En una tarde de domingo otoñal Otro Viento sigue pateando la calle para
contar esas pequeñas historias que pasan
a nuestro alrededor. Esta vez paramos en 7 y 53 frente a la plaza San Martin,
de La Plata, para charlar con los graffiteros.
Nos acercamos al lugar acordado donde se
encuentran Mucha Murga y Camper haciendo un gran dibujo en la persiana de un
local, “estamos en este lugar, porque nos
dieron permiso, el loco que labura acá nos pidió que lo hagamos. A veces es re
loco pensar que estamos acá en pleno centro pudiendo graffitear entre mate y
bizcocho y que nadie nos corra”.
Empezamos así a conocer la historia de
aquellos graffitis que solemos ver todos los días en distintos lugares de nuestra
ciudad. Mucha Murga nos cuenta que a los grupos de
graffiteros se les llama “La Crew”, “en
La Plata hay varios, está ATP, GMC, nosotros firmamos MEC. Estos graffitis son
letras, la idea es jugar con eso y meterle más efectos, muchas veces las letras
están acompañadas con dibujos”. Camper, a su vez, comenta que de
chico dibujaba de todo, autos, soldaditos, “después
me metí con las letras y a empezar a
flasharla, averigüé estas cosas por Internet y descubrí que en La Plata
había todo una movida con esto y me copé”.
Mirando el laburo de los pibes, entre mates y
aerosoles nos preguntamos por la intervención en el espacio público y las
formas “ilegales” de pintadas, nos cuentan que “el graffiti no es una cosa sola, al graffiti lo componen los tags, las
bombas, los rooftop, que son los graffitis altos, esos muchas veces lo haces
ilegal y de noche.”.
Inevitablemente surge la pregunta sobre cómo es
el trato con la policía, Camper nos cuenta que han tenido varios problemas con
la policía, “a veces te corren, pero cambió
un poco, míranos ahora pintando en pleno centro y re tranquilos”. Mucha
Murga por su parte, recuerda una mala experiencia que vivió con la policía: “Volviendo de graffitear de Capital nos
pararon los guardias de la estación de La Plata con unos policías de civiles y
nos empezaron a verduguear”, nos cuenta que lo revisaron, le vieron los
aerosoles, lo tiraron al piso y lo llevaron a la comisaría aunque fuera menor,
“justo había terminado de leer el libro sobre
Luciano Arruga y la verdad que la flasheé, estaba re asustado pero pude llamar
a mi viejo que me fue a buscar y cuando llegó los policías se hacían los
buenos, fue horrible la verdad”.
No sólo tuvieron malas experiencias con la
policía y obstáculos, también nos cuentan las aventuras que viven cuando
dibujan, las cosas buenas que les genera ese amor por lo que hacen. Mucha Murga
recuerda que “el día de la luna roja,
en el pasaje Dardo Rocha estuvimos toda
la noche ahí arriba pintando y la verdad que estuvo re piola, después bajar y
ver tu laburo ahí arriba es increíble”.
La entrevista va terminando y les preguntamos
a los chicos sobre la importancia de intervenir en el espacio público con sus dibujos, “la idea es que los vean los demás, que
no quede en tu casa en un cuadrito”, nos comentan. Y ante esta
posibilidad de estar en la calle y poder expresarse salen distintas opiniones
sobre la reglamentación de la protesta, Camper comenta: “hay protestas de todo tipo, hay cosas que para mí son para salir a
protestar pero otras no tienen mucho criterio” Mucha Marcha por su parte
opina que:“ Protestar es un derecho, para
mí si cierta parte de la población
reclama nos influye a todos, si algo anda mal no es ‘manéjate pero no me rompa
las bolas a mí’, vos también sos parte”.
Y así se fue una tarde más, con el dibujo a
casi terminar, nos despedimos y continuamos nuestra caminata, ahora sabiendo un
poco más sobre esos graffitis que vemos al pasar. Y seguimos así, en la
búsqueda de otras historias, de gente que en su vida cotidiana hace cosas
maravillosas que vale la pena seguir conociendo.
Por Juliana Arias
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