Este inicio del año dejó en evidencia una
vez más, el cerco mediático al que estamos expuestos como sociedad cuando los
grandes medios de comunicación deciden omitir, desvirtuar, sesgar determinada
información.
No hubo “último momento” ni “urgente” cuando
200 uniformados invadieron el Pu-Lof en resistencia de Cushamen (Chubut), dejando a las claras la cacería al estilo
colonial que vive el pueblo mapuche por defender sus territorios ancestrales de los intereses
empresariales, en este caso, de la familia Benetton. Represión y criminalización
para el pueblo mapuche, por las fuerzas policiales y por los medios de
comunicación hegemónicos.
No hubo tampoco “último momento” ni
“urgente” cuando se reprimió a los trabajadores de Artes Gráficas Rioplatense
S.A. (AGR-Clarín). Tampoco se difundió el cartel en la puerta en el que se
anunciaban los 380 trabajadores despedidos. No hubo espacio tampoco para
denunciar que Infantería y Gendarmería no tardaron en llegar al lugar, muchos
menos para informar que los trabajadores ocuparon la planta resistiendo los
despidos.
Por si no alcanzaba la omisión, el miércoles
25 de enero, el cerco se transformó en muro. Los despedidos en AGR-Clarín plantaron
sus banderas en la calle San Juan y 9 De Julio frente a canal 13 para continuar
su reclamo. Durante el rodaje del noticiero del 13 no hubo mención alguna de la
movilización que estaba a tan solo unos metros de su estudio.
Enero también trajo represión para lxs
trabajadorxs del barrio de Once. El conflicto con lxs
manterxs terminó entre balas de goma y gases lacrimógenos. Para
lxs funcionarixs de la Ciudad el operativo policial, que contó con más de 200
agentes, fue por la “recuperación de la vía pública”.
En todo este contexto, resurge el proyecto
de baja edad de imputabilidad. Debate que nunca pasa de moda y discurso que en
tiempos electorales toma fuerza. Gran parte de la sociedad, con prepotente
protagonismo de los análisis sesgados y de derecha que promueven los medios de
comunicación hegemónicos, considera que la solución al problema de la
“inseguridad” se revierte con más mano dura y lxs primerxs en caer siempre son
nuestrxs pibxs.
La demanda punitiva pareciera ser la receta
más efectiva. Nadie habla de qué es lo inseguro, pareciera que la represión y
el despojo territorial a los pueblos originarios, los miles de despidos, el
recorte presupuestario, los casos de femicidios que no paran de aumentar; y tantos otros delitos no denotan una gran
inseguridad para la sociedad.
Callan. Omiten. Sesgan. Cuando hablan
criminalizan. Cuando no hablan, intentan negar que en la vereda de enfrente hay
tanta injusticia. Pero también tanta lucha y resistencia que no se pueden
ocultar, dan el batacazo. Como Clarín con sus discursos de odio cuando titula
con total impunidad, refiriéndose a Facundo Jones Huala: “El mapuche violento que le declaró la guerra a la Argentina y Chile” un
análisis tendencioso que no busca más que confundir y criminalizar. Intentan
vincular a Facundo Jones Huala con “movimientos terroristas” y lo acusan de “guerrillero” tejiendo un
“enemigo” en común cuando señalan que está acompañado de la abogada de Milagro
Sala. Qué significa para Clarín ser “guerrillero”, qué representación tienen
del pueblo kurdo, qué significa para este medio hegemónico Milagro Sala. No nos
olvidemos tampoco de La Nación, que también dio sus aportes tendenciosos,
cargados de odio y racismo, desde un posicionamiento del “orden jurídico”, para
satisfacer y argumentar los intereses que representan.
Pero desde el arranque del año, explotaron las diferentes redes sociales. Al
cerco hay que saltarlo, derribarlo. Ya no estaban solxs lxs que resisten en
Cushamen, ni los trabajadores de AGR-Clarín, ni lxs manterxs de Once, porque
diferentes organizaciones sociales, gremiales y medios populares llegamos para
solidarizarnos. Como era de esperarse la opresión no fue noticia para los
grandes medios. Pero sí lo es para los
medios populares y alternativos, que somos los que inmediatamente nos acercamos
a los lugares, explotamos las redes y las herramientas que tengamos a nuestro
alcance para denunciar, para visibilizar lo que está pasando, porque la
comunicación es un derecho, no una mercancía.
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