sábado, 21 de diciembre de 2013

Mientras tanto en la vida cotidiana...

Crónica de Otro Viento Nº13 - Diciembre 2013

Esto de haber empezado en noviembre con la búsqueda de historias que se esconden detrás de ciertas costumbres, características fuera de lo común, es un golazo. Calorcito y calor, te dejan patear la calle, la caminata se utiliza mucho más como medio de transporte cuando el fresquete invernal desaparece hasta nuevo aviso.



Y claro que en el andar, aunque muchas veces sea automático, es donde podemos encontrar esas pequeñas cosas que pueden pasar inadvertidas o terminar siendo gigantes, y no sólo para uno, sino para una ciudad.
En este número, charlamos con el encargado de devolverle la vida a los árboles que mueren,  a las maderas olvidadas del Parque Saavedra. Este espacio verde, abarca las manzanas que van de 12 a 14 y de 64 a 68; y es uno de los parques más antiguos de la ciudad. Tiene además dos partes, una abierta y una cerrada que es más arbolada, en esta última es donde el compañero de 34 años, Fernando Rigone, le da significado a un pedazo de madera.
Fernando nos relató sus inicios en esta historia: “yo empecé a jugar con madera desde chiquito, siete u ocho años y lo fui tomando más en serio a medida que me hacía más grande. En el 2001, la situación del país me dejó sin laburo, no tenía un mango y por necesidad me convertí en artesano, fue difícil. Lo que vendía en el día era lo que comía, y encima la policía te levantaba de todos lados”.

Nos cuenta que sorteó la crisis, pudo recibirse y ahora es profe de literatura y labura en la facultad de Humanidades: “Por un tiempo tuve olvidada la artesanía, hasta que un día me dio ganas de hacer mi brazo izquierdo y empezó de nuevo. Pero el motor para arrancar y seguir fue una madera de 13 y 69, que la veía siempre que iba para lo de mi vieja”.

Un buen día se decidió a intervenirla sin preguntar y con miedo de cómo iba a reaccionar la gente y sobre todo los órganos institucionales, pero la receptividad fue buena: “Los vecinos me prestaban electricidad, y hasta un día cayó un patrullero y pensé que se me venía, pero no, me felicitaron por el trabajo (risas)”.

Nos cuenta además que desde ese entonces lo invitaron a intervenir en el Parque Saavedra, pero que con esa gente quedó todo mal, porque eran del municipio y chapeaban con eso, cuando en realidad al trabajo lo estaba haciendo él porque tenía ganas y nunca le pagaron un peso.

Fernando comentó que le cuesta vender las obras, incluso le costaba cuando era artesano, y argumenta: “me da cosa pensar que eso va a quedar en una casa o un museo y no lo va a ver nadie. Lo que me interesa tiene que ver con el arte de la calle, el arte popular en el sentido de que es accesible a todo el mundo”.

Con mucha pasión Fernando habla de la idea de re-significar espacios: “Esa esquina que antes no te decía nada, ahora te dice algo, y la gente se apropia de eso también, es parte de ese camino que vos tenés que hacer para ir a trabajar. No importa ya si la obra es linda o fea, sino qué significa para el que lo ve”. Este artista, concluye la idea haciendo referencia a lo que pasa en “la nena” de 13 y 69, que cada 15 días, una persona que él no conoce ni tampoco sabe por qué, deja una flor en los pies de la escultura. Y remata: “también hay gente que piensa que es una cagada (risas)”.

En 2010 fue su primera escultura en el espacio público y a partir de ahí ya tiene 40, en La Plata y los alrededores también. En relación a ello, nos cuenta que: “Hay un movimiento grande de talladores que está pasando un momento muy bueno y creciendo cada vez más. Acá en  La Plata hay unas 40 o 50 personas que estamos en la misma”.

Para concluir, retomamos la idea que viene del número anterior, y que en este caso Fernando, nos dé su opinión sobre un tema de la sociedad, esta vez elegimos policía y seguridad. Fernando reflexiona que: “Si lo tengo que pensar a título individual, de individuos pienso que son algunos pobres tipos que tienen que laburar de eso porque no les queda otra, y otros tienen una vocación de poder que asusta y deciden trabajar de eso”.

Su opinión,  no se queda allí, Fernando piensa que en cuanto a la institución, la policía es “quema cabezas, transforma gente muy piola en no tan piola”, y agrega además que “sería bueno que la función que tienen que cumplir en nuestra sociedad no fuese necesaria, pero ya que lo es, que revisen su estructura hiperverticalista y  la formación de quienes lo ejercen”. 

En cuanto a la seguridad concluye que: “Sí, la verdad es que hay inseguridad, y que el nivel de violencia que tenemos es alto, pero nos estamos haciendo cargo de los ´90, y de un proceso de hace 30 años. Ahora ¿Cómo se soluciona? Seguro que con más policías no”.


Le ponemos un punto final a la historia de Fernando, quien seguirá tallando los árboles de la ciudad, quizás alguno de estos días, tengan la suerte de encontrarse con su arte y recordar que detrás de esa obra se encuentra la historia de un hombre que tiene mucho para contar. 

TEXTO: Juan Fernández

No hay comentarios:

Publicar un comentario