miércoles, 13 de febrero de 2013

¡Carnaval toda la Vida!


Desde sus orígenes el Carnaval es una manifestación de la cultura popular. Ridiculizando la realidad, dándola vuelta, cuestionándola, siempre significa un momento en el cual el pueblo se expresa. El Carnaval se vive como una segunda vida, como si por un lapso de tiempo sus integrantes pudieran jugar a transformar el orden establecido mediante la risa y la actuación.
Otro Viento




Dentro del carnaval, la murga representa una de las manifestaciones más discursivas. En ella encontramos la burla, la crítica o la representación de la realidad mediante la palabra. Hoy en día, en las “Murgas Jóvenes”,  puede observarse temas de género, etapas de la vida, barrio, familia, dinero, pensamiento, transformación, la droga, el  racismo, la pobreza y la transgresión, entre otros, y por este motivo parecería necesario entrever que la murga intenta llegar a sus espectadores para brindarles una perspectiva diferente de lo que cotidianamente se naturaliza.
La estética, lo grupal y la profundidad de la letra, los modos de hacer humor riéndose de las propias ontradicciones sociales, son alternativas artísticas que forman opinión y sirven de contramodelos a otros tipos de discursos y tipos de expresión con el cuerpo. Es un producto cultural que puede contrarrestar la tinellización de la gente.

Desde este lugar cultural también se logra una función didáctica de la historia, de la poesía, de los valores, de la sensibilidad: aparecen nuevas formas de traer a escena temas como la política, la sexualidad o la religión; realidades que a veces causan controversia o son tabú para la sociedad, son expresados de variadísimas maneras en los tablados mediante los cuplés.  

Vale aclarar que la murga como expresión artística puede o no contener expresiones políticas explícitas en sus letras, la política en sí no es una condición, pero lo que no puede desligarse de ella es su carácter social. La murga muchas veces cumplió la función de poder trasladar al espectador de esa realidad que lo agobia, de hablarle de amores y amistades; el público puede sentirse identificado, puede reflexionar sobre temas de su actualidad, o puede simplemente llenarse de alegría por el ritmo, la letra y el color.

Se traslada mediante el espectáculo, su mente se abre a lo que escucha, y de esta manera, por más que su letra no sea explícitamente política, en su decir, en su expresión corporal, en su vestido, en su alegría, moldea la realidad, le da una forma particular, le trasmite valores propios de ese colectivo.   

El Pepe Mujica, en su reciente visita a nuestro país dedico bastante tiempo a hablar de la importancia que tienen los valores sociales internalizados para poder empezar un cambio de estructura, y expreso cómo hoy en día esos valores hablan del individuo, no de la sociedad, “la historia nos hizo individualistas” dijo, y nos recordó que el hombre es, por naturaleza, un animal gregario, colectivo, que nada es por sí mismo si está aislado de los otros hombres.

La murga, en su propuesta, devuelve un poco esa sensación de colectivo, porque su existencia, sus sentimientos y valores son compartidos, porque surgen del barrio, o de la barra de amigos que se juntaba a cantar, o del club. No pueden hacer otra cosa que reflejar valores de grupo.

Bertolt Brecht dijo que el arte no es un espejo para reflejar la realidad, sino un martillo para darle forma. Se podría decir que la murga como expresión artística es una viva imagen del arte cumpliendo su rol de martillo frente a  la realidad.  

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