia y dicen: “Tenemos que tocar, hay que ir porque hay que ocupar espacios para que te vean.” A mí me daría alergia tocar ahí. Y me parece que no sirve él: “Che, acá hay desalojos” con el cartel de Macri atrás. Me parece una truchada.
OV:
¿Te consideras feminista?
S: Sí, yo sí. Creo que es necesario ponerse
un poco la palabra feminismo, entenderla. O sea, el feminismo es un movimiento de lucha por la igualdad de
género, a veces se entiende que el feminismo es como el machismo pero al revés.
¡Cualquiera!
A veces hay una fina línea ideológica,
entre una cosa y otra, es difícil. Todo lo que termina en ismo tiene algo de fanático. Yo no tengo tanta escuela en la lucha
de género, pero sí apoyo y me parece que hoy en Latinoamérica con el paroxismo y el nivel de violencia hacia las
mujeres que hay es necesario ser más feminista, hablar de lo que pasa y ponerse
firme contra el machismo, más que nada. Me parece importante apoyar a las
mujeres. Es muy groso lo que pasó en Salta con 40 mil mujeres en la marcha.
OV: ¿Cuáles
son tus próximos proyectos?
S: Ahora, el disco, metida 100%. También tocamos
el 21 de noviembre en capital, es un lugar nuevo que tiene lindo sonido. El
disco estará para marzo o abril, en lo posible.
OV: ¿Nos
rapearías algunas rimas de una canción del nuevo disco?
S: Hay un tema que estamos presentando ya,
este se llama “Patria de patrullas”. El título se me ocurrió porque son
palabras que suenan en este momento. Lo que uno hace está atravesado por el
momento histórico entonces, patria y patrulla, relacionado al presupuesto que
destinó Scioli para la policía, mucho mayor que el de educación o salud.
Si bien yo nunca en los temas sigo un hilo
conductor, soy medio esquizofrénica, no puedo decir este tema habla de tal
cosa, pero sí en éste tocamos el tema de Chevron un poco, y lo que está
sucediendo al respecto... Y la juventud, también su frivolidad que no le
importa nada de lo que está pasando y dice así:
“Ya está, ya no te molesto más
Mientras nos peleamos ahí hay guerra de
verdad
Y acá el plomo entra sin piedad
Entre acuerdo y desacuerdo no hay para
tomar
Vallar, el agua y la libertad
Mientras se firman contratos de desigualdad
Frackear, ("creo que inventé esa
palabra", ríe)
Lo público, y lo natural
Brota sangre negra de la biodiversidad.
Por Florencia Abelleira, Manuela Bolla y
Martín Zinclair
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