La sexualidad adquiere un lugar central en la cumbia
villera a la hora de componer y adopta
los patrones de la sociedad capitalista y patriarcal en la cual vivimos.
Es innegable que el vocabulario utilizado es agresivo y sexista. Ahora vale
preguntarse de qué manera aparece la mujer en la cumbia en comparación con
otros estilos, ¿es tan diferente? Más aún, vale indagar qué dicen las propias
mujeres que incursionaron en dicho estilo para poder ver qué imaginarios sobre la mujer cantamos a la hora
de entonar las letras de la música más popular de nuestro país.
Es necesario remarcar, que tal
como plantea el sociólogo Pablo Alabarces, existe en la cumbia –entre otros
escenarios- un erotismo exacerbado producto del discurso masculino y
patriarcal. No se puede entender esta lógica sin enmarcarla en las reglas del
mercado, donde lo “que más vende” son
estas letras y es por ellos que muchos artistas componen (o les componen)
reproduciendo estos conceptos sin necesariamente estar de acuerdo o sin
cuestionarlos.
Lo mismo sucede con el público que los
escucha. En una investigación sobre mujeres y cumbia, la socióloga Malvina Silba
y la licenciada en Comunicación Carolina Spataro, recuperan testimonios de
seguidoras de cumbia villeras las cuales afirman: “Y sí, la verdad es que las letras se van al carajo, se zarpan, nos
dejan a todas como unas trolas, piensan que lo único que hacemos las mujeres es
darle placer al hombre”, entendiendo así que no se sienten identificadas
por las letras. Las critican pero a la hora de reproducirlas las toman como mera
diversión.
Entonces, ¿qué dicen las letras de cumbia villera cantadas por hombres
de la mujer? Estas producen una cosificación sexual de la mujer que es tratada de “fácil” e “interesada”. Por lo general, se
considera que el objetivo de toda acción femenina (bailar, vestirse, etc.) está
orientado a la mirada masculina: la mujer es un simple objeto de deseo del
hombre. De esta manera el deseo y la sexualidad femenina están constituidos
desde la perspectiva masculina.
No cabe la posibilidad de que la mujer baile porque lo
disfruta, siempre es una actitud provocativa; al mismo tiempo se le suele dar
una connotación negativa a que la mujer quiera tener relaciones ocasionales,
sin compromiso. Es considerada una “bombacha floja”, reprimiendo de esta manera
el goce femenino:
“Me enteré, lo astuta
que sos
Que te gusta la fija
Y que sos más fácil que la tabla del dos”
Ay Andrea-Pibes Chorros. (2001)
La postura del cumbiero, hombre y macho, está por lo general orientada a desvalorizar a esa mujer, que como ellos la ven, está “re jugada” y ni “se rescata”; lo que quiere decir que no sirve más que para una noche. Una visión en la cual evidentemente la mujer se tiene que “rescatar”, tiene que ser una chica de la casa, y si va a bailar, toma y menea, evidentemente está buscando sexo ocasional, lo cual es “cosa de hombres”.
La postura del cumbiero, hombre y macho, está por lo general orientada a desvalorizar a esa mujer, que como ellos la ven, está “re jugada” y ni “se rescata”; lo que quiere decir que no sirve más que para una noche. Una visión en la cual evidentemente la mujer se tiene que “rescatar”, tiene que ser una chica de la casa, y si va a bailar, toma y menea, evidentemente está buscando sexo ocasional, lo cual es “cosa de hombres”.
“Querés tomar, querés beber,
pero esta noche te quiero ver
dale baila así bien pu
que ya tenés ganado el champú
Te cuento como es la canción
vos siempre llamando la atención
te haces la gata me chamullas
sólo porque te querés tomar mi champú”
Mi champú- Damas Gratis (2012).
El interés es un factor que está
presente en varias letras, se pone a la mujer en el papel de bailar de cierta
forma para que el hombre le pague una copa o la lleve a un hotel. Dejan de lado
cualquier sentimiento extra que pueda tener la mujer, sea amor o deseo sexual.
Se sobreentiende que la mujer va a dejar satisfecho al hombre sexualmente a
cambio de determinado “bien material”, tomando además al hombre como proveedor
y sostén económico de la mujer.
“Mira que buena, mira
que perra
ese culito se menea y
quiere guerra
mira que diosa, como
la goza
queremos ver esa
manzana deliciosa”
Como la mueve- Yerba Brava (2005).
Por último, se puede
señalar la visualización de la mujer
simplemente como objeto de deseo masculino. Si no es por su interés, la mujer
solamente mueve su cola para excitar al hombre. Está quien podría decir que la
mujer también goza, porque se habla, por ejemplo, de que ella disfruta esa
situación y quiere ir al hotel, pero el
problema es que la perspectiva que se tiene de esa mujer por gozar es la de ser
una mujer “puta”, una mujer que ellos no elegirían para criar a sus hijos.
¿Denigradas por la cumbia villera o por el sistema?
¿Denigradas por la cumbia villera o por el sistema?
Esta visión no sólo se detecta en la cumbia, si no en muchos otros géneros musicales. Es así como se puede observar en los diferentes ámbitos sociales donde la mujer siempre está ligada a la maternidad, al hogar, a la belleza, a la sensibilidad, a la debilidad, a la dependencia de un hombre para ser feliz y sentirse “plena”.
De esta manera, es necesario
repensar cómo este sistema piensa a la mujer. Para alejarse de la estigmatización
que muchos hacen de la cumbia villera, un género musical que nace de las capas
más vulneradas y excluidas de nuestra
sociedad, con contextos violentos y complejos como es el hambre, la
desocupación, los delitos, la drogadicción, el gatillo fácil, es importante
pensar cómo representan a la mujer otros estilos musicales.
Pablo Semán, reconocido
Antropólogo y Sociólogo, contó en una nota al diario Clarín que el tema de
los Beatles “Run for your life” (“Corre a salvar tu vida”), empieza así:
“Prefiero verte muerta, pequeña, a que estés con otro hombre” y explicó que
aquí no se juzgó o analizó críticamente cómo se tomó a la mujer ya que
pertenece a un género de clase media y hasta “intelectual”. En este caso se
justifica la ironía de la letra, cuando este tipo de análisis no se realiza en
la cumbia. Tal como lo expresó Semán, pareciera ser que “la metáfora, la ironía
y la comedia sean monopolio de los que están por encima de la línea de pobreza”.
Lo que se debe visibilizar es cómo el imaginario social reproduce las formas discriminatorias y violentas hacia la mujer, cuestiones que el conjunto social naturaliza, hasta en lo más mínimo y cotidiano como reproducir un tema que denigra a la mujer, ya sea de cumbia, de rock, de reggaetón etc. Algunos ejemplos nos pueden ayudar a pensar esas canciones que escuchamos y cantamos sin cuestionar sus letras:
Daddy Yankee, emblema del
reggaetón, tiene canciones violentas hacia las mujeres como Latigazo, en donde
el coro dice:
“¡Castígala!, dale un latigazo
Ella se está buscando el fuetazo
Castígala, dale un latigazo.”
Unos de los representantes
“machos” argentinos Cacho Castaña canta muy alegremente: “Si te agarro con otro te mato, te doy una paliza y después me escapo”.
El tango Amablemente, de Edmundo
Rivero, reproduce una marcada violencia y hasta femicidio: “La encontró en el bulín y en otros brazos (…) y luego, besuqueándole
la frente, con gran tranquilidad, amablemente, le fajo treinta y cuatro
puñaladas”.
Sui Generis, en el “Blues del levante”
cantaban: “Dando vueltas por la esquina,
caminando nada más pasan muchas, muchas minas por delante y por detrás. Elegí a
la que más te guste quizás la puedas ganar. Deciles que tenés auto, para
invitarlas a pasear, por debajo de la frazada todas ellas van igual”.
¿Quién lleva la voz cantante?
Mucho se habló hasta ahora de
cómo se representa a la mujer en la cumbia, es decir, qué se dice de ella.
Ahora bien, vale preguntarse, ¿qué dicen las mujeres cantantes de cumbia? ¿Qué
significaciones son las que se reproducen desde su visión?
La participación de las mujeres
en la cumbia villera es menor en relación con los hombres, y con el paso de los
años se ha ido incrementando o bien haciendo más visible. Si se revisa la historia
de los artistas de la cumbia villera, se puede observar que rara vez ha sido una
mujer la que se ha destacado. Esto
responde justamente a la histórica y naturalizada división de la participación
de hombres y mujeres en lo público y lo privado. Los espacios públicos son
primordialmente ocupados por hombres con supuestas características más aptas,
mientras que las mujeres se ponen límites como la vergüenza, timidez o
humillación a la hora de participar, resguardándose en lo privado.
Es esta concepción la que se pone
en crisis y en debate a la hora de la irrupción de las mujeres como intérpretes
o compositoras. Pero, ¿de qué manera es esa participación? ¿Qué tienen para
decir las mujeres en la cumbia? Este territorio históricamente machista abre
sus puertas a cantantes como Dalila, Karina, Rocío Quiroz, entre otras. Ellas,
desde sus letras expresan varios estereotipos de mujer: la mujer enamorada que
va detrás de su hombre, la mujer
luchadora en contra de esta dominación masculina y la masculinización de
la mujer para su participación.
“Soy tuya amor, soy tuya
Eres el rey que obedezco
Soy tuya amor, soy tuya
Esclava sin sentimientos”,
Canta Dalila, en su tema “Soy
tuya” (1999) reproduciendo así el estereotipo de mujer enamorada que responde a
una imagen que históricamente se ha
construido de ella. Aquí se habla de una mujer enamorada de un hombre, es
decir, una relación exclusivamente heterosexual. Y en esa relación, es ella la
que espera, la que está disponible para el hombre y la que es propiedad de
él.
La mujer luchadora, se ve en varias
aristas, como en los casos en que muchas de las letras de canciones cantadas
por mujeres denuncian aspectos de la sociedad patriarcal en la que están inmersas.
Ejemplo de esto es la visibilidad de la violencia de género en las letras de la
cumbia. “No tengas miedo” (2012), de Karina dice:
“No tengas miedo
y menos a un cobarde
a un gil que solamente
agrede a una mujer”.
Y “Cicatrices” (2013) de Rocío Quiroz expresa:
“No dejes que te trate como a mí
No dejes que te grite como a mí
No dejes que te pegue como me pegaba a mí”.
Éstas son algunas de las
canciones que denuncian una problemática por la que pasan varias mujeres.
Por último, la resignificación de
aquellos estereotipos creados desde la cumbia villera para los hombres es
muchas veces retomada por las mujeres para
enfrentarse al machismo de las letras. Sin embargo, esto no deja de ser
una masculinización de estas mujeres que, para no verse disminuidas, demuestran
que ellas pueden actuar igual que ellos. Es así como por ejemplo La Piba canta:
“Los pibes se hacen los piolas
porque son los únicos que toman
los pibes se hacen los pillos
y no saben que les robamos el
ladrillo”
Se les adjudica a las mujeres
excesos que en otras canciones de cumbia cantada por hombres se atribuye como
privativos de éstos.
A la cumbia la bailan y la cantan en todos lados, y al igual
que otros géneros musicales crean imaginarios y estereotipos en la sociedad,
uno de ellos, es qué se entiende por “mujer” y qué significaciones se hacen de
ella. Vale entonces replantearse qué
hacemos como sociedad para dar pelea a esta
subordinación, discriminación y violencia que cosifica y oprime a la
mujer. Desde lo jurídico en esta sociedad se ha podido
conquistar espacios y promulgar leyes que respaldan y protegen a las mujeres pero, sin embargo, la gran batalla es
cultural.
Por: Juliana Arias, María
Carriquiri y Paula Calgaro.
Ilustración: Giya Zabalza
Ilustración: Giya Zabalza
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