martes, 1 de abril de 2014

Medalla de oro para la homofobia

El primer mundo se vistió de gala para recibir a deportistas de todos lados en los Juegos Olímpicos de Sochi 2014. Las medallas fueron y vinieron y las hinchadas no tardaron en hacerse escuchar. Y como siempre pasa, en uno de estos eventos que son a la vez políticos y   deportivos, las calles fueron otro de los escenarios.  Allí no fueron los cánticos a favor de tal o cual país los que se entonaron; el grito que sonó más fuerte –a pesar de los incontables intentos por callarlos- fue el de la igualdad. También se flameó una bandera, una de muchos colores, los del arcoiris, los de la diversidad sexual.



La homosexualidad ha sido un tema de debate histórico en Rusia, país donde la Iglesia ortodoxa pisa fuerte y muestra una gran oposición. Fue recién en 1993 cuando se quitó el artículo 121 del código penal ruso, el cual sancionaba con penas de cárcel las prácticas homosexuales. Ante el regreso del presidente VladímirPutín, en 1999, este tipo de medidas fueron saliendo a flote nuevamente.

En junio del pasado año, se aprobó la ley anti-gay la cual prohíbe la “propaganda de relaciones sexuales no tradicionales” dirigida a niñxs. La norma establece que su objetivo es detener la “difusión de información que pretende inducir a los menores a desarrollar actitudes sexuales no tradicionales, a considerar las relaciones sexuales no tradicionales como atractivas, a desarrollar la distorsionada noción de que las relaciones sexuales tradicionales y las no tradicionales poseen el mismo valor”, es decir que trata de “proteger” a lxsniñxsreforzando la heterosexualidad obligatoria, prohibiéndoles además el derecho a la identidad, e incluso a la información.

Dicha ley –que ya existía en varias regiones y luego se logró que se extendiera a todo el país- fue firmada por Putin ordenando multas a lxsciudadanxscondenadxs así como también a toda persona que divulgue propaganda homosexual, ya sea educadorxs, periodistas, psicólogxs, gente que se manifieste en relación al tema, etc. 

Adicionalmente, en junio de 2012, el tribunal municipal de Moscú mantuvo una ley local que prohibía durante cien años las manifestaciones del orgullo gay en la ciudad, así como también la prohibición para las parejasdel mismo sexo de otros países de adoptar niñx srusxs.

Ante esta situación lxs activistas LGTB decidieron aprovechar el despliegue mediático durante los Juegos Olímpicos para hacer oír su lucha. Por su parte, Putin respondió firmando un decreto prohibiendo todo tipo de protestas en Sochi.

Los arrestos fueron numerosos pero lo más preocupante sigue siendo los ataques violentos organizados y cotidianos – incluso grabados y subidos a YouTube- a personas homosexuales y/o trans. Varias de ellas fueron atacadas en lugares públicos, secuestradas, golpeadas, amenazadas, maltratadas psicológicamente y hasta asesinadas, lo cual hace que la situación sea alarmante.


La lucha continúa y crece. Numerosas organizaciones que defienden los derechos de las personas homosexuales alrededor del mundo denuncian el maltrato, intolerancia y discriminación que sufren en lo cotidiano. Rusia no es la excepción.  Y  es así como lo expresa Igor Kochetkov,presidente de una organización LGBT rusa: “No nos vamos a dar por vencidos. Nosotros continuamos expresando nuestra posición a la sociedad, e instamos a activistas de derechos humanos, periodistas, artistas y otros referentes a expresar públicamente su posición, para protestar contra la arbitrariedad y la discriminación. Afortunadamente, estas personas son muchas.”

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