Scioli se cansó de la retórica dialoguista y creó la
policía comunal por decreto de necesidad y urgencia. Urgencia que se inscribe
en la declaración de emergencia en materia de seguridad realizada en abril
pasado cuando la mirada mediática dominante parecía querer mostrar nada más que
“oleadas” de linchamientos, homicidios o atentados contra la propiedad privada.
Según afirma el ex motonauta“la gente quiere más policías para sentirse más segura”. En esta nota se ventilará que en la categoría
“gente” ingresan solo algunos privilegiados y sus bolsillos.
“Los Gobiernos pasan, las sociedades mueren, la policía es eterna".
Obras completas. Tomo XI.
Pág. 806
Honoré de Balzac
Haciendo un poco de retrospectiva, fueron cuatro los proyectos
presentados en estos últimos años por distintas fuerzas políticas para la
creación de policías municipales en el ámbito de la provincia de Buenos Aires.
Comenzaba junio, y la iniciativa del Ejecutivo provincial era la elegida para
ser aprobada solo en generalen la Legislatura,con los votos del oficialismo
–donde coexisten el kirchnerismo y el sciolismo– y los del Frente Renovador,
fuerza política liderada por Sergio Massa ¿Por qué fue postergada la votación
en particular de la ley? Básicamente por tres razones que preocupaban al
massismo marcando la diferencia con la propuesta del oficialismo: las
facultades del cuerpo policial municipal, el rol de los intendentes y el
financiamiento.
El Frente Renovador quería
que el personal policial municipal porte armas las 24 horas para evitar que se
vuelva una fuerza “inactiva”. Al parecer, por oposición, un agente “activo” es
aquel que está con el arma cargada durante todo el día aunque no preste
funciones. El médico, abogado, teniente coronel y payaso Sergio Berni dijo que “el policía es
policía las 24 horas del día y el armamento es parte de su
trabajo” para suscribir la postura massista.
Algunas cifras son malas noticias para Massa, Berni y, principalmente,
el pistolero Granados que sueña, desde su asunción, con tener a 100.000 agentes
policiales a su disposición: el uso de armas fuera de servicio pone en peligro
no solo la vida de terceros –aprietes, gatillo fácil, etc.,- si no de los
mismos policías. Según estadísticas
oficiales, en el 2012, seis de los nueve agentes federales muertos y 25 de los
37 heridos se encontraban fuera de servicio en diferentes zonas del Conurbano
bonaerense y 49 de las 81 personas heridas y 20 de las 26 víctimas de homicidio
fueron heridos o muertos por agentes que no estaban en servicio[1].
Por otro lado, el massismotambién
se resistía a que los intendentes tengan a su cargo el control administrativo y
operativo de la policía municipal y del personal policial de la Bonaerenseque
quede en su distrito haciendo “tareas de prevención”. Además, la fuerza de
Massa no quería que los intendentes elijan al jefe de la policía local,
oponiéndose a la presunta limitación del poder de la Policía Bonaerense en el control
y gestión del territorio y todas sus economías ilegales (narcotráfico, trata de
personas,desarmaderos, etc.,) que implicaba la aprobación definitiva de la
iniciativa oficialista.
Por último, otra cuestión
que incomodaba a la posición de Massa y sus secuaces era el financiamiento de
la fuerza. Querían que los fondos asignados para las policías locales sean
girados automáticamente a los municipios a medida que el Banco Provincia
recaude, sin la intermediación de Rentas Generales, para evitarque se desfinancie
a las policías de los distritos manejados por intendentes opositores. El
proyecto del oficialismo permitía, al pasar por Tesorería General, que paguen a
medida de su disposición y voluntad, según afirmaban desde el massismo.
Finalmente Scioli, cansado
de los vaivenes del massismo por intentar quitarle protagonismo, firmó el
último día del mes de junio el decreto 373 que sepultó las discusiones que se
habían desarrollado en la Legislatura e instruyó a su peón, el ministro de
seguridad Granados, crear una policía local para los municipios de más de 70
mil habitantes. El aroma a pacto Scioli-Massa comenzó a sentirse en el corazón
del territorio bonaerense.
A ver, a ver, quién dirige la batuta...
Los oportunistas de la
desesperanza se disputan hace ya varios meses el cargo de director de orquesta
de la represión. El ex diputado menemista y ex secretario duhaldistaya se había
incomodado por las modificaciones que habían realizado varias fuerzas del
kirchnerismo, con el diputado Marcelo Saín a la cabeza representando a Nuevo
Encuentro (espacio político liderado por Martín Sabbatella), a su proyecto
original -elaborado por personas allegadas a Granados- en el trabajo en
comisiones en la Cámara de Diputados.
Massa yaestaba consolidado
como pez en el agua escupiendo punitivismo por los medios masivos de
comunicación desde su victoria en la provincia de Buenos Aires en la segunda
mitad de 2013. Le había quitado el bastión de la demagogia punitiva que
gobierna el modus operandi mediático de Scioli, que se mostraba inquieto y
preocupado. Al parecer, la declaración de emergencia en materia de seguridad no había sido suficiente.
Pero el escenario
presidencial se anticipó. La vedette de las campañas electorales irrumpió y
volvió a ser la vidriera de la política.“Entre lo ideal
y lo posible, lo posible”dijo el compañero de Karina
Rabolini y en cinco artículos resumió los más de treinta que tenía el proyecto
de ley frenado en la Legislatura.
Que a Scioli le importan
las soluciones, y no el problema, es una verdad de perogrullo[2] y, una vez más, otra medida del gobierno bonaerense es parte del
problema y no de la solución.El decreto
373 permite quemunicipios gobernados por Othacehé (Merlo), Pereyra (Florencio
Varela), Cariglino (Malvinas Argentinas) o Bruera (La Plata), entre otros,
tengan su propia fuerza de choque legalizada.
En La Plata, por ejemplo,
Brueracuenta hace ya varias decenas de meses con las patrullas municipales
(esos coches verdes que son bastantes más caros que los Ford Falcon y se
dedicaron a apretar a la militancia
disidente en la campaña electoral o a las travestis que ejercían la
prostitución en la vía pública) que funcionan sin ningún marco regulatorio.
Este decreto demanda 600
millones de pesos para descentralizar a la Policía Bonaerense. La formación de
las fuerzas municipales va a quedar a cargo de la Vucetich; podrán detener y
usar armas las 24hs; se va a convocar a personal retirado de la policía y del
servicio penitenciario, y se van a crear 8 alcaidías para alojar cerca de 1.000
nuevos detenidos.
Granados debe crear la Superintendencia
de Seguridad Local, en ejercicio de las facultades que le confiere la Ley
provincial de Policías, que nombrará al jefe de la “Unidad de Policía de
Prevención Local”, en acuerdo con el jefe comunal del municipio respectivo.
La Bonaerense no es estéril
y con esta medida, se desprende de parte de su herencia.La caja de la Bonaerense va a tener al intendente como un nuevo socio
legalizado a la hora de realizar la repartija.
Cuando se hace referencia a policía de “proximidad” se le pone un
ropaje a esta fuerza municipal que va a continuar subordinándose al poder político y económico
y va a persistir regulando el delito.
Como cualquier mortal,
Daniel Scioli tiene un alimento preferido. No son las pastas, tampoco la pizza
(aunque debe ser una de sus preferidas): es el temor diseminado, que sirve de
caldo de cultivo para dirigir sus políticas contra la (in)seguridad y como
punto de partida para que la policíacontinúe regulando el crimen y avance sobre
los sectores populares.
Hay numerosos estudios que
demostraron que no hay una relación mecánica entre el miedo y la inseguridad
objetiva, es decir, entre lo que se percibe que está sucediendo y lo que sucede
verdaderamente. Son problemas que cobran relativa autonomía.Como señalan Brenda
Focás y Gabriel Kessler, en un reciente artículo[3],
el incremento de la sensación de inseguridad tiene consecuencias diversas:
afecta la calidad de vida, inclina la balanza para las políticas más punitivas
e incrementa la distancia social entre las clases, etc.,
La “inseguridad”
es, una vez más, la estrategia política que opera como práctica de control
social sobre los sectores más desfavorecidos.
Así como hay
buitres que especulan, analizan y pelean por la carroña del mundo financiero,
Scioli, Massa y sus subordinados son parte de esta raza en el mundo punitivo,
que esperan agazapados para sembrar miedo, cosechar votos, y continuarcon el
proceso de militarización del espacio público y consolidación de la dictadura
de la Bonaerense sobre el territorio.
Por
Aramis Lascano
[1]Informe 2013 Derechos Humanos en Argentina, CELS, Siglo Veintiuno
Editores, 2013, pp.136-137.
[2]Hay varias teorías sobre el verdadero origen de esta palabra. La más
convincente se remonta a un escritor del siglo XV y su personaje literario
“Pero Grillo”, que afirmaba obviedades permanentemente.
[3]Focás B. y Kessler G., “¿Responsables del temor? Medios y sentimiento de
inseguridad en América Latina”, Nueva Sociedad, 2014.
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