“Porque nosotros, hombres de ciudad,
estamos acostumbrados a un espacio de dieciséis metros cuadrados. A la
oscuridad de los departamentos. Y a todo lo francamente abominable que el
progreso, la tacañería de los propietarios y los digestos municipales han amontonado
sobre nuestras cabezas. En cambio, estos pueblos…”
“Pueblos de los alrededores”, en
Aguafuertes porteñas, 31 de marzo de 1929.
Desde
sus publicaciones en el diario El Mundo en los años ´30 (las famosas
Aguafuertes porteñas, que recibían diferentes denominaciones según la posición
del escritor), Arlt ha sido un personaje polémico e innovador. No sólo
polemizaba temas de la época (Boedo y Florida; Modernidad despareja;
Nacionalismo y Criollismo; ciudad vs. periferia), sino que planteaba una lengua
diferente, un lenguaje de la calle y del pueblo.
Siendo una de las sensaciones del periódico
más importante en la Argentina de los años ´20 y ´30, escritor y periodista, un
hombre viajado, “hombre de mundo”, no se reducía a trabajar con la lengua y los
grupos de élite que conocía muy bien. Manejaba otra “labia”, la lengua de los
barrios, de las calles. No la utilizaba desde la ignorancia o el
desconocimiento sino que había circulado por los barrios periféricos y sabía
perfectamente cómo hablaba “la gente”. No era de aquellos periodistas que
“hablan por hablar” o “escriben por escribir” sin conocer profundamente aquello
que plantean.
Es
difícil pensar en un escritor así en esa época ya que la mayoría se codeaba con
la cultura letrada, pero Arlt, muy astutamente, se movía por otras zonas
demostrando, además, que conocía esa cultura. Sabía quiénes eran, cómo actuaban
y qué decían pero se alejaba de ello. Muchos escritores respondían a los grupos
de poder (tal como sucede hoy en día) pero Arlt sólo respondía al Pueblo. Muchas Aguafuertes demuestran su postura de
periodista comprometido, que inspeccionaba los hospitales o las calles de
Buenos Aires y denunciaba irregularidades. Además, algunas Aguafuertes porteñas
publicadas en El Mundo como “El furbo”, “El idioma de los argentinos”, “El
placer de vagabundear”, “El origen de algunas palabras de nuestro léxico
popular” demuestran un vocabulario muy alejado de la alta cultura y cercano a
la lengua del pueblo, sobre todo por la cantidad de palabras “barriales” que utilizaba.
Sin embargo, en muchas de ellas, explicaba con mucha altura el origen
etimológico de esos términos, lo cual lo acercaba a la labor de un filólogo
especializado. Sin ir más lejos, El juguete rabioso parece esbozar el mismo
lenguaje, lleno de términos lunfardos que lo hacen casi incomprensible para
muchos hablantes de otras lenguas.
Roberto
Arlt fue símbolo del pueblo, considerado un “desposeído”, un “excéntrico”, “el
que escribe mal”, “el que no posee un estilo propio”, representó a la masa popular
en todas sus vertientes y fue un gran reivindicador de la lengua de la calle.
Por Camila Grippo
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