miércoles, 4 de junio de 2014

La Pulseada, 12 años

Recomendación de libro
Coproducción: La Pulseada - Pixel
Título: La Pulseada, 12 años.



Les decían que estaban por cometer una locura cuando, en plena crisis del 2001, a un grupo de periodistas se les ocurrió que la Obra del Padre Cajade tuviera su propia revista. Recién el país empezaba a tomar conciencia de la verdadera pobreza que azotaba a la población y Carlos Cajade, levantando la bandera de que "el hambre es un crimen", quería dar la batalla mediática en la sociedad platense. La locura aquella que empujó a los más de 400 directores, redactores, colaboradores, diseñadores y fotógrafos a lo largo de la historia de la revista, se manifiesta en los doce artículos seleccionados para el libro que, demás está decir, son impecables en cuanto a calidad e investigación periodística.

Esa “locura” fue cada vez más cuerda. En un gran informe publicado en marzo de este año, sobre la situación en la que nos encontramos los medios gráficos autogestivos, La Pulseada afirma que no está ni loca ni sola. Es que la vocación de la construcción en colectivo es una de las principales banderas de la revista, y esto se hace carne al momento de formar parte de la Asociación de Revistas Culturales Independientes de Argentina (AReCIA); de la Red de Medios Populares de La Plata, Berisso y Ensenada; y la red de Revistas por la Inclusión Social en Argentina (RISA).

 “Ustedes no entienden nada: los hogares y los comedores son para tirar salvavidas, la revista es para tratar de parar la inundación”. Con estas palabras del padre tercermundista finaliza el prólogo escrito por quien fue el compilador, Carlos Gassman. Vaya si tiene actualidad su argumento, cuando la inundación que azotó a la ciudad de La Plata en abril del 2013, encontró a un pueblo organizado y a un Estado ausente.

Nuevamente, la respuesta de la obra fundada por el cura berissense, fue de abrazar y contener a los más perjudicados por un lado, y de ir a fondo para investigar las causas y los responsables de semejante catástrofe social, por el otro. Y lo lograron. En el expediente de la causa llevada adelante por el juez Luis Arias, los más de cien informes elaborados por La Pulseada, son actores principales para demostrar quiénes fueron los culpables de tantas muertes evitables.

Entre muchos de sus aciertos, una gran cualidad del libro es la diversidad de los temas que se desarrollan y la triste actualidad de muchos, a pesar de que hayan sido escritos hace diez años. Desde entrevistas a Zaffaroni, teniendo como eje el discurso populista derechoso de bajar la edad de imputabilidad, y a Adelina de Alaye, la “mujer maravilla”, Madre de la Plaza y de todos nosotros; hasta una crónica de un periodista que se adentra en el mundo de las Iglesias-shoppings, esas que a través de la sanación de un tal dios, vacían los bolsillos pobres de los feligreses, para que los pastores se compren autos de lujo y paguen el espacio en la televisión.

Eso sí, en todos los artículos el lector no puede evitar indignarse y emocionarse a medida que se adentra en la lectura de las problemáticas y hechos que nos atraviesan y representan como sociedad, plasmadas a través de la prosa de periodistas que tuvieron mayor participación en La Pulseada. El libro fue ideado con el criterio de que cada una de sus notas representara cada año de publicación y que las voces sean lo más diversas posibles pero de aquellos que siempre formaron parte de la revista.

Publicado por Pixel, una editorial independiente y autogestiva que,  como la define La Pulseada, "tiende puentes y trabaja con organizaciones populares", fue quien se encargó del diseño y la edición. Y las fotografías tanto de la tapa como del interior, sacadas con el ojo de Diego Sebastián Torres, no sólo dan cuenta de una gran producción artística, sino que plasman en imagen y metáfora las historias que se eligieron retratar en el libro.


La Pulseada, 12 años, reúne aquellos relatos que necesariamente debían ser contados. Reúne la lucha que la Obra, encarnada en la revista, ha venido enfrentando desde sus comienzos. Nunca orgullosa de su existencia -porque Cajade decía que si la Obra existía era por un fracaso, porque había chicos desamparados, sin una casa y sin una familia- pero sí siempre firme, dando la pulseada contra las injusticias de nuestra sociedad.

Por Nacho Saffarano y Florencia Abelleira

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