¿Centros de detención
de menores o cárceles infantiles?
La situación de los menores de edad que viven actualmente en
los centros de detención de La
Plata y alrededores es por demás preocupante. Sumado a las
situaciones que los chicos de sectores humildes afrontan en sus andanzas por la
calle, al llegar a los “refugios” educacionales atraviesan una serie de abusos
que pueden ir desde las lesiones físicas y visibles hasta las heridas más
profundas producidas por una presión psicológica ejercida por los profesionales
que los atienden.
Precisamente, los equipos compuestos por docentes,
psicólogos, psiquiatras y demás especialistas son parte de la búsqueda de
reinserción en los niños, para que alcancen un nivel de educación que les
permita desarrollarse en la vida social. Lejos de que ocurra tal cosa, muchos
de los menores, día a día conviven con un sin fin de agresiones que no hacen
más que incentivar la necesidad de expresar el dolor, la ira o cualquier otro
sentimiento reprimido por diversas vivencias que pasaron antes de llegar a ser
detenidos.
A principio de febrero del corriente año, en la ciudad de
las diagonales se dio a conocer un hecho particular que reafirma la sistemática
continuidad de los maltratos. Un adolescente de 17 años, intentó suicidarse
luego de que personal del Centro de Recepción de Menores que funciona en la
calle 63 entre 2 y 3, lo golpeara en dos oportunidades, lo esposaran a una reja
que cubría el pequeño cuarto en el que dormía y lo obligaban a orinar en un tarro.
Además, padecía síntomas de abandono por dormir en un colchón muy viejo,
manchado con sangre, y presentaba trastornos psicológicos.
En este caso, el maltrato, fue iniciado luego de que el
menor realizara diversas protestas reclamando su libertad y la necesidad de ver
a su familia, que reside en Bahía Blanca. La respuesta de los adultos al mando
del lugar fue concisa y directa. Golpes, insultos, y violaciones a todo tipo de
los derechos del menor. Este hecho en particular, no es una mera excepción
ocurrida en La Plata. Desde
hace varios años, son reiteradas las denuncias que los organismos de derechos
humanos, realizan en contra de los efectivos policiales o los profesionales que
atienden los centros de detención.
El director general de Promoción y Protección de Derechos de
la Comisión Provincial
por la Memoria
(CPM), Roberto Cipriano García, confirmó que el menor fue golpeado el pasado 28
de enero y luego el 1º de febrero, cinco días antes que llegaran a inspeccionar
el lugar y encontraran al joven durmiendo en un espacio de aproximadamente tres
metros cuadrados.
Esta situación, derivó en la emisión de un hábeas corpus
ante el Juzgado de Garantía Nº 2 de La
Plata a cargo Fabián Cacivio, y se realizó una denuncia penal
para que pueda comenzar la investigación y así detectar a los posibles actores,
que si bien aún no se conocen con precisión, si se puede establecer que
participaron entre cinco y seis trabajadores del Centro de Recepción, según las
palabras del propio chico.
El menor “rescatado” por la intervención de la CPM , fue llevado al Instituto
“Nuevo Dique”, en el cual se espera que las condiciones de atención sean más
productivas y saludables. El adolescente, deberá permanecer allí a la espera de
los avances judiciales que den respuesta a su reiterado pedido de ser alojado
en algún centro de menores cercano a la ciudad bahiense.
García, dio cuenta de la suma urgencia con la que se debe
accionar en este tipo de casos, ya que “lejos de recibir un tratamiento que le
permita reinsertarse y comprender el hecho que cometió o no en el pasado, se
encuentra a 600
kilómetros de su familia, le pegan y no le dan ningún
tipo de contención”.
“Ante el alejamiento
con su familia intentó suicidarse y la manera que encuentran de solucionarlo es
agarrarlo a palos. Esta golpiza le generó una gran depresión y además de eso,
termina esposado a una reja como tratamiento, porque lo único que hicieron fue
darle unas pastillas por intermedio de un psiquiatra, pero no hubo ningún tipo
de contención terapéutica permanente”, precisó el letrado.
El menor encontrado en estado crítico por la CPM fue desplazado de un
centro de Bahía Blanca a otro de La
Plata por un intento de fuga en su primera detención. Esto,
no solo tiene que ver con la escasa cantidad de centros en pleno funcionamiento
para menores de 18 años dentro del territorio bonaerense, sino que también
tiene que ver una decisión estratégica de alejar al menor lo más posible de su
ciudad natal, lo que no asegura una pronta recuperación, por el contrario, en
la mayoría de los casos produce trastornos serios por la soledad y el aislamiento
que estos niños sufren.
La actualidad de los Centros de detención de menores en la Provincia muestra año
tras año diversas irregularidades que incumplen con las Reglas de Naciones
Unidas para la Protección
de los Menores Privados de Libertad (Res. ONU 45/113). Sin embargo, en las
últimas décadas poco ha cambiado desde el Estado para preservar la vida de los niños
con problemas judiciales, los cuales frecuentemente son atendidos y respaldados
por las diversas asociaciones defensoras de derechos humanos.
García, quien cotidianamente convive con estas situaciones,
explicó que “la manera de enterarnos de estos casos solo es monitoreando
permanentemente los lugares de detención” y agregó que “hace tiempo que venimos
denunciando varios casos de tortura y situaciones de hacinamiento. Es un
problema estructural del sistema en general, los pibes están tirados en las
celdas sin ningún tipo de actividad y sin acceso a la educación”.
Mientras los menores son golpeados y maltratados por sus
acciones pasadas, la Secretaría
de Niñez y Adolescencia actúa como muchos sectores de la sociedad, mirando para
otro lado como si se estuviera accionando con suma responsabilidad sobre
personas que, en la mayoría de los casos, actúan en base a una formación o la
falta de esta misma y como consecuencia de actos provenientes de los adultos.
No se trata de
defender al delito, no se trata de aceptar los actos que no respetan las reglas
sociales. Se trata de comprender de una vez por todas, que al golpear y abusar
de un menor, sea cual sea su situación, lo único que se está haciendo es
destruir radicalmente una vida, derrumbar las esperanzas de un mejor pasar y aplicar
todo tipo de desidia precisamente hacia quienes deben ser el futuro del país.
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