Ayer
falleció Luciano Luis Peralta en el Fuero Penal de la Provincia de Buenos
Aires.
En horas
de la mañana del día 28 de Octubre, Luciano Luis Peralta (38), perdió su vida mientras
era entrevistado por María Esther Vigorelli (Defensora Oficial de la Unidad
Funcional de Defensa Nro. 6). La causal del deceso no ha sido precisada aún
pero, al parecer, el nombrado habría sufrido una descompensación que en
instantes le ocasionó un infarto.
La mañana del día de hoy, desayuna a los
operarios judiciales con la mencionada noticia. Distintos comentarios circulan
al respecto. Nadie sabe con precisión lo sucedido, pocos conocen el nombre de
la persona, ni el motivo por el cual había pasado la noche anterior en la
comisaría Undécima de Ringuelet. Sin embargo y pese a la escasa información, la
situación se presta para ensayar chistes de muy mal gusto, la disputa pasa por
ver cuál de todos logrará despertar la mayor cantidad de risas. El triunfante
será, sin duda, el más morboso: “… y bueno, por lo menos se fue en libertad,
con las patitas para adelante pero libre en fin.”
Ahora bien, ¿Cómo pretender que los agentes
judiciales sepan quién fue la persona? Si para ellos una persona judicializada
pierde todo atributo que la define como tal, para convertirse en un número de causa
más entre tantos otros.
Para aclarar u obscurecer un poco, hay dos
versiones que indican el motivo por el cual esta persona fue aprehendida. La
versión policial -fácilmente armable- indica que Luciano Luis Peralta fue
demorado por haber sido sorprendido con una moto robada (encubrimiento) y por
portar un arma de fuego. No obstante, la versión de los familiares de Peralta, refiere
que se encontraba en la casa de su ex-mujer cuidando a sus tres hijos y que, por ende,
fue detenido arbitrariamente por la policía.
Lo cierto es que hay otra muerte más que se
carga en sus espaldas el Estado. Otra persona más víctima de las
arbitrariedades policiales y la complicidad judicial, ya que todo sometimiento
a proceso judicial es indigno de por si y puede traer consecuencias como las
acaecidas. Ahora, ¿Quién investigará este hecho? ¿Condomí Alcorta, el Fiscal de
turno que debió intervenir luego de la aprehensión de oficio llevada a cabo por
la policía? ¿Condmí Alcorta, el mismo que tuvo una nefasta actuación durante
las inundaciones del 2 de abril? ¿Podrá ser objetivo y no cubrir ni cubrirse?
Difícilmente pueda serlo, tan difícil como
eliminar los acuerdos corporativos que permiten a los funcionarios violadores
de los derechos y garantías ciudadanos seguir ejerciendo sus funciones.
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