viernes, 31 de enero de 2014

A 5 años del frío de enero.

Luciano era un pibito de 16 años, que vivía en los márgenes de Lomas del Mirador, detenido y desaparecido por la yuta trucha y asesina negarse a chorear para ellos. Tuvo unos huevos enormes para decirles que NO.

Luciano no es una casualidad. Sistemáticamente el aparato policial, terceriza los robos en manos de jóvenes humildes, indefensos ante tanta prepotencia institucional.
Quieren cuidarse de no ensuciar su asquerosa gorra, pero quieren que sus bolsillos engorden. Sus manos, manchadas con sangre de los pobres, recibirán el botín con la impunidad que los caracteriza.

Luciano pagó con su cuerpo el precio de no querer trabajar para ellos. Porque Luciano era un pibito, pero era un trabajador, y se ganaba el billete con sus manos, sus manos manchadas con el orgullo de la clase obrera. Y también quería estudiar, por eso estaba anotado en el secundario.

Luciano desapareció hace cinco años, pero nos duele todos los días.
Luciano desapareció hace cinco años, pero se reprodujo en mil paredes, en cientos de marchas y remeras, en gritos de resistencia contra la represión.
Luciano no lo supo, pero en las calles se lo bautizó.
Luciano Arruga hoy se llama Lucha y Organización.


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