Fracking: la megaminería del petróleo
La
fractura hidráulica o fracking es un método no convencional de extracción de
gas y petróleo que ya fue prohibido en numerosos países por la contaminación
que produce, las enfermedades que trae aparejadas y la inmensa cantidad de agua
que insume. En la Argentina, siete ciudades se declararon libres de fracking, mientras
el Gobierno Nacional hace negocios con Chevron, una empresa multinacional condenada
por la Justicia ecuatoriana por terribles daños ambientales y sociales, que
pretende instalarse en territorio mapuche.
Por: Colectivo Tinta Verde
www.tintaverde.wordpress.com
La
matriz energética nacional estuvo ligada históricamente a la explotación y el
consumo de combustibles fósiles. A partir de que comenzó a mermar la cantidad
de combustible existente en los yacimientos concentrados, surgió un nuevo tipo
de exploración y explotación de hidrocarburos, llamada fractura hidráulica o
fracking, caracterizada por ser un método no convencional de extracción de gas
y petróleo.
“Lo
que se hace es perforar y fracturar el terreno, en formaciones de baja
permeabilidad y densidad (que en nuestro país se destaca el shale gas o el gas
de esquisto, conocidos como yacimientos no convencionales), para luego
inyectarles masivamente una sopa química en una cantidad de agua que amplía las
fracturas existentes.”, explica Diego Di Risio, integrante del Observatorio
Petrolero Sur (OPS), un colectivo que surgió en 2008 como respuesta a las
agresivas políticas de promoción de la actividad hidrocarburífera en la
Argentina.
“Es
la megaminería de los hidrocarburos. Como los hidrocarburos que se extraen son
aquellos que alcanza el líquido de fractura, es necesario que se hagan nuevos
pozos constantemente, entonces ya no se realiza únicamente un pozo vertical,
sino plataformas de pozos donde pueden encontrarse de seis a diez
perforaciones, que en cierto momento se horizontalizan”, detalla Di Risio,
y agrega que uno de los mayores riesgos
es la contaminación de los acuíferos.
Además,
señala que “los primeros 500 metros tienen que ser cementados para una mayor
protección, y en algunos casos pueden fallar, por ejemplo cuando se rompen
estas formaciones (de 3000 a 4000 metros) y la fractura puede alcanzar
formaciones permeables, entonces esta sopa química, puede subir muy lentamente
a la superficie y contaminar algún acuífero”.
Fracking
Nacional y Popular
Desde
2008, en la Argentina se empezaron a realizar exploraciones para fracking que
se intensificaron a partir del incremento del déficit energético en los últimos
años y de la nacionalización parcial de Yacimientos Petrolíferos Fiscales
(YPF). Esta técnica ya había sido prohibida en países como Francia y Bélgica, y
en estados de Sudáfrica, Canadá, Estados Unidos, Australia y Suiza. En la
Argentina, las ciudades que se declararon libres de fracking son: Cinco Saltos
de la Provincia de Río Negro; San Carlos, Tunuyán y Tupungato de Mendoza;
Concepción del Uruguay, Colón y Los Conquistadores de Entre Ríos.
Tras
la nacionalización del 51 por ciento de las acciones de YPF, comenzó un proceso
de exploración del territorio nacional, en búsqueda de nuevos yacimientos de
combustibles fósiles. Para ello, desde el año pasado, YPF y el Gobierno Nacional
comenzaron a participar de reuniones de negocios con la empresa petrolera
multinacional estadounidense Chevron, altamente cuestionada por los daños que
generó en Ecuador.
De
esta forma, desde YPF se busca avanzar en las exploraciones de hidrocarburos no
convencionales con el objetivo de saldar la demanda nacional e internacional de
petróleo, sin plantear un debate profundo en torno a la matriz energética
existente en el país y sin reconocer los impactos ambientales y sociosanitarios
que puede producir este tipo de explotación.
El
acuerdo con Chevron
Chevron
es una empresa petrolera trasnacional que dispone de importantes yacimientos
petrolíferos y de gas natural, refinerías de petróleo y buques petroleros en
distintas partes del mundo. En Ecuador, bajo el nombre de Texaco Petroleum
Company, Chevron fue condenada por la Justicia por el derrame de 103 millones
de litros de petróleo, que contaminaron ríos y alrededor de dos millones de
hectáreas en las cuales estaban emplazadas comunidades indígenas.
Si
bien la Justicia ecuatoriana condenó a la empresa a pagar un monto de 19 mil
millones de dólares, por lo cual se embargaron todos los bienes de la compañía,
el 16 de julio de este año en la Argentina se firmó un polémico convenio entre YPF,
el Gobierno Nacional y dicha petrolera.
El decreto 929/13 instrumenta el Régimen
de Promoción de Inversión para la Explotación de Hidrocarburos, mediante el
cual se crea la figura de Concesión de Explotación No Convencional de
Hidrocarburos, habilitándose la creación de nuevas áreas. Los ojos están
puestos en la Patagonia, el litoral y Buenos Aires.
“El
primer plazo del acuerdo implicaría una inversión de 1.500 millones de dólares,
aportados por parte de Chevron, destinados a dos cuestiones: la construcción
del cluster (factores que permiten a una industria específica incorporar nuevos
eslabones en su cadena productiva) en Loma La Lata, Neuquén, con el objetivo de
determinar la cantidad de reservas existentes, y por otro lado, avanzar en
exploraciones en el yacimiento de Vaca Muerta, y en otra formación ubicada en
Mendoza, llamada Cacheuta”, explica Di Risio, del OPS.
“La
política de YPF está orientada a la expansión de la frontera, por eso es que se
han realizado nuevas perforaciones en Comodoro Rivadavia, en el norte de Santa
Cruz, en Entre Ríos y en Buenos Aires, entre otros, como posibles escenarios de
búsqueda de hidrocarburos”, continúa.
En
el mismo momento que se firmó el cuestionado acuerdo, numerosas organizaciones
se manifestaron en las afueras del edificio de YPF en Buenos Aires, mientras
que en Vaca Muerta, Neuquén, comunidades mapuche tomaron cuatro pozos en
protesta y en rechazo al convenio. “La acción de parar cuatro pozos de
perforación respondió a la decisión de generar un acto de resistencia pacífica
en nuestro territorio y llamar la atención del mundo sobre algo que se está
haciendo a nuestras espaldas que pone en riesgo de muerte la vida física y
cultural del pueblo Mapuche”, expresa Jorge Nahuel, representante de la
Confederación Mapuche de Neuquén.
Vaca
muerta, cordero atado
El
área de Vaca Muerta, que ha sido pensada como zona de reserva de yacimientos
petroleros y gasíferos, está a 100 kilómetros de la ciudad de Neuquén, a la
vera del Río Neuquén y atravesada por dos lagos: Mari Menuco y Los barreales.
Se
trata de una zona que se viene explotando hace más de 40 años y que está
emplazada sobre el territorio de las comunidades mapuche Kaxipayiñ y Paynemil,
que han denunciado sistemáticamente casos de contaminación y de altos índices
de enfermedades oncológicas, el fuerte impacto en las economías regionales y en
la ocupación territorial.
“La
situación en Vaca Muerta es de una preocupación igual momento previo al anuncio
del convenio, porque se trata de un territorio amenazado con Chevron o sin
Chevron. Hoy está trabajando YPF y múltiples contratistas en territorio
mapuche, destrozando los campos de uso económico de la comunidad, sin ningún
tipo de consulta previa ni participación de las comunidades”, remarca Jorge
Nahuel, de la Confederación Mapuche de Neuquén.
Con
respecto al acuerdo firmado Nahuel expresa: “Cuando se anunció la firma del
convenio con Chevron, la alarma fue más dramática, porque sabemos lo que
implica esta multinacional criminal y lo que ha dejado a su paso en otras
regiones y a partir de eso es que nos comenzamos a organizar y a plantear el
alerta”.
Nahuel
denuncia que se trata de un pacto “que se firmó totalmente a espaldas de la
población, respondiendo a una necesidad preelectoral que tiene el gobierno y a
negociados económicos, en donde el
impacto mayor va a ser sobre el pueblo mapuche”.
En
relación a la ocupación simbólica de los pozos petroleros, explica: “La toma
fue simbólica y ya se levantó. Ahora estamos revisando y analizando las medidas
que vamos a realizar para no dejar ingresar a Chevron y no permitir que se
aplique la fractura hidráulica en territorio comunitario. Nos parece que
cambiar petróleo por vida humana no es algo que podemos admitir”.
Matriz
alternativa
De
la matriz energética de la Argentina, alrededor del 90 por ciento depende de
hidrocarburos: petróleo, gas y en menor medida carbón. Sin embargo, es de
público conocimiento que se trata de reservas limitadas que tardaron millones
de años en formarse y se están agotando. De esta manera, la plantilla
energética actual dejará de ser viable en un futuro no muy lejano, debido a la
escasez de estos recursos, que además son causantes de los gases de efecto
invernadero y por lo tanto contribuyen al calentamiento global.
Ante
esta realidad, se plantea la necesidad de introducir nuevas tecnologías basadas
en energías renovables, que reemplacen a las fuentes fósiles. Diego Di Risio,
del Observatorio Petrolero Sur comenta que los programas orientados a la
diversificación de la matriz energética, no han sido prioritarios y eso se ve
reflejado en la poca inversión que han tenido las energías renovables. “Se
sigue apostando a una matriz energética basada en los hidrocarburos; esta
preponderancia de los no convencionales debería ser más debatida y cuestionada,
teniendo en cuenta factores ambientales, sanitarios, económicos y productivos”,
manifiesta.
“La
energía es un tema político y que se tiene que discutir, no puede pensarse como
una cuestión técnica o limitada a ciertos ‘especialistas’; el rumbo que va a
tomar el país en cuestiones energéticas debería ser de debate público”,
concluye.
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