Postinundación
A tres meses de la desidia en La Plata
La inundación del pasado 2
de abril en La Plata
dejó un sin fin de perjudicados que, con suerte, fueron asistidos en los días
posteriores a la torrencial caída de agua sobre la ciudad. Sin embargo, a tres meses, aún no hay precisiones
sobre los posibles responsables políticos y ni siquiera la propia ciudadanía
tiene una concisa respuesta sobre la cantidad de fallecidos y la identidad de
los mismos. Si bien en parte esta situación debería ser explicada desde el
Estado provincial, ¿por qué nadie habla de las responsabilidades municipales?
Desde que comenzaron las
investigaciones penales los medios de comunicación se propusieron, como ocurre
habitualmente, a confundir de alguna manera a la sociedad sobre cómo eran
encaradas las investigaciones para determinar las causas del temporal y el
número de víctimas. La primera cuestión fue dirigida al fiscal Jorge Paolini,
quien se encarga de hallar a los presuntos funcionarios responsables de la
precaria situación de obras públicas e hidráulicas con la que cuenta La Plata y que facilitaron que
la lluvia inunde las calles para convertirlas en ríos urbanos. La segunda
causa, era investigada por el fiscal Juan Cruz Condomí Alcorta, quien
recientemente dejó de lado la investigación luego de varias solicitudes para
que el fiscal se apartara. Luego de su retirada, la investigación de los
certificados de defunción de personas registradas en clínicas platenses quedó en
manos de Paolini, por lo que ambas causas quedaron en su poder.
Por otro lado, desde la Cámara de Senadores de
Buenos Aires se procedió a comenzar una investigación en diversas comisiones
para recabar información de todas las instituciones que participaron de la
asistencia en los días posteriores al temporal, y que finalizará con un informe
que cada sector debe entregar con sus respectivas conclusiones. La metodología,
además de esto, fue mantener entrevistas con los principales protagonistas como
el ministro de Seguridad y Justicia bonaerense, Ricardo Casal; el de Salud, Alejandro
Collia; el de Infraestructura, Alejandro Arlía; la de Educación, Nora De Lucia;
el juez de Garantías, Guillermo Atencio (encargado de supervisar a los fiscales
Condomí Alcorta y Paolini); el juez en lo Contencioso Administrativo, Luis
Federico Arias (denunció más muertes que las 52 oficiales), y el defensor penal
juvenil, Julián Axat (removido por la procuradora general María del Carmen
Falbo).
De igual manera, la Cámara de Diputados
conformó una comisión investigadora presidida por el diputado oficialista Raúl
Pérez para estudiar la situación, de la cual participa el ‘guardaespaldas
político’ y hermano del intendente Pablo Bruera, Gabriel. Si bien ningún
funcionario puede ser obligado a prestar declaración ante el Poder Legislativo,
se entiende por sentido común que si no hay cuestiones que esconder o
situaciones que no tienen una explicación razonable, ningún dirigente se
negaría a dar testimonio de los pasos que siguieron a la tragedia, ya que todos
desearían llegar a la verdad de lo ocurrido lo más pronto posible. Sin embargo,
el director de la morgue platense, Sergio Marano, no quiso asistir al Senado,
algo que los medios de comunicación pasaron por alto pero que días más tarde
retomarían con la negación de exposición política y mediática ante el Senado
por parte del propio intendente platense.
Luego de más de un mes del temporal, se pudo
evidenciar que las muertes oficiales no eran 52 como se dijo en un primer momento,
sino que ascendieron a 67 defunciones (Arias mantiene actualmente que él aún
registra más víctimas) provocadas como consecuencia del temporal. A este paso,
no extraña la falta de datos certeros, y menos cuando ciertos funcionarios
continúen en la negativa de contribuir a las investigaciones que se han gestado
desde diferentes dependencias.
El señor mudo
Pablo Bruera, intendente
de la ciudad de La Plata
desde el 10 de diciembre de 2007, sufrió en su cargo una de las tragedias más
grandes que atravesó la ciudad de las diagonales, y misteriosamente, su
respuesta no se corresponde con la realidad. En cuanto a los llamados que
recibió para declarar ante las investigaciones de la Legislatura , le
comentó a la prensa que “yo no tengo ningún problema en asistir, yo voy a
cualquier lado; pero me parece que lo más importante que se necesita es una
palabra técnica”. Sin embargo, aún lo siguen esperando.
Por estos días, el
funcionario platense es el más buscado por los vecinos, que lo apuntan como uno
de los principales responsables de la falta de obras públicas. Por su parte, el
jefe municipal desde el temporal sólo ha sabido sembrar dudas en la sociedad,
ya que después de enviar una publicitaria carta a la casa de los damnificados
pidiendo “ayuda” para levantar la ciudad e instalar un servicio de mensaje de
texto avisando la proximidad de “tormentas fuertes con ráfagas y caída de
granizo”, se negó a brindar declaración frente a los senadores bonaerenses, ya
que como informó Gabriel Bruera, el Senado no es un lugar en el cuál Pablo se
sienta cómodo para dar explicaciones, además de la casi patética respuesta de
argumentar que “le tiene miedo a la prensa”.
No es posible negar el accionar político y
cuasimafioso de los medios de comunicación, pero no brindar explicaciones ante
el Poder Legislativo, teñido supuestamente como un escenario objetivo ante la
inundación, no sólo genera la indignación de la sociedad que aún espera
respuestas de su intendente, sino que también genera dudas en torno al propio Bruera
para afrontar una situación, que como explicó y alertó en reiteradas oportunidades
la Universidad Nacional
de La Plata , no
se pudo prevenir totalmente pero sí se podría haber fomentado una prevención
estatal que brinde un mayor soporte de asistencia ante una catástrofe de estas
características, que actualmente desde el ámbito municipal se controla con el
Comité Operativo de Emergencia Municipal (COEM).
La falta de seguridad del
municipio pone un paño oscuro a un presente gris, porque remarca nuevamente las
críticas que se le han hecho a la gestión por ser un impulsor de las
inversiones hoteleras y edilicias que rediseñaron la ciudad desde su llegada. Probablemente
la justicia tenga razón en pedir tiempo para determinar a los responsables,
pero mientras el burocrático Poder Judicial investiga, relee y determina a
quien se va a culpar, el tiempo pasa y borra las falencias que nunca se
reconocieron pero están a la vista de todos. Un todos compuesto por ciudadanos
que más que indignados se encuentran avergonzados de no tener seguridad alguna,
ni consistencia política de cuándo se sabrán las perdidas reales del temporal y
cómo será la adaptación de una ciudad desprotegida. La Plata es muestra y se agrega a la larga lista de
ciudades bonaerenses, en las que se dice estar en buenas condiciones sociales mediante
eslóganes publicitarios engañosos, se derrochan millones, se pierde una batalla
iniciada desde el centro del poder político, se llora un camino sin retorno, y
finalmente, se reclama ayuda a quienes decían que iban a compensar meses atrás.
No hay comentarios:
Publicar un comentario