Estábamos todxs en la sala acompañando
a la familia de Omar una vez más. En el ambiente se sentía mucha ansiedad y
nerviosismo, nos mirábamos y teníamos la esperanza de que la “justicia” le dé
un poco de paz a Sandra, a Milton, a sus hermanxs. El tribunal se tomó su tiempo,
como de costumbre, para ingresar a la sala, hasta que salieron dos de los tres jueces,
porque uno de ellos aparentemente estaba con problemas de salud.
La secretaria subió al estrado,
acomodo el micrófono, ordeno los papeles y leyó la sentencia, entre expresiones
obsoletas y letra muerta escuchamos una palabra: sobreseído, y nos dimos cuenta de lo que estaba pasando. Apretamos
los dientes, se soltaron los llantos. Quedamos llenos de vacío, con una gran tristeza
y una tremenda sensación de impunidad. Afuera había decenas de compañerxs que
estaban aguantando con bombos y banderas, cantando a donde vayan los iremos a buscar.
Inmediatamente después de la
sentencia salimos a la calle, porque tu lucha Omar, la lucha de tu mamá, sigue
en la calle donde nos encontramos una vez más cargadxs de bronca, para gritar
bien clarito lo que la justicia silencio: DIEGO
WALTER FLORES ASESINO, OMAR CIGARAN PRESENTE, AHORA Y SIEMPRE. Y si sentimos tanta bronca y si te sentimos
tan presente, es porque te conocimos por tu vieja, que no se cansó de contar tu
historia, de pedir justicia, de ir a cuanta marcha, encuentro o charla hubiese.
Que se organizó. Que hizo de tu cara un símbolo de lucha, el cual con mucha
fuerza llevamos con nosotrxs para decir BASTA, BASTA de matar a lxs pibxs, BASTA DE GATILLO FÁCIL.
Antes de desconcentrar, se decidió
hacer una asamblea, una vez más juntxs, en ronda, y con mucho dolor nos
escuchamos. Tomó el megáfono Carmen Verdu quien exclamó: “Lo que paso en la sala es lo que ustedes cantaban recién, jueces y
fiscales que son parte de uno de los poderes del Estado, protegiendo a
policías”, y continuo diciendo que el Estado tiene dos tareas fundamentales:
“Criminalizar y reprimir con el código
abajo del brazo a los luchadores y a los pobres para disciplinarlos y
garantizar la impunidad de los perros guardianes de su clase, eso y no otra
cosa es lo que vimos hoy”.
Sus palabras nos hacían ver que la
realidad del poder judicial es esa, que actúan con esas lógicas y realizan una
ficción en la cual parece que todas las voces son escuchadas, pero en última
instancia la funcionalidad a un sistema es lo que predomina. Sin embargo, Verdú
remarcó que la lucha sigue, por Omar y
por cada unx de los 5.100 pibxs que mataron en democracia, y por cada unx de
esxs pibes que en este mismo momento es torturado en una comisaria, en una
cárcel o es hostigado en la calle de un barrio.
Sobre el final, la abogada de
CORREPI, reafirmó que la lucha sigue también por lxs trabajadorxs que están
siendo reprimidxs al pelear por sus derechos, y no porque seamos abogadxs,
maestrxs o artistas, sino porque somos un pueblo trabajador que siempre se ha
encontrado en las calles, “en un día como
hoy nos gana el odio, nos gana la bronca, nos gana el dolor, pero sobre todas esas sensaciones y
sentimientos lo que más nos tiene que ganar es la necesidad de organizarnos y
de seguir peleando, porque ante el
ajuste y la represióncompañerxs: UNIDAD,
ORGANIZACIÓN Y LUCHA”, concluyó.
Luego tomo la palabra Sandra, su
voz reflejaba la injusticia, nos miró con la mirada franca que siempre nos
regala, hoy cargada de tristeza y bronca: “Hoy
la tristeza vuelve como si fuese el primer día que mataron a Omar”, comenzó
diciendo, “este edificio de mierda en el que
tendrían que manejar la justicia no lo hacen, está lleno de casos sin justicia
como Damián, Marcos, Pali, Cristian y miles de pibes”.
Nos habló de la frustración, la
tristeza de una mujer que puso el cuerpo y siempre estuvo firme, mirándonos
cada día con convicción y afán de justicia, de la poca justicia que le quedaba
por pedir, porque a Omar no se lo va a devolver nadie, y la justicia clasista
le dio la espalda: “Hoy me siento muy
triste con mucha bronca. No sé si voy a volver a seguir siendo la misma, esa
mujer guerrera y fuerte, discúlpenme si lxs decepciono, pero todo esto hoy me
demostró que a mí, mamá de Omar, no me sirvió porque él sigue libre. Vine acá
con toda la esperanza que ese asesino pague, y no alcanzó, gracias a quienes siempre estuvieron acompañando, capaz mañana me levanto con más fuerzas, pero hoy tengo bronca y dolor”.
Siempre agradecida con las personas
que estuvieron con ella, Sandra se despidió de la única forma que pudo en este
día, el resto de lxs presentes la aplaudimos lo más fuerte que pudimos, y
gritamos una vez más con las gargantas quebradas: Omar Cigaran presente ¡Ahora y
siempre! ¡Ahora y siempre! ¡Ahora y siempre!
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