En un país de heridas, donde nunca se las cierra
Ya pasaron casi diez
años de “Cromañon”, casi diez años de que 194 personas murieran en un recital
de Callejeros. En todo ese tiempo, ¿qué nos dejó “Cromañon”? A los músicos
presos, a los principales responsables políticos ocupando cargos
representativos y a una sociedad que al pasar el pánico se olvidó del 30 de
diciembre.
Cromañon era un
boliche que estaba hacía casi un año en funcionamiento, todos los fines de
semana se realizaban recitales. Callejeros tenía previsto 3 fechas para cerrar
el año: 28, 29 y 30 de diciembre, una por cada disco.
La noche del 30, en
el arranque del show, alguien encendió una bengala que produjo un incendio, debido
a que parte del techo estaba cubierto por una “media sombra” y sobre ella había
colocada espuma de poliuretano que, en contacto con el fuego, emanó cianuro de
hidrógeno y dióxido de carbono.
Esto desató el caos total; sumado a un corte de luz y la
desesperación de la gente al intentar salir y darse cuenta que las puertas de
emergencia estaban cerradas con candado y alambre, que los matafuegos estaban
vacíos y que no se veía absolutamente nada. ¿Quién fue el responsable de esto?
El poder judicial
–cuesta llamarlo “justicia”- entendió que los responsables, además de
funcionarios públicos, eran los músicos. Sin embargo, Aníbal Ibarra, jefe de
gobierno porteño en ese momento, fue el mayor responsable político de Cromañon.
El primero de enero, mientras los pibes estaban entre la vida y la muerte, él prefirió juntarse con la cámara de empresarios
bolicheros, para planear cómo salvar su pellejo ante esta situación.
Hoy Aníbal Ibarra es legislador de la Ciudad Autónoma de
Buenos Aires, luego de haber sido destituido por juicio político hace 7 años.
¿Pero debería nuevamente estar ocupando un cargo político? Nada se lo prohíbe.
Son las desigualdades de este sistema.
Casi justicia
social
Desde el 20 de diciembre de 2012 los
músicos de Callejeros se encuentran privados inconstitucionalmente de su
libertad en el penal de Ezeiza. Inconstitucionalmente, ya que están cumpliendo
la pena sin la doble instancia por parte de dos tribunales distintos - el
derecho al doble conforme- que corresponde a cualquier procesado.
Callejeros tuvo una sentencia
absolutoria, emitida por el Tribunal Oral Criminal N° 24, en agosto de 2009, y
una condena, por la Sala III de Casación, emitida en octubre de 2012, integrada
por Riggi, Ledesma y Catucci.
Riggi fue denunciado por el CELS por
intento de soborno para favorecer la situación procesal de Pedraza y otros imputados
por el asesinato de Mariano Ferreyra. Catucci, por su parte, realizó
interpretaciones inconstitucionales en el caso “Carrera” ya que violentó el
principio de inocencia al inferir que el silencio del imputado era razón para incriminarlo.
En
manos de estos jueces fueron responsabilizados como
autores de "incendio culposo seguido de muerte en concurso real con
cohecho activo en calidad de partícipes necesarios", Patricio Rogelio
Santos Fontanet, y Eduardo Vázquez, cantante y bateriasta
respectivamente de la banda Callejeros, condenados a 7 y 6 años.
Los restantes músicos: Christian Eleazar Torrejón, Juan A.
Carbone, Maximiliano Djerfy y Elio Delgado fueron condenados a 5 años de
prisión. También condenaron al escenógrafo, Daniel Cardell, a 3 años y al ex
manager de la banda, Diego Marcelo Argañaraz, a 5 años.
Bajo la misma
figura penal de Callejeros, fue nuevamente condenado
Chabán, pero le
redujeron la pena (antes se le imputaba incendio doloso seguido de muerte con
una condenado a 20 años de prisión), y deberá cumplir 10 años y 9 meses de
prisión.
En cuanto a los responsables por parte del Estado sólo fueron
condenados: el ex subcomisario Carlos Rubén Díaz, a la pena de 8 años de
prisión e inhabilitación especial perpetua, por los delitos de incendio
culposo seguido de muerte y cohecho.
Por otra parte, a los funcionarios públicos, se los condenó por
el delito de "omisión de deberes de funcionario público en concurso ideal
con incendio culposo seguido de muerte". Éstos son Fabiana Fiszbin, ex
Subsecretaria de Control Comunal del G.C.B.A., a la pena de 4 años de prisión; Gustavo Juan Torres, ex
Director General de Fiscalización y Control, a la pena de 3 años y 9 meses de prisión; Ana M. Fernández, ex
Directora General Adjunta de la Dirección General de Fiscalización y Control, a
la pena 3 años y 6 meses de prisión.
La situación
particular de Diego Argañaraz, en términos judiciales, difiere de la del resto
de los músicos, ya que él sí fue condenado en las dos instancias. Otro de los
casos excepcionales, es el de Daniel Cardell, escenógrafo de la banda, a quien
también le cabía el derecho al doble conforme, pero ya cumplió el mínimo de su
condena – 8 meses- y se encuentra en libertad condicional. Lamentablemente, los
tiempos injustos de la justicia hicieron que cumpliese, de manera
inconstitucional, la pena impuesta, como culpable.
Actualmente los
integrantes de Callejeros, esperan en prisión que la Corte Suprema de la Nación
-sobre el dictamen de fondo- ordene a otro tribunal rever el caso, y esperar
una nueva instancia, como corresponde, en libertad.
Cinco de ellos
alojados en distintos módulos de pabellones comunes, y uno, Patricio Fontanet,
alojado en el programa PRISMA, -Programa Interministerial de Salud Mental,
dependiente del Ministerio de Justicia de la Nación- también en Ezeiza, pero
cumpliendo con un tratamiento psiquiátrico, a raíz de las secuelas y el estrés
post traumático de la tragedia.
De todas formas, entendemos que tanto a la banda, como a
su equipo de trabajo, no le cabría ninguna responsabilidad sobre la
habilitación de Cromañon, ni tenían capacidad de determinar las condiciones de
seguridad del local, el cual debería haber estado clausurado por el gobierno de
la ciudad de Buenos Aires. Tanto ellos como el público, concurrieron al lugar
con la presunción de que si estaba abierto, estaba en regla.
En Cromañón hubo un crimen. Hubo muertos
y no por casualidad. Es una consecuencia más del funcionamiento de la sociedad capitalista
donde reina la desigualdad. Por esa razón, Cromañón es un crimen social.
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Uno que nos devuelva la voz
Un grupo de
sobrevivientes de Cromañon decidió organizarse y alzar su voz frente a la
sociedad engañada por los medios masivos
de comunicación. Los cuales han dado la espalda durante mucho tiempo, vendiendo
otra realidad.
Bajo el nombre “No
Nos Cuenten Cromañon” intentan que la sociedad, la que parece no asumir a Cromañon
como algo que nos pasó a todos, entienda que esos 7 que están adentro tienen
que estar afuera y los que están afuera tienen que estar adentro.
El 30 de diciembre
del 2004 tuvieron que crecer de golpe, enfrentar a la muerte, a la tristeza. Mediante
actividades, marchas, concentraciones, este grupo de pibes intenta sacar a la
luz la verdad de lo que sucedió esa noche.
Y es así como,
utilizando nada más ni nada menos que letras de canciones de Callejeros
sintetizan su lucha: “Nos negamos esa noche a olvidar. Por los sueños que se
hundieron allá, y sobre todo por los sueños que vendrán. Que no se repita no es
una opción, es una obligación. De todos. Porque, aunque cueste entenderlo, o
sea más cómodo hacerse el boludo, sobrevivientes de Cromañon somos todos”.
TEXTO: Micaela Gómez Salvi
TEXTO: Micaela Gómez Salvi
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